TRUJILLO VOLVIÓ A SER TRUJILLO
No nos creemos todos los cuentos del actual alcalde, Mario Reyna, pero sería mezquino no reconocer que la noche de anoche, la ciudad de Trujillo volvió a respirar cultura, lejos del chongo de otros tiempos, promovido por su misma autoridad, Arturo Fernández, hoy perseguido por la justicia.
Hace muy poco tiempo, nuestra Plaza de Armas era escenario para los delirios de una autoridad que no conocía límites en su verborrea, atacando frontalmente a todo aquel que no se sometiera a sus humores: un verdadero azuzador de conflictos, que transformó el centro de esta ciudad en un epicentro del desorden. En lugar de promover la cultura, su mandato se caracterizó por conciertos triviales que poco aportaban al patrimonio local. Más allá de su falta de interés genuino en la cultura, el exalcalde se dedicó a avivar disputas políticas, generando una atmósfera de enfrentamientos y caos en el corazón de la ciudad. Su legado: un espacio público fracturado y una comunidad sumida peligrosamente en la discordia.
Con el concierto de anoche, con motivo del cierre de APEC, se nos antoja creer que empieza a escribirse otra historia, por lo menos en el plano cultural, porque en sus otras dimensiones la ciudad es un desastre. “La paz ha regresado a la plaza”, comentó uno de los viejos vecinos, sin extrañar para nada a la díscola exautoridad. De pronto nuestra Plaza de Armar, ahora revitalizada y armoniosa, se ha convertido en el símbolo de un nuevo comienzo.
¿Será este el renacer que la ciudad necesita o solo un espejismo de cambio? Ver para creer.
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