CONSEJOS A ELIDIO ESPINOZA
Por Johnson Centeno.-
El alcalde de la ciudad de Trujillo, Elidio Espinoza, está dando palos de ciego desde que empezó su gestión, con escasas probabilidades de llevar a buen puerto el cumplimiento de sus principales promesas o de exhibir una administración medianamente eficiente al cabo de sus primeros 100 días. La gente, y cierta prensa, ya le está dando con palo, y un aire de descontento se ha instalado en el ambiente que respiramos. De nuestra parte, no somos devotos de dar patadas en el suelo al caído, a menos que se trate de un miserable o un estafador, así que elucubramos estos consejitos en buena onda.
1.- Despida en one a su gerentazo. Definitivamente no es alguien de fiar, y menos calificado para estar en la primera línea de acción. No dialoga, no convoca, no extiende la mano y no es nada simpático. No gerencia, en suma. Ese cargo es para una persona preparada en la teoría y en la acción de gerenciar. Apueste por una mujer, si es guapa tanto mejor. No tiene que buscar mucho, hay muchas faldas calificadas para concertar y librarlo de mayores burradas. Pero no se deshaga de él (le sabe varios anticuchos, vamos), mándelo a reordenar La Hermelinda, que allí sí se necesita ‘manu militari’, o a que madrugue haciendo ejercicios con los serenos y forme un cuerpo de élite para la ciudad.
2.- Forme pequeñas alianzas. La política no está hecha para llenarse de amigos (ya lo dijo ‘Crazy Horse’) así que será mejor que tenga una gestión de puertas abiertas que reciba a los más inquinosos de su administración y fuera de ella. Las tiendas adversas se cuentan con los dedos de una mano; si no puede ganarse a los más grandes, puede hacerlo con sus ‘pescaditos’, pero nunca los subestime. No crea tampoco que se va a ganar fácil a la burocracia heredada de APP, así que inicie una labor estratégica de incentivos a mediano plazo.
3.- Reúnase con Murguia. Definitivamente este dinosaurio tiene mucho que contar. Tómense un café en el Demarco cada quince días, y trate que toda la gente lo vea, mande la foto a Vea o a la revista del ‘mochero’. Eso sí, haga exactamente lo contrario de cuanto le aconseje en materia política. Este señor puede dominar muchas mañas (procedimientos, presupuestos, cómo sacarle la vuelta a la Contraloría, espantar inversiones, parchar pistas, etc.), pero no sabe gobernar. Es completamente dañino.
4.- Preocúpese de los niños y los jóvenes. Si todavía no la tiene clara en el transporte o la inseguridad ciudadana, aquí hay un tema pendiente que se lo vamos a agradecer: la formación de los niños y la empleabilidad de los ‘pulpines’ es el mejor remedio contra la delincuencia futura. Deles cultura, música, teatro, reparta libros, sáquese la mierda haciendo todo tipo de evento para los chicos y los más jóvenes. Probablemente ellos no votaron por usted (porque no tenían DNI o se los ‘compró’ el hombre de la plata como cancha), pero ellos le estarán muy agradecidos. Tenga por seguro que si mañana se lanza a cualquier cosa, allí tendrá un apreciable bolsón electoral.
6.- No intente imitar el cacicazgo de Acuña. El dinero que tiene el ‘Chato’, y el tiempo que lleva en la política, le permiten darse unos lujos que cualquier político provinciano no se puede dar. Sus periodistas, “académicos”, sobones, testaferros y amantes giran alrededor de su plata. Es un fenómeno para hacer dinero, y usted es una hormiga, y en la ‘real politika’ no basta “su simpatía y su carisma”. De paso ponga reglas claras en su familia, cuidado con el tráfico de influencias.
7.- Consígase un asesor de prensa ya! Gobernar es comunicar, ¿lo sabía? Me lo acaba de recordar el buen comunicólogo Richard Tapia, uno de los artífices de la victoria de Yamila Osorio, en Arequipa. Hoy más que nuncan los ciudadanos exigen que se les comunique las cosas del gobierno, no información con maquillaje de travesti, sino información como una herramienta de gestión. Marketing gubernamental, le dicen. Aproveche que el ‘loco’ Dante Ramos de Rosas se está rematando hace rato, y ahora mismo le sacaron una entrevista con la “Dama de las Camelias” en La Industria. Consiga una cita, preparen un plan y hágase amigo de los ‘mermeleros’. Eso sí, páguele lo justo (no como Chandu), y de vez en cuando consígale su hierbita para mantenerlo contento. Nos vemos en la recovatoria.
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