CHOCANO Y EL PODER JUDICIAL DE AYER Y HOY






En la tarde del 31 de octubre de 1925 se produjo en Lima un lamentable hecho de sangre en que fueron protagonistas dos conocidos miembros de la intelectualidad peruana. José Santos Chocano dio muerte a Edwin Elmore Letts, hijo del ingeniero Teodoro Elmore, quien colocó las minas que debían proteger Arica el 7 de junio de 1880.



Edwin Elmore Letts había estudiado en Europa y estaba de regreso en el Perú. No le gustaba la poesía de Chocano, lo criticó públicamente y ante tal atrevimiento, Chocano lo llamó por teléfono y le dijo: “¿Hablo con el hijo del traidor de Arica?”. Elmore le replicó: “Eso no se atrevería a decírmelo usted cara a cara”.


Posteriormente, Elmore escribió una violenta carta contra Chocano y se dirigió a El Comercio para que se la publicaran. Chocano estaba en las mismas contra Elmore. Fatalmente, ambos se encontraron en el salón principal de dicho diario y se enfrascaron en una feroz pelea. Chocano, luego de desasirse de su contendor, extrajo un revólver del bolsillo.


En ese momento, Elmore dio unos pasos atrás, hasta llegar a la pared de la subdirección y la reja interior que da salida al vestíbulo. Allí se detuvo a unos tres o cuatro metros de Chocano y éste le disparó. Elmore se llevó ambas manos al lado izquierdo del abdomen y, después de unos segundos de vacilación, salió andando de la imprenta a la calle. Al atravesar la reja se cogió de ella para no caer. Herido, fue trasladado al Hospital Italiano. Se le diagnosticó hemorragia interna, fue intervenido quirúrgicamente, pero falleció el 2 de noviembre.


A consecuencia del hecho, se inició el juicio penal. El jurado estuvo integrado por Oscar Cebrián, Oswaldo Seminario Aramburu y Víctor González Olaechea, este último tío abuelo mío. Se nombró peritos a Leonidas Avendaño y Guillermo Fernández Dávila, quienes realizaron un informe médico legal, concluyendo que: “(…) segunda.- la versión del heridor que se consigna en algunos documentos corrientes en autos no se conforma con los preceptos de la ciencia; tercera.- la relación hecha por el agraviado y por los testigos presenciales del hecho concuerda perfectamente con los postulados de la ciencia médico-legal”.


Chocano fue detenido. Sufrió cárcel en el Hospital Militar. Fue condenado a la pena de prisión por tres años y al pago de dos mil libras peruanas por concepto de indemnización. Su abogado defensor interpuso recurso de nulidad, pero el 10 de abril de 1927 el Congreso dispuso que el juicio fuese cortado, realmente, una amnistía. En 1928 publicó el ensayo titulado “El libro de mi proceso”, en el que relató lo ocurrido. En octubre de ese mismo año, Chocano abandonó el Perú y se fue a vivir a Chile. El 13 de diciembre de 1934 fue asesinado en un tranvía por un loco en Santiago.


Mariano H. Cornejo, autor del “Código de procedimientos en materia criminal”, en una carta enviada al propio Chocano, señaló lo siguiente: “Ningún jurado, ninguno absolutamente, habría dejado de absolver a Chocano. Era cosa imposible que un tribunal peruano le absolviese. Se necesitaría un tribunal de eminencias jurídicas, capaces de sobreponerse al prejuicio legal y usar el criterio de conciencia”.


(*) Ex parlamentario y jurista

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Tinterilladas. El hecho es que hay un muerto, delante de testigos, hay un revolver usado por el, en este caso asesino, donde podria ser absuelto el culpable actualmente?. Lo que cuenta son los hechos y las pruebas. El recurso a criterios de conciencia, totalmente subjetivo, es obsoleto. Felizmente los recursos cientificos avanzan tambien en crimenologia.
Anónimo ha dicho que…
me he llevado un shok leyendo el post, no sabia que el gran chocano habia asesinado a un hombre, en el diario El Comercio. Sin duda tiempos de grita destemplada, pero los hechos que consigna el tribuno no dan lugar a dudas: fue un asesinato, y debia pagar por sus culpas, sin importar si fuera poeta o sacerdote. la ley es para todos. un abrazo. Lolis.

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