PPK Y SU LABERINTO EXPRESS


Por: Johnson Centeno

Pensar por un momento que el todavía presidente PPK dice toda la verdad respecto de la controversia en torno a los pagos a su empresa Westfield Capital por parte de Odebrecht, es asumir ingenuamente que este viejito es un advenedizo en la política de nuestro país, tan caracterizada por la práctica de los aclares a destiempo con el fin de sacarte del mapa cuando no te pueden meter un cuchillo. 

PPK, no obstante, es un ducho conociendo los meandros estatales, lo cual le ha servido para afianzar su reputación en las finanzas al punto que no se concibe su desarrollo profesional alejado del Estado en los últimos 30 años. Westfield Capital pertenece a toda esa familia de empresas encargadas a terceros, off shores y ONG’s que sirven para camuflar dineros que vienen de intercesores, y que de no tener vínculos con el Gobierno, no se vería favorecida por las candorosas leyes de la oferta y la demanda. El día que se decida investigar estas andanzas de conocidos personajes públicos, será necesaria la creación de una Comisión de la Verdad que recomiende un estricto régimen jurídico para conectar con el Estado.

La Constitución, salvaguardando oscuros intereses de quienes prostituyen al Estado, dice claramente que los ministros no pueden ser gestores de intereses propios o de terceros ni ejercer actividad lucrativa, ni intervenir en la dirección o gestión de empresas ni asociaciones privadas. ¿No lo sabía PPK? Precisamente porque lo sabe es que desde un primer momento lo negó en todos los idiomas, gatillando esta coyuntura que lo ha puesto contra las cuerdas, máxime si ya tenemos a un ratero prófugo con enjuagues muy similares, y se han metido adentro a uno de los dueños de El Comercio, que ha desplegado toda su artillería mediática con el fin de apoyar su reemplazo o vacancia.

En este orden de ideas, pues, la dinámica de anoche de reportarse al pueblo vía un cuadro de periodistas televisivos fue su último recurso de intentar convencernos de que sus acciones privadas nunca no comprometieron su perfil público, a pesar que, salvo contadísimas excepciones, se constata que es una práctica muy común entre ministros, congresistas y principales funcionarios que encuentran en el Estado el mejor socio para afianzar sus inversiones. Todo en la más completa impunidad. Su descargo mediático ha sido el registro que necesitaba frente al virtual vacío de poder de estas horas, o si es que por alguna razón no llega al jueves, o si la sesión se frustra o manda solo a un abogado.

Es mi empresa pero no sé nada. Es mi socio pero no sé de sus andanzas. Nunca supe de la existencia de estos contratos. Son argumentos que no resisten el menor análisis viniendo supuestamente de la talla de un estadista, pero sí un lobysta, y de alguien que subestimó a toda hora la inteligencia de los peruanos. Intentar reducir su defensa a una cuestión jurídica de cara al plenario del jueves en el Congreso de la República es animar más todavía los aires caldeados en los grupos no fujimoristas, y afilar los dientes de los principales dirigentes naranjas. En el Congreso no se revisa cuestiones jurídicas sino políticas, y en esta cancha PPK lleva todas las de perder.

Wesfieldt esta vez le saldrá caro.

Comentarios

Entradas populares