LA REVOLUCIÓN CONTINUA

Por Ramón Requena (*)

El norte de África es una hoguera. Es el fin de la política del miedo en el mundo árabe. Occidente no lo advirtió, la CIA, los servicios diplomáticos y de inteligencia de Francia e Inglaterra, tampoco, los grandes medios de Prensa menos, pero la revolución silenciosa de la gente común y sencilla desprovista de ideologías y fanatismos demenciales estaba en camino, y hoy, es la mejor y más grave sorpresa mundial que no deja de asombrar a la humanidad y mantiene en permanente alerta a las potencias del mundo que una vez mas se debaten en una vergonzosa indefinición sobre las revueltas que no cesan.

Luego de los triunfos revolucionarios de Tunez y Egipto, Baherein continua en las calles defendiendo su libertad, las protestas en Yemen tienen un saldo de tres fallecidos, hasta ahora; el levantamiento en Libia es el más sangriento, las fuerzas represivas de Kadaffi, con 42 años usufructuando del poder, han asesinado a mas de 100 protestantes en los últimos cuatro días; en Argelia, con una ley de emergencia vigente desde hace 18 años, miles de manifestantes salieron el sábado a lanzar arengas contra su gobierno déspota, en Irán no han cesado los reclamos que reprime agresivamente la policía y en Marruecos, uno de los más importantes reinados africanos, el pueblo también se volcó multitudinariamente a las calles ayer domingo, para reclamar cambios políticos radicales a su monarquía. Jordania, no se ha quedado atrás.

Es la mejor novela que hubiéramos podido esperar leer al inicio del siglo XXI. Revueltas en cadena, de país en país, todos vecinos, ni el Che Guevara hubiera podido imaginar tanta belleza libertaria contra el abuso, el hambre y en busca desesperada de sus derechos democráticos.

Y por supuesto luego vendrá la democracia, no será fácil, pero qué espera esta gente de lo que conocemos por “democracia”. No la conocen bien, casi no la han disfrutado ni sufrido, viven desde hace más de 40 años en dictadura y ahora de pronto reclaman democracia.

Según el diccionario, democracia, significa: forma de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección de sus dirigentes. Si aplicáramos a pie juntillas este concepto, diríamos entonces que el sistema democrático se basa en el respeto a la libertad y la igualdad de sus ciudadanos.

En Sudamérica, por ejemplo, conocemos bien lo que es democracia, vivimos en democracia desde hace buen tiempo. Claro que no es la mejor democracia, nos hubiera gustado una democracia mas apegada a la declaración conceptual del término, pero al fin y al cabo vivimos en una democracia, si se quiere subdesarrollada, puesto que el término democracia, a estas alturas, deviene en absolutamente devaluado por el uso mañoso, interesado y corrupto que le dan nuestros políticos, gente con mínima preparación intelectual, nula vocación de servicio y justicia que actúa sistemáticamente casi a nivel de mafias encabezadas por un jefe o líder que hace uso y usufructo de ese poder, favoreciendo apenas a un pequeño círculo cercano y sometido a su caprichoso mandato.

Ante esta realidad, aún están lejanos los días en que podamos interpretar la democracia como lo que normalmente debería ser, un instrumento social masivo de progreso continuo, de respeto mutuo y participación efectiva, de competitividad, de educación moderna y de distribución de ingresos ajustada a las capacidades y valores del sujeto, con instituciones de control incondicional, y finalmente, con una justicia alejada de la influencia política y, sobre todo, del poder del dinero.

Las democracias por sí solas, no solucionan nada. Ahí esta la historia de los dos últimos siglos para comprobarlo. En nuestro caso, la Constitución Política, nuestra Constitución, la máxima expresión escrita de democracia, es constantemente violada por los mismos que juraron defenderla y en muchas partes importantes de sus enunciados, resulta letra muerta. Son los hombres y mujeres (políticos) que hacen democracia los que le dan forma a nuestros sistemas de gobierno, y son ellos mismos quienes voluntariamente con premeditación y alevosía, la deforman. Ellos hacen que la ley no se cumpla y que la promesa del político, sea falacia.

¿En qué tipo de democracia queremos vivir, y sobre todo, qué tipo de demócratas queremos como gobernantes?

Una vez más los peruanos tendremos la oportunidad de elegir nuevas autoridades en abril, una magnifica oportunidad de escoger entre el abanico multicolor de candidatos que aspiran a convertirse en presidente de la República.
Es más que seguro que tendremos segunda vuelta, como en las últimas elecciones, y es más que seguro que debamos inclinarnos por el “mal menor”, según los últimos resultados que arrojan las encuestadoras. Pero esta vez, por lo menos, cuando votemos, que también sea por el menos ladrón.

(*) Desde Francia

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
MUY BUEN ARTICULO, OJALA LOS ARABES APRENDAN PRONTO LO QUE ES "VIVIR EN DEMOCRACIA", ¿EL MENOS MALO DE LOS SISTEMAS?. SALUDOS. K.L
Anónimo ha dicho que…
mas que celebrar estas "revoluciones", me gustaria leer un analisis que todavia no se ha hecho hasta ahora: acoger a estas nuevas democracias supondran que los recursos mundiales progrwsivamente deberán ir exiguiéndose mas, para atender a más poblaciones que demanden alimentos y tecnología, lo cual traerá consigo un desbalance en la distribución de los recursos, consiguientemente crisis globales. La democracia en terminos ideales no está hecha para el hombre globalizado. gracias. Rafael Noblecilla

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