VIVAN LOS PUCHOS!!

Por Willy Quevedo
El acoso y persecución a los fumadores es implacable. Las campañas del Ministerio de Salud presentan a quienes consumen tabaco como débiles y apestosos, haciendo que vivan con culpa y vergüenza.
Los fumadores también son ciudadanos y plenamente conscientes de la decisión que han tomado. A pesar de las provocaciones dirigidas contra ellos, la gran mayoría continua fumando y lo realiza con placer.
El cigarrillo es un hábito cotidiano esencial en la vida de mucha gente.
Debes sacar el pucho de la cajetilla evitando que se rompa. Hay que encender el pitillo con cierta gracia. Sentir el aroma, deshechar las cenizas con cuidado y sortear que las brazas agujereen la vestimenta.
La fatigosa espera en una cola, el angustioso retraso de una cita amorosa, la incertidumbre, cualquier cosa desagradable puede ser un estímulo para fumar y obtener inmediatamente un alivio, unos minutos de calma, un refugio cálido.
El miedo a engordar es una razón de peso en muchas mujeres para seguir fumando.
La ley prohibe fumar en lugares públicos cerrados. Con esta medida se busca reducir los casos de cáncer producidos a terceros por el humo del cigarro.
Es imposible medir la eficacia de esta norma. Lo evidente es que el Estado discrimina a los fumadores, quienes sienten sus derechos fundamentales vulnerados.
Víctimas de la represión, los consumidores de tabaco denuncian a la sociedad como autoritaria pues no respeta la libertad de quienes son felices envenenándose con las sustancias tóxicas del cigarro.
La industria tabacalera tiene mala imagen en todo el mundo. Ha sufrido pérdidas millonarias en demandas presentadas por ciudadanos enfermos del pulmón que los acusaban de no informarles de los riesgos del tabaco.
La industria tabacalera tiene una antigua rivalidad con la Organización Mundial de la Salud que busca que se ilegalice la comercializacion de los cigarros en todos los paises.
Me solidarizo con la industria tabacalera pues genera millones de puestos de empleo y paga puntualmente sus impuestos.
Asimismo, espero que los fumadores resistan estas campañas seudomoralizadoras; el cigarro ha sido un gran compañero de la humanidad, el tabaco es una planta americana que ha contribuido a la civilización.
Si hoy vencen los prohibicionistas, mañana nos impedirán caminar y respirar.
El acoso y persecución a los fumadores es implacable. Las campañas del Ministerio de Salud presentan a quienes consumen tabaco como débiles y apestosos, haciendo que vivan con culpa y vergüenza.
Los fumadores también son ciudadanos y plenamente conscientes de la decisión que han tomado. A pesar de las provocaciones dirigidas contra ellos, la gran mayoría continua fumando y lo realiza con placer.
El cigarrillo es un hábito cotidiano esencial en la vida de mucha gente.
Debes sacar el pucho de la cajetilla evitando que se rompa. Hay que encender el pitillo con cierta gracia. Sentir el aroma, deshechar las cenizas con cuidado y sortear que las brazas agujereen la vestimenta.
La fatigosa espera en una cola, el angustioso retraso de una cita amorosa, la incertidumbre, cualquier cosa desagradable puede ser un estímulo para fumar y obtener inmediatamente un alivio, unos minutos de calma, un refugio cálido.
El miedo a engordar es una razón de peso en muchas mujeres para seguir fumando.
La ley prohibe fumar en lugares públicos cerrados. Con esta medida se busca reducir los casos de cáncer producidos a terceros por el humo del cigarro.
Es imposible medir la eficacia de esta norma. Lo evidente es que el Estado discrimina a los fumadores, quienes sienten sus derechos fundamentales vulnerados.
Víctimas de la represión, los consumidores de tabaco denuncian a la sociedad como autoritaria pues no respeta la libertad de quienes son felices envenenándose con las sustancias tóxicas del cigarro.
La industria tabacalera tiene mala imagen en todo el mundo. Ha sufrido pérdidas millonarias en demandas presentadas por ciudadanos enfermos del pulmón que los acusaban de no informarles de los riesgos del tabaco.
La industria tabacalera tiene una antigua rivalidad con la Organización Mundial de la Salud que busca que se ilegalice la comercializacion de los cigarros en todos los paises.
Me solidarizo con la industria tabacalera pues genera millones de puestos de empleo y paga puntualmente sus impuestos.
Asimismo, espero que los fumadores resistan estas campañas seudomoralizadoras; el cigarro ha sido un gran compañero de la humanidad, el tabaco es una planta americana que ha contribuido a la civilización.
Si hoy vencen los prohibicionistas, mañana nos impedirán caminar y respirar.
Comentarios
Una prohibición total tendría unas consecuencias tanto sociales como económicas desacertadas que, sin lugar a duda, van a acentuar la crisis económica en la que está inmersa España.
Por si no conoces la Plataforma Prohibido Prohibir, estamos llevando a cabo una campaña activa en contra de la reforma de la ley antitabaco, evidenciando las nefastas consecuencias que, entre otros, para el sector hostelero, tendrá la ley en caso de salir adelante.
Paralelamente tratamos otra serie de aspectos entre lo que destaca la falta de verdad de muchas de las cifras y exposiciones que nuestros poderes públicos están tatando de hacer creer a los ciudadanos.
Te dejo un enlace a nustra plataforma y otro a un interesante vídeo con unas perlitas de Trinidad Jiménez en relación a la ley antitabaco:
Plataforma Prohibido Prohibir
Trinidad Jiménez y la ley antitabaco
Cordiales saludos.
Que los riesgos del tabaco se han exagerado, es verdad. Lo que no significa que la nicotina y el alquitrán sean inocuos.
No obstante, los argumentos anarcoides del autor de la nota son risibles. La industria tabacalera es millonaria, pero también lo es la industria armamentista. Y ni hablar de ciertos estados burocráticos que dan de comer a miles y miles de familias.
Curioso, así mismo, que el señor Quevedo culpe a la Organización Mundial de la Salud de iniciativas "totalitarias", cuando de prosperar éstas saldría perdiendo la industria farmacéutica (¡ese ogro!), cuyo principal objetivo es, según los conspiranoicos pro-naturistas y pseudoecologistas con los que aparentemente concuerda el señor Quevedo, provocar enfermedades artificiales -o aprovechar los males como el cáncer- para vender medicinas más dañinas que útiles.
Finalmente, esto:
«...el tabaco es una planta americana que ha contribuido a la civilización...»
Es lo mismo que decir que los átomos de nitrógeno y oxígeno aportan mucho a las estrategias de caza de los leopardos.
Es que, claro, el señor Quevedo parece ser de los que creen que las ideas surgen de los lingotes de oro o de las papas sancochadas. ¡Qué sería de los chinos sin el tabaco, o de un psiquiatra sin su pipa, o de Ribeyro sin su eterno apéndice bucal! ¡Qué sería del genio literario de Borges sin el alfabeto hebreo!
ANTONIO SALAZAR RAZURI
antoniosalazarrazuri@hotmail.com
Pero el daño que un solo cigarrillo puede ocasionar o el riesgo de los fumadores pasivos se ha exagerado bastante. Tal vez porque la masa no sabe de matices ni distingue correlación de causalidad y hay que bombardearla con sustos y maniqueísmos.
Pero los argumentos del señor Quevedo contra la prohibición orwelliana del cigarrillo son un verdadero autogol. (Tanto para la causa de los fumadores como para el arte de la dialéctica.)