CUSCO
Por Willy Quevedo
Una reciente visita a la ciudad imperial me dejó varias
reflexiones.
Se respira tranquilidad y paz social. Casi no existe
delincuencia.
Me llamó la atención que todos los turistas pagan por
adelantado los gastos de los tours y nadie se queja por alguna estafa.
Un espectáculo aparte son los guías. Egresados de seis
centros de formacion profesional destacan por su elocuencia. Presencié un duelo
verbal entre dos colegas acerca de la interpretacion de un libro de Garcilaso
de la Vega y terminaron brindando una clase de psicoanalisis.
No existen malls ni multicines. Parece que es por falta de
espacio.
Los terrenos cerca a la Plaza de Armas son carísimos. La
mayoría de ellos le pertenecen al Arzobispado. Lo que más abunda son los restaurants
de tres tenedores, las joyerías y las boutiques exclusivas.
Actualmente se erigen 5 edificios de 12 pisos. Serán
viviendas en lo más alto de la ciudad.
Aguas calientes es el pueblo antesala de la
ciudadela de Macchu Picchu.
Su nombre se debe a que ofrecen pozas termales que ayudan a
recuperar las fuerzas luego del agotador esfuerzo físico que significa la
travesía a la maravilla del mundo. Enclavado entre 5 montañas llenas de
bosques, veo correr el río Vilcanota.
Es un lugar pintoresco de dos mil habitantes. Reciben
un promedio de 3 mil visitantes diarios y los atienden en sus decenas
de hospedajes y cafeterías.
Nunca olvidaré el sabor del mazapán preparado por las monjas
del Monasterio de Santa Catalina, ni la temperatura de la mesa de
sacrificios de Kenko ni la pureza del agua que brota de los manantiales de
Tambomachay.
El exito de Macchu Picchu como destino del turismo mundial
no solo es la majestuosidad de las edificaciones y la armonia del
conjunto con el cerro Huayna Picchu.
Llegar a este sitio ya es una odisea que se atraviesa en avión,
auto, tren y a pie. Además las escalinatas que ascienden y descienden provocan un
pánico a los precipicios y horror al vacío.
Por lo tanto, la visita a la ciudadela se convierte en un
desafio personal que emociona y siente felicidad cuando se ha logrado la meta
de terminar el recorrido.
Es una experiencia unica que pone a prueba nuestra serenidad
y sensibilidad ante tanta belleza.
En conclusión, es un gran orgullo que Cusco sea peruano.
Vale la pena pisar esta tierra que te llena de energía.
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