OBAMA Y LA PAZ



Por Rafael Bardají

Muchos presidentes americanos han soñado con pasar a la historia arreglando el conflicto palestino-israelí. Todos lo intentaron en nombre de la paz. Salvo Obama. Él quiere una solución, cualquiera que sea, para poder congraciarse con la calle árabe. Porque en el fondo cree que Israel es el problema, que el apoyo americano al estado judío es un hándicap para su nueva relación con el mundo musulmán.

Obama puede llamar a los líderes a una cumbre, pero se equivoca si piensa que puede imponer él solo un plan de paz. Ya ha habido demasiados planes de paz, lo que se necesita es que la Autoridad Nacional Palestina deje la estela de Arafat y se comprometa con una solución que se pueda llevar a la práctica.

A lo que los israelíes aspiran es bien sencillo: poder vivir sin el miedo a los cohetes y a los terroristas suicidas y que se les reconozca el derecho a ello, en tanto que estado judío; los palestinos deberían aspirar ahora a poder vivir en mejores condiciones, libres de tiranías de uno u otro tipo, y no, como hacen ahora, seguir manteniendo su obsesión aniquiladora del estado de Israel.

Mientras el odio domine en un lado, poco habrá que esperar de sus líderes. Y no hay nada más desalentador para la paz que comprobar cómo se inocula el odio a los niños en las escuelas palestinas, en libros de textos donde se reclama Sevilla como parte integral del mundo musulmán, entre otras lindezas. Y pagados, para colmo, con fondos de la Unión Europea.

Los líderes palestinos pueden firmar cuanto quieran en Washington, pero si no ponen fin a la retórica del radicalismo entre sus filas y cortan con la incitación al odio, su firma no valdrá nada. De ellos depende refutar esta vez a Abba Eban, cuando dijo aquello de que «los palestinos nunca pierden una oportunidad de perder una oportunidad». (fuente: abc.es)

Comentarios

Entradas populares