NAVIDAD ENTRE GALLOS


Liberación Nro. 1688, sector Gran Chimú, casi fin del mundo. Aquí vive la señora María Valverde, en una de las más modestas casas de esta cuadra alejada del distrito El Porvenir, cerca del Colegio José María Arguedas, a 20 minutos del centro de Trujillo.

Cuando hablé con ella por teléfono imaginé que era una señora gorda, con algunos años de más, con la vitalidad de una dirigente del vaso de leche. El día que fui a verla para hacer las coordinaciones del evento, me encontré con una señora menuda, flaquísima, con un niño en brazos y otro colgándose de su falda. Ella también pensó que yo era “un tipo más viejo”, me dijo entre bromas. El niño que lleva en sus brazos es su único hijito, me cuenta, y el segundo es hijo de su hermana que falleció.

En lo que no me equivoqué con doña María fue en su capacidad para movilizar a sus vecinos y sus niños (uno no termina de asombrarse de la cantidad de hijos que acostumbran tener por estas zonas de pobreza). Acostumbrada a sacar fuerzas de flaquezas, ‘peinó’ esa misma tarde todo su sector repartiendo tickets que ella misma elaboró para el reparto de juguetes que sería al día siguiente. El punto de encuentro sería su pequeña casa, pero el evento en sí sería en un mini coliseo de gallos a media cuadra de la misma, local facilitado por el señor Contreras, que amablemente nos cedió el lugar apenas le conversamos. El “coliseo”, en realidad, es un campón acondicionado para las peleas de gallos los días domingos, con apuesta y chela obligada.

En medio del descampado hay dos remolinos de cemento con sus graderías donde se desarrollan las luchas galleras. En uno de ellos, donde normalmente corre sangre animal y revolotean las plumas y las navajas, hemos acordado sea el escenario para el reparto de los juguetes a los niños. La maestra de ceremonias es mi vieja amiga y socia Nataly Angelats, quien con toda nobleza (tan linda) se ha ofrecido para animar como sea a los pequeños. A la hora que escribo esto no me han enviado las fotos, pero espero poder colgarlas luego donde ella aparece oficiando de dalina, bailando y saltando confundida con los más chiquitos, con su gorrita tan mona.

Cada niño o niña participante (en canto, baile o adivinanzas) se gana su premio con todo derecho; regalos enviados por cortesía de Carmen Vegas (¿qué es de tu vida?), Moni Honores y Grety Angulo. Yo además he separado uno grandecito que compré esa misma mañana, que espero poder regalar a un niño especial, que tenga algún encanto, no sé, pero que sea para alguien especial, me digo.

Me quedo sorprendido con la facilidad de Nataly para conectar con los niños; las madres, como la ven rubia, piensan que es una dalina de verdad, y yo me apuro en decirles que, efectivamente, nuestro grupo la ha contratado para la ocasión, pero ella ha preferido no cobrarnos nada, no esperando menos por su gran corazón. La emoción de los juegos ha hecho que nuestra dalina adjudique, en algunos casos, regalos por partida doble, ante la protesta de las madres del auditorio.

Efectivamente, al juzgar por el hecho de que una madre carga entre sus brazos 5 regalos para mujercita, y dada las protestas generalizadas, se concluye que su única hija, una espigada niña de unos 10 años, ha tenido cinco rondas con la dalina, ya sea cantando, recitando, o bailando (con diferente vestuario, con gorrita o sin gorrita, pero siempre ella misma), sorprendiendo a todos, especialmente a Nataly Teresa, que luce confundida intentando reconocerla. “Ay, el amor/ cosa tan rara/ cuando lo añoras, pronto se aleja/ ay, el amor…”, canta la mocosa. Aplausos, pide Nataly. Abucheo general. Qué roche, doctora.

Yo sigo buscando a ese niño especial para ofrecerle mi regalo, y no aparece. Son como 80 los niños que ha llegado al galpón, sin zapatos, llenitos de tierra. Llegan viejitas que traen chibolos de dos en dos, los nietos de la casa, que al menor descuido zafan de la abuela y se pierden en el alboroto. 40 minutos de juerga y ya todos empezamos a sudar. Las mismas canciones, los mismos poemas, las mismas ocurrencias. El polvo, que es un invitado que nunca se anuncia, junto con su mejor amigo: el sol inclemente, empieza a tostarnos y adormecernos de más. Se inicia el reparto protocolar, agüita por favor. Afortunadamente alcanzan regalos para la mayoría.

Una madre de familia, que nos ha estado observando de lejos, se me acerca diciendo que la próxima vez debo marcar con plumón el brazo de los niños para no repartirles doble y evitar que nos hagan el avión. ¿Marcarlos?, pregunto sorprendido, ¿acaso son ganado, señora mía? ¡Son niños, por Dios!

Valgan verdades, es costumbre marcarlos en los diversos repartos que se organizan en este populoso distrito. César Acuña, el alcalde de la ciudad, me cuentan, acostumbra repartir miles de juguetes en diferentes zonas pobres de la ciudad, donde todo lo que entrega lleva su cacharro, y solo falta un muñequito que diga, con mote incluido: “Hola, mi nombre es cesitar acuña, cuando seas grande votas por mí, sip, o sino votas por mi hijito pal parlamento, recuerda: marca siempre Alianza pal Progresooooo…!”. La gente de Acuña no solo reparte tickets para sus chocolatadas… marca a los niños en sus brazos. Qué indignación.

Me ha llamado mucho la atención cuatro niños que han venido a última hora, rodeando a uno un poco mayorcito de pelo amarillo. Es el líder. Están un rato mirando de soslayo, desconfiados, luego arrancan sin ningún regalito. Algo parecen murmurar entre dientes, como maldiciendo. No quiero pensar que así se anidan los antisociales de este distrito, pero no sería novedad: el abandono y la ignorancia –está comprobado- afianzan el resentimiento y las malas costumbres. No por nada El Porvenir es el kindergarten de lo mas rankeado del hampa liberteña (marcas, sicarios, asaltantes), especialmente de delincuentes menores de edad. Otro detalle que llama la atención a cualquier visitante es cómo, entre tanta pobreza, uno se topa con casas que tienen las siguientes características: material noble, mayólicas exteriores y lunas polarizadas. Con seguridad ahí mora algún sujeto con deudas a la justicia. No lo digo yo, sino el taxista que se ha arriesgado a traernos hasta aquí.

Con todo esto y a pesar de todo, creo que es la fiesta más bonita que hemos tenido hasta el momento. Todos se despidieron con una sonrisa. Eso es lo importante.

Al final de todo, Gheraldine, la cuñada de doña María, me habla de sus sobrinos y le entregamos los pocos juguetes que han sobrado. Para ellos y para los niños de la señora que amablemente nos apoyó en la convocatoria. Gheraldine (me gusta como suena ese nombre), nos cuenta que tiene un hermanito de 4 años, que es autista, y que me hizo recordar al hijo de mi buen amigo Dante Ramos, que adolece del mismo transtorno infantil.

¡Al fin! creo que es el niño que andaba buscando, le digo sonriendo. “¿Y cómo se llama tu hermanito?”, le pregunto.

Se llama Jesús”, me responde.

¡Feliz Navidad para todos!



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
le gusto mucho a mi corazon, adivina adivinador. dios los bendiga y FELIZ NAVIDAD. anilu
Anónimo ha dicho que…
mis saludos especiales a esta hora, acabo de ler velozmente la rconica. felicitaciones. un abrazo . mario g, b.
Anónimo ha dicho que…
GRacias mchas gracias por la informacion mis queridos amigos, que el nuevo año les sea duradero en felicidad.

Att. enrique conrado, piura siempre!!!!
Anónimo ha dicho que…
Hola recien me levanto jajajaja... buen post navideño que todo sea felicidad en estas fiestas y exitos adelantados para el nuevo año. abrazozzzzz....... feni
Anónimo ha dicho que…
jc: buenos deseos y buena vibra hermano!! toño zelada.-

Entradas populares