MECANISMOS DE RELOJERÍA

Por Dante Ramos de Rosas
Argentina. Argentina. Argentina. Todos se confabularon para ponerse de acuerdo en un solo hecho: basta de terrorismo! La sociedad civil estaba harta de asesinatos, bombazos, y secuestros de toda laya.
De haber proseguido dicha presión, la nación se dirigía a ese pozo séptico que fue la Alemania de Weimar. Puro caos y desidia global.
El suspenso que vivía la sociedad argentina era comparable a aquella definición que argumentaba el viejo jesuíta cineasta e inglés por añadidura de Alfred Hitchcock cuando le preguntaron qué entendía por suspenso. “Es aquel hombre sentado en una silla que sabe que hay una bomba debajo de ésta pero no sabe en que momento estallará”. Algo así como un tic tac lento y pausado era la sensación que se sentía respecto a cuándo se acabaría la ofensiva del terrorismo subversivo de Estado –pues los fondos y bases logísticas provenían de Cuba–.
Lo que es ausente en el libro “Los mitos setentistas” es la posición del autor ante el caldo de cultivo -sino de pobreza- del factor autoritario en las escuelas y familias argentinas que permitieron a gran número de jóvenes y hombres de hogares acomodados enrolarse en una faccion de izquierda ilegal que solo creía en la toma del poder por las armas de formas ultraviolentistas.
Habría que preguntarse qué tipo de fisuras o fracturas vitales reposan en esos hogares o familias.
Capellanes y fábricas tenía la guerrilla del país del sur. Esto es realmente inaudito. Porque ni Sendero Luminoso en el Perú pudo permitirse tamaña conquista. Quiere decir esto según Agustín Laje Arrigoni, autor del libro, que la guerrilla tenia no solo capacidad de fuego instalada en el camino para su propia hoja de ruta sino que pensaba hasta en ese paso al más alla administrado desde sus propias capillas ideológicas para sus caídos en acción.
La guerra que tuvo Argentina se inició desde la época de un gobierno constitucional. Es decir mucho antes del golpe de Videla. Y fue reclamado por todos los espacios políticos incluso por el partido comunista.
Fue una guerra irregular moderna. Es decir que no hubo declaratoria de guerra. Ni uniformes ni estandartes ni nada que sea formal o normal.
Como tal se desató de parte de ambos bandos una sincronizacion “freak” o desbandada de estadios mentales sinuosos y perversos. No otra cosa es una guerra. No es una serial de pañuelazos ni flores o de huevazos tirados por libre albedrío. No mas ver “Apocalipsis now” de Coppola y deduciremos que las guerras no son autos de fe ni carnavaladas. Son tragicas.
Una de las duras tareas a fijarse por este libro es el cuadro completo que nos dicta acerca de qué es lo que está consumiendo el estudiante secundario o escolar de su patria. En la pag. 155 y en otras leemos que el manual de historia que se enseña en la secundaria a cargo de los autores M. Alonso y E. Vasquez reza o predica fraseología como esta: “se trató de eliminar fisicamente a las personas que sostenían ideas contrarias”.
Una de las duras tareas a fijarse por este libro es el cuadro completo que nos dicta acerca de qué es lo que está consumiendo el estudiante secundario o escolar de su patria. En la pag. 155 y en otras leemos que el manual de historia que se enseña en la secundaria a cargo de los autores M. Alonso y E. Vasquez reza o predica fraseología como esta: “se trató de eliminar fisicamente a las personas que sostenían ideas contrarias”.
Este viene a ser el mito 15 que Agustín Laje desmorona línea por línea basándose en 27 citas bibliograficas a pie de página desde diarios de la epoca hasta testimonios de la misma guerrilla. Asi que una tarea tanto del autor como del libro y sus lectores es tratar de introducir este libro en las bibliotecas de todas las escuelas y universidades para que todos lean, comparen y disciernan con propiedad que paso realmente con la historia de su país.
En otras palabras se espera una dura pelea para incluir este libro en la curricula universitaria y escolar dominada hoy por especialistas deconstruccionistas.
En general hay que destacar la abundancia de material bibliografico consultado de una y otra parte comprometida en este moderna tragedia griega del choque entre connacionales. Asi que si algo garantiza este libro a sus lectores es que el autor se ha quemado literalmente las pestañas bebiendo todo tipo de fuentes.
Saludo su esfuerzo y deseo parabienes para esa proxima obra que presiento esta muy cerca. Mas aun teniendo en cuenta la extrema juventud de Agustin, que tiene 22 años y mucho por entregar. Aunque no olvidemos que en el Perú hubo un paisano nuestro que a sus 25 años publicó “Paisajes peruanos” en 1912 y se llamó Jose de la Riva Agüero. Un abrazo hermano para los dos.
VER ENTREVISTA A AGUSTÍN LAJE
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http://peru21.pe/impresa/noticia/tenemos-que-aguantar-ajos-cebollas-natalia/2011-07-25/309434