GERARDO CHÁVEZ: CASTAÑEDA SE ESTÁ VENGANDO DE VILLARÁN
Luis Castañeda pintó de amarillo los murales que se hicieron en el Centro de Lima durante la gestión de Susana Villarán…
Es una pena que nuestro alcalde se equivoque de esta manera: o está mal asesorado o no sabe nada de arte o es insensible. Estoy muy triste, muy apenado: algo así no debe suceder. Estamos privando al artista de su capacidad de expresarse. Además, estos murales no perjudicaban a Lima. Mire, el dinero que se ha gastado en borrarlos pudo destinarse a obras verdaderas: por ejemplo, el pintado de aquellas casonas que en verdad están descuidadas. Lima tiene tantas necesidades que preocuparse por unos murales que no la afeaban y hasta la hacían más atractiva no tiene sentido. Es más, si tanto le preocupa al alcalde cómo se ve Lima, ¿por qué no erradica los feos paneles publicitarios y comerciales que inundan la ciudad?, ¿por qué no borra las feas paredes pintadas con símbolos políticos o de antiguos y futuros candidatos? Estos son los verdaderos invasores de las paredes de la ciudad.
Castañeda sostiene que, al ser Lima Patrimonio de la Humanidad, estos murales atentaban contra la estética de un espacio protegido…
Para nada. Para empezar, estos murales se hicieron en paredes descuidadas, en edificios abandonados, en espacios banales. En segundo lugar, es falso que haya un único y supremo canon artístico: lo que puede resultar bello para usted puede ser horrible para otro. La belleza hay que sentirla, y si Castañeda no la siente, qué pena, es su problema, pero no puede arrastrar hacia lo que él cree a todos los limeños. Hacerlo es un error. El arte urbano viene del pueblo, de sus artistas y de su necesidad de expresarse.
Vive entre Lima, Trujillo y París. ¿Qué pasaría en Francia si el alcalde de París decide borrar sus murales con arte urbano?
Se le vendría el mundo encima, porque, en momentos así, todos los parisinos devendrían en artistas, y esto porque el arte es el alma de un pueblo. El arte, no lo olvidemos, es maravilloso, y hay que tratarlo con respeto, respetar su dignidad, porque, si hay algo que nos hace únicos y nos salvará, es la belleza.
El arte es estética, y también ética y vehículo de expresión…
Así es. Lo que yo veo detrás de las acciones de Castañeda, quien es mi amigo, es su rivalidad con Susana Villarán: él no está borrando murales, sino las cosas buenas de la gestión de Villarán. Lo mismo está haciendo en el Mercado de Santa Anita, con la reforma del transporte. Es más, más que rivalidad, yo veo venganza, y que perjudica a todos los limeños. Hoy nuestro arte ha sido humillado, aprisionado.
Al reconocido pintor Fernando de Szyszlo tampoco le gustaban los murales y aprobó que los borrasen…
Es una pena que Szyszlo se manifieste de esta manera, y, si defiendo los murales, es porque soy partidario de la libre expresión. Antes él ha sido partícipe de luchas ciudadanas, pero hoy está equivocado. Ahora, ya le dije, yo defiendo la libertad de expresión, y si así piensa Szyszlo, pues hay que respetarlo. Lo que no podemos hacer es imponerles a los demás nuestros gustos.
Castañeda justificó su decisión de borrar los murales porque uno había sido hecho por un simpatizante del Movadef…
¿Y por qué borrarlo todos?
En este contexto, Castañeda firmó un acuerdo con Art-Lima, acuerdo que generó una enorme protesta de parte de muchos artistas, a tal punto que varios decidieron no participar en ella. Art-Lima dio marcha atrás y ya no quiere el auspicio de la municipalidad, pero el daño está hecho: la mayoría de artistas no volverá a la feria…
Yo también me hubiera bajado del coche. Es una falta de respeto para el artista lo que hizo Art-Lima. Al firmar ese acuerdo fallaron, les faltó tino, no supieron decir ‘no’.
¿Castañeda quiso lavarse la cara con este acuerdo?
Al borrar los murales, Castañeda humilló a todos los artistas. Mi impresión es que no sabe de cultura, de arte, de ferias artísticas. Lo que ha hecho con el programa cultural de la gestión anterior indica, de alguna manera, que quiere un pueblo sin cultura. Castañeda no sabe qué hacer, y su desconocimiento nos perjudica.
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