EL RECTOR NO UNIVERSITARIO
Por Johnson Centeno.-
Hace tiempo quería escribir este artículo. Mis andanzas medio cercanas en algunas pocas universidades me llevan a expurgar algunos demonios tan típicos de las máximas autoridades académicas, públicas o privadas. Cualquier parecido, ya saben.
El rector no universitario es aquél que llega al cargo acompañado de una horda de querubines electoreros a quienes ha prometido, en campaña, firmar en one la factura de sus futuros despachos. Dicha horda, es de esperar, ocupará sitios de influencia dispuesta a llevarse hasta el sencillo. Plata como chancha.
El rector no universitario es también aquél que se deja llevar por grupitos sin líder conocido, que prometen sumisión mientras el rector se mantenga en el poder, alabándolo engañosamente. El elegido estará obligado, entre otras cosas, a taparse la nariz durante su periodo, mientras los suyos actúan (en mancha, como saben hacerlo desde siempre). Aquí no pasa nada, dirá a boca pelada.
El rector no universitario es aquél que antes del primer año de su mandato exige que su cargo se escriba: “Rector”, pues “rector” se confunde con “huevón”, y él quiere diferenciarse.
El rector no universitario no pocas veces es un “académico” (entiéndase un profesor que ha escrito un par de libros y repite cosas que otros dicen, aunque con menor solemnidad), y aprovecha su “fama” para venderse en circuitos intelectuales de relativo importe. Incluso se meterá de literato, y hasta logrará escribir libros de cuentos con varios tomos. Es que el marketing es lo máximo.
El rector no universitario es aquél que se aprende de memoria citas bíblicas rebuscadas para recitarlas en las ceremonias de graduación, frente a los padres de familia. Suena bonito, y enternece. Palabras divinas al viento. Amén.
El rector no universitario es aquél que siembra la intriga entre los suyos, obligándole al chisme barato en horas de oficina. Quiere saber quiénes están con él, quiénes en contra, y se goza cuando indispone unos contra otros, pero él siempre gana. Por eso, algunos lo llaman “Maestro” o “Número 1”.
El rector no universitario es aquél que hace que celebren sus cumpleaños a lo grande, incluso pueden cerrar el tráfico por todas partes. Y el chifita es el plato de fondo, donde recibe besos y abrazos, y donde los invitados son sus principales lameculos que circulan en larga lista, con nombres, firmas, y aportes. No, no, tú no vas porque no están en la lista, man, para la próxima hablo por ti, ok, el que sigue...
El rector no universitario, antes de su flamante cargo ha fundado algunos círculos de estudio sobre su materia cuya influencia no sobrepasa el centro cívico, pero donde reina como una lady. Antes los convocaba, regalaba libros, excitaba. Ahora los desconoce, no los atiende, salvo 5 minutitos, “pero que sean cinco minutitos por favor que estoy despachando”, le dice a su secretario peinadito. Cuando lo desaforen del cargo, volverá a convocarlos, fresquísimos. Redactemos nuevo estatuto, muchachos, conferencias, seminarios, debates, mesas redondas. Vida académica venid a mí!
El rector no universitario se inventará amantes por doquier, vaya a ser que duden de su sexualidad, y esa no es buena fama, prefiere seguir en el clóset, y prefiere regalar autos, departamentos, y viajes al exterior. Total, lo pagan los alumnos.
El rector no universitario se ha dejado ganar por los millones, algo que nunca pensó; ha aprendido a olerlos, a jugar con ellos, a masturbarse con ellos, a ver cómo la gente sonríe y pelea por ellos, y escribe un artículo en la prensa sobre la reforma universitaria, la calidad total o el Estado de Derecho. Así se siente mejor. Ayer proletario, hoy burguesía, le recordará uno de sus viejos coetáneos. Y que la universidad siga caminando.
El rector no universitario coleccionará cientos de excusas para no dejar el cargo. La universidad es su iglesia y palacio a la medida. Que los demás sigan trabajando, si hay reelección cerraré los ojos de nuevo, me taparé la nariz, me rebajaré el sueldo, me tiraré al suelo si quieren… Oh, no, mis libros, mis zapatos, mis amigos, mis amantes, mis hijos...
El rector no universitario es aquél que trastoca las normas fundacionales que sostienen la universidad, que perturba su cuerpo y esencia “(que están) jaladas por la necesidad de hacer caja a como dé lugar… y (hacer) crecer la clientela. Hay universidades cuya finalidad central es tener una fuerza política y entroncarse con los partidos políticos o de hacer dinero con inconfesables propósitos personales o familiares” (Guillermo G. Guerra, Diario La Industria).
Comentarios
d.f.
felipe rodriguez.- unt
saludos cordiales.
luis argomedo carft.
La Molina- Lima
gnoy_366@yahoo.es
Espero que en próximo artículo, los identifiques con nombre propio (algunos están muy cerca) como lo hace César Hildebrandt y sus periodistas en sus valientes crónicas.
Edwin Sevillano Altuna
Past Decano del CALL