IMARPE: LA CAÍDA DE UN MITO
Por Carlos A. Bocanegra García *
La mortalidad masiva de
aves marinas y de delfines ocurridos en el litoral norte del Perú, ha
constituido la gota que rebasó el vaso o dicho de otra manera ha puesto descubierto
lo que era de público conocimiento en las aulas universitarias, en las caletas
y puertos de pescadores de que el IMARPE no era más que el instituto de la
“anchoveta” y que ahora se ha sumado a ser vocero no técnico. Aquí los
argumentos que me permiten sostener mi opinión.
Primer mito: “Desde su
creación, en 1964, la misión del IMARPE ha sido la de estudiar el mar y su
biodiversidad; evaluar los recursos pesqueros, ofrecer información y auditoria
en las opciones de manejo de pesquerías, acuacultura y protección del medio ambiente
marino. Como una de sus principales tareas, el IMARPE desarrolla investigación
aplicada en los impactos del Fenómeno El Niño sobre los recursos marinos”.
Veamos cuánto de esta
declaración se ha cumplido o llevado a la práctica. Si bien es cierto que la
naturaleza es dinámica y compleja, también es cierto que han pasado 48 años y
no tenemos un conocimiento amplio del mar y su biodiversidad, debido a que no
se ha mantenido líneas de investigación definidas y por el contrario se han ido
cambiando de acuerdo a las políticas gubernamentales y no científicas. La
evaluación de los recursos pesqueros se han centrado principalmente en las
pesquerías que sustentan las producciones para la exportación y poco o nada de
los recursos que sustentan las pesquerías artesanales y los de subsistencia
para amplios sectores de la población costera litoral. La información
científica llega desfasada, basta revisar su página en el internet para darse
cuenta. Sobre las opciones de manejo no se conoce alguna realizada a la fecha.
De la protección del medio ambiente
marino, sólo talleres y conferencias, pero en la práctica no se conoce de
ningún ambiente acuático recuperado y por el contrario la contaminación marina
se encuentra en un increíble ascenso (véase Chimbote). Su principal tarea se ha
centrado principalmente en dar cuenta de los impactos más de prevenirlos.
Segundo mito: “Dentro de la política del actual
gobierno, la investigación científica que realiza el IMARPE, constituye la
clave para el desarrollo de la Pesca Artesanal y la Acuicultura Sustentable,
así como su contribución para la Sostenibilidad de la Pesca Industrial, rubro
en el cual el Perú ocupa una importante posición a nivel mundial”.
De qué desarrollo sustentable estamos
hablando, cuando el IMARPE no realiza pronunciamientos científicos públicos que
impidan que se revierta o disminuya la
característica del sector pesquero que es el extractivismo que no perdona nada
del recurso y privilegia la corrupción (subvaloración del pesaje, evasión de
impuestos, cuotas incumplidas entre otras perlas). Por otro lado durante el
periodo de enero a marzo del presente año el Imarpe realizó evaluaciones con
cruceros para evaluar la biomasa de anchoveta, llegando a conclusiones de que
las cuotas de captura para el periodo abril a setiembre del 2012 debería ser de
2,9 millones de toneladas (fracción pescable) la pregunta es, si ya ellos
conocían la anomalía térmica el cual reportan en el mismo informe de cuotas de
captura y sabiendo que esta anomalía tendría a
su vez influencia en la
disponibilidad de anchoveta como se demostró en los Niños 82-83, 97-98, por que
no se ha declarado en emergencia la pesca industrial de anchoveta?, ¿por qué se
sigue manteniendo las mismas cuotas de captura?. Esto es muy grave, pues si se capturase los 2,9 millones de
tonelas estimadas de anchoveta, se pondría
en riesgo todo el recurso anchoveta, por que para calcular la mortalidad total
se debe sumar la mortalida por pesca más la mortalidad natural, pero en las
actuales condiciones ambientales debe considerase la fracción de mortalidad por
anomalía térmica, que hace que el recurso migre o se profundice o muera. Todo
esto debe llevar a un estudio para el replanteamineto de las “cuotas de pesca”
del periodo abril a setiembre.
Tercer mito: “La presencia del
IMARPE a lo largo de la Costa Peruana y su contribución al proceso de
desarrollo regional y descentralización, se potenciará con la transformación de
los actuales Laboratorios Costeros en Centros de Investigación Regional (CIR)”.
Los actuales laboratorios costeros no son más que simples oficinas
tramitadoras de datos y la poca investigación que realizan depende de la sede
central lo cual los limita y conduce a la casi nula presencia científica y de
apoyo a las actividades de pesca local y regional, mucho menos a constituirse
en refentes sobre la problemática ambiental marina tal como ha ocurrido con la
muerte de las aves y delfines (algunos laboratorios costeros todavía siguen
“investigando” las causas de este evento anómalo), así mismo no se conoce opinión
sobre la erosión costera, que ocurre en sus naricez , y como si fuera poco opinan de manera sesgada sobre
la mortalidad de los delfines. Es increíble los argumentos que sustentan el
informe sobre este tema, por ejemplo dicen “Se puede concluir que esta mortandad no se encuentra asociada con actividades
humanas, al menos de manera directa, constituyéndose en un
evento fortuito producto de causas naturales”.
¿Cómo una institución científica puede
concluir basado en una muestra que no es confiable?, pues ellos mismos
reconocen que se analizó 2 ejemplares a quienes se les practicó la necrosia
respectiva. Si los delfines muertos se presentaron en Tumbes, Piura, Lambayeque
y La Libertad, cómo se explica que sólo se haya analizado 2 delfines de Lambayeque
y cómo es posible que con la logística que cuenta dicha institución no se
analizara más ejemplares?
Los biólogos y los científicos conocemos que
para que una muestra sea confiable debe ser representativa y adecuada, según el
informe del IMARPE, estos requisitos no se cumplieron por lo tanto no son ni
técnicas ni científicas válidas sus conclusiones. El informe señala además, que
“la gran mayoría de delfines muertos, fueron varados en fechas
anteriores al inicio de las referidas exploraciones” petroleras. Sobre esto, no mencionan
la fecha de inicio de las operaciones exploratorias y lo peor aún es que se
basan en un análisis fotográfico para llegar a esta conclusión. Es realmente
inaudito viniendo de una institución científica.
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Biólogo Pesquero, docente principal de la
Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Nacional de Trujillo.
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