OLLANTA, EL CAMALEÓN VICTORIOSO

El nuevo presidente electo del Perú aprendió la lección en el camino, y tuvo que reinventarse así mismo para presentarse como el hombre moderado que necesitaba ganarse a aquella parte de los electores peruanos que desconfiaban de cualquier postura radical y quienes finalmente le darían los votos faltantes necesarios para su victoria.
Este cambio de color en Humala logró convencer, y como ya es sabido, sorprendió con su triunfo en las elecciones cuando casi todos pensaban que su contendora Keiko Fujimori era la ganadora fija.
Parte de la buena de fortuna de Ollanta Humala fue que los votos del centro moderado estaban dispersos en tres candidatos, que al quedar fuera de contienda lo dejaron en la segunda vuelta con su rival Keiko Fujimori, lo que generó el dilema de elegir al poco deseable primer plan de gobierno de Humala antes que elegir a Keiko por el recuerdo de corrupción de su padre Alberto Fujimori del cual a esta última le fue muy difícil desligarse, momentum que aprovecho muy bien Humala en la recta final de la contienda electoral.
A pesar que al día siguiente de la victoria de Ollanta Humala en la segunda vuelta electoral del 5 de junio, se generó cierto pánico en muchos sectores y este se reflejó principalmente en la mayor caída en su historia del índice en la bolsa de valores de Lima en un 12.5%, la recuperación ha sido rápida ya que Humala ha dado mensajes tranquilizadores para esos sectores sin dejar de mantener viva la esperanza en la población pobre del Perú, quienes conformaron el grueso principal de votantes en su ruta hacia palacio de gobierno.
¿Cuál es el color de Ollanta Humala? ¿Qué se debe esperar de el? Todo pareciera que el flamante presidente electo ha modulado su discurso y se ha sintonizado en una posición de centro, cimentando esta desde la carrera electoral al adoptar las tácticas de campaña del presidente Lula del Brasil y descartando en el trayecto gran parte de su radicalismo nacionalista junto a un alejamiento prudente del presidente venezolano Hugo Chavez, quien con sus injerencias inoportunas causo incomodidad a la mayoría de los peruanos, ya que el modelo económico chavista no es bien visto en el Perú.
También para Humala no ha sido muy difícil modular el discurso y encontrar un nicho sólido en su posición de contienda electoral, porque este ha sido facilitado en gran parte por el desconcertante descuido en política social de Alan García, quien a pesar de la época dorada de crecimiento económico que experimenta el Perú no ha logrado reducir eficientemente la gran brecha de desigualdad que existe entre la población peruana. Esto ha permitido a Humala calar profundamente en la masa social pobre más descuidada por el gobierno saliente.
Dadas las extraordinarias circunstancias en la que se encuentra nuestro país actualmente, el ahora presidente electo Ollanta Humala tiene la gran oportunidad de hacer historia a partir de este 28 de julio y tener un gobierno exitoso si es que en armonía con las reglas de mercado, mantiene el ritmo de crecimiento del país junto a una política adecuada de inclusión social para que el beneficio sea mucho más amplio en su rango y alcance, de una manera justa y equitativa para la base social desfavorecida incongruéntemente por este gobierno actual.
Finalmente, Humala no deberá dar ninguna tregua a la corrupción, la que en mi opinión personal es la madre de todos los males peruanos, para ello deberá tener el coraje y mucha inteligencia política para mejorar la calidad de gobierno en el Perú, quizás la mayor debilidad de nuestro país.
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