ECCE HOMO

Por Dante Ramos de Rosas
La primera vez que Ewing Leyva –compañero intelectual y ex alumno de la Facultad de Educacion en la UNT como quien escribe- vio y escuchó al Dr. Gilberto Cabanillas Barrantes exclamó para sus adentros reconditos y asombrados: “Quién es este hombre?”.
Fue la misma expresión que tuve cuando escuché de boca de mi profesor de lógica en las aulas de Derecho el desfile filosófico de estelares del conocimiento y de la ciencia como Platón, Hegel o Bunge.
Esa era la cualidad máxima del “pichón” Cabanillas: el hacer sentir a su alumnado que esos pensadores eran tan o más importantes en nuestras vidas que cualquier actor de cine o político de nota por una sola y sencilla razon. Ellos han venido definiendo el curso o devenir de la humanidad desde hace siglos. Y ello incide en nuestras rutinas a cada segundo.
El año 2007 lo visité en su cubículo en la UPAO y allí me enteré cómo se le ganó la elección para Rector. Me confesó cosas increíbles y propias de un menú indigno de pasolini o bertolucci. Su juicio era frío y metódico aunque no resignado. Aún iba a dar pelea.
La primera vez que Ewing Leyva –compañero intelectual y ex alumno de la Facultad de Educacion en la UNT como quien escribe- vio y escuchó al Dr. Gilberto Cabanillas Barrantes exclamó para sus adentros reconditos y asombrados: “Quién es este hombre?”.
Fue la misma expresión que tuve cuando escuché de boca de mi profesor de lógica en las aulas de Derecho el desfile filosófico de estelares del conocimiento y de la ciencia como Platón, Hegel o Bunge.
Esa era la cualidad máxima del “pichón” Cabanillas: el hacer sentir a su alumnado que esos pensadores eran tan o más importantes en nuestras vidas que cualquier actor de cine o político de nota por una sola y sencilla razon. Ellos han venido definiendo el curso o devenir de la humanidad desde hace siglos. Y ello incide en nuestras rutinas a cada segundo.
El año 2007 lo visité en su cubículo en la UPAO y allí me enteré cómo se le ganó la elección para Rector. Me confesó cosas increíbles y propias de un menú indigno de pasolini o bertolucci. Su juicio era frío y metódico aunque no resignado. Aún iba a dar pelea.
En esa época le dije que estaba un poco desanimado de algunos aspectos propios y él me dijo de golpe: “Léete a Hegel”. Así lo hice y en la librería peruana del Jr. Pizarro en Trujillo encontré un único ejemplar de Hegel comentado que me costó carísimo pero invertí mi tiempo y dedicación confiado en la palabra del maestro.
Hegel me llenó en el vacío en el que nadaba y eso es algo que siempre recordaré.
Cómo olvidar sus clases donde se navegaba de la filosofía a la internet, o del espectáculo hacia la política mundial, tantos y tantos temas dominaba.
Cabanillas era una personalidad que a las chicas las pulverizaba y arrollaba. Pero no era un seductor. Su voz y mirada sí lo eran más. Él en sí era un tipo reservado y seguro de sí mismo. Hermano masón y destacado cuadro del apra norteño.
En 1991 ya había leído “El péndulo de Foucalt” de Umberto Eco y su erudición me pasmó por días. Cuando tuve de profesor a Cabanillas conoci a un simil universal. Eco en Trujillo. Y estaba al frente mío. El conocimiento total. Algo por lo que personalmente mato.
Para algunos disidentes del Apra su foja de vida cometió un gran error en 1991 al defender en el parlamento a Alan García Pérez. Cuando lo escuché me pareció brillante y digno.
Recuerdo que se refirió al discurso de Antero Flores Aráoz contra Alan como “un discurso zoológico”. Ironia fina y cruda.
Alan tuvo un abogado de lujo al cual no supo agradecer cuando pudo haberlo nominado para candidatear a la presidencia regional de cajamarca el 2006 y lo dejó de lado. Es que Alan no quería una estrella cultural más brillosa que la de él y su gris aura.
Hoy el maestro descansa en paz. Hegel no. Su mensaje está de pie como el arbol de la libertad que Hegel plantó en una universidad alemana.
Adiós Maestro único y grande!!
Hegel me llenó en el vacío en el que nadaba y eso es algo que siempre recordaré.
Cómo olvidar sus clases donde se navegaba de la filosofía a la internet, o del espectáculo hacia la política mundial, tantos y tantos temas dominaba.
Cabanillas era una personalidad que a las chicas las pulverizaba y arrollaba. Pero no era un seductor. Su voz y mirada sí lo eran más. Él en sí era un tipo reservado y seguro de sí mismo. Hermano masón y destacado cuadro del apra norteño.
En 1991 ya había leído “El péndulo de Foucalt” de Umberto Eco y su erudición me pasmó por días. Cuando tuve de profesor a Cabanillas conoci a un simil universal. Eco en Trujillo. Y estaba al frente mío. El conocimiento total. Algo por lo que personalmente mato.
Para algunos disidentes del Apra su foja de vida cometió un gran error en 1991 al defender en el parlamento a Alan García Pérez. Cuando lo escuché me pareció brillante y digno.
Recuerdo que se refirió al discurso de Antero Flores Aráoz contra Alan como “un discurso zoológico”. Ironia fina y cruda.
Alan tuvo un abogado de lujo al cual no supo agradecer cuando pudo haberlo nominado para candidatear a la presidencia regional de cajamarca el 2006 y lo dejó de lado. Es que Alan no quería una estrella cultural más brillosa que la de él y su gris aura.
Hoy el maestro descansa en paz. Hegel no. Su mensaje está de pie como el arbol de la libertad que Hegel plantó en una universidad alemana.
Adiós Maestro único y grande!!
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