FELIZ DÍA MAMITA

Bueno, el día de la madre llama la atención por los diversos matices que tiene y ha tenido, supongo, desde que se acostumbraba celebrar en la Grecia antigua, en honor a la madre de Zeus y Neptuno.
La madre, nuestra madre, tiene –por estas fechas- olor a santidad. Pero una madre no es una Santa, vamos. La única madre santa es la madre de Dios, la Virgen María, y además, una santa, por definición es virgen, y nuestras madres no son vírgenes, aunque algunos así lo quieran creer. Pues les aseguro que no son vírgenes sino no estaríamos aquí.
Una madre es un ser humano, es una mujer, fundamentalmente, es un concepto protector, amoroso, procreador; por eso se habla también de la madre naturaleza, la pachamama, esas tiernas representaciones de un útero enorme donde todos cabemos, buenos y malos, justos y pecadores.
La madre puede ser también objeto de un día comercial, y para eso basta salir de este local y encontrarnos con regalos de todos los precios y colores. Si fuera cierto aquello de que “ojalá todos los días fueran Día de la Madre”, creo que todos andaríamos misios y con cara de idiotas buscando de dónde sacar un regalo para mamá, la hermana, la prima, la abuela, la amiga, etc.; sin embargo, suena bonito, aunque no imagino a mi hermana pidiendo todo el catálogo de Ripley o las ofertas de Oeschle, más aún cuando acaba de tener un nuevo niño de nombre Valentino, un nombrecito bien fashion como podrán colegir. Por eso yo amo el cierra puertas de Topy Top.
Ayer, precisamente, mi madre me dijo aquella frase, y no me atreví a cuestionarla. Le dije que era de la misma opinión. Ahora que recuerdo, esa frase me la ha dicho muchas veces, creo que algunas en tono de cachita, así que estoy obligado a regalarle algo bonito por su día. Y yo que pensaba alegrarle el día con una rosa y un abrazo –un gran abrazo, quiero decir-. Caballero.
Los más inteligentes (bueno, no sé si sean más inteligentes o devotos de la virgen del puño) dicen que no es necesario un regalo, y yo estoy con ellos, pero no le cuenten a mi mamá.
Alguna vez alguien con fina ironía dijo que todas las madres son lindas y buenas… hasta que se convierten en suegras, cosa que es una verdad relativa: Yo he tenido suegras con las que me he llevado muy bien, algunas veces mejor que con las hijas. Sólo una vez me tocó una bruja, con ruleros y escoba en la mano, que empezó a odiarme mucho más cuando le dije que me gustaba escribir cuentos; creo que lo tomó como una indirecta porque en la mayoría de cuentos hay una bruja, y esta parecía sacada de un cuento de horror.
Si leen a Freud encontrarán también que las madres pueden ser seres muy crueles, y esto tiene que ver fundamentalmente con algún trauma de su niñez: abandonan a sus hijos, envidian a muerte a las hijas cuando son jóvenes, les enseñan falsos valores, etc… Dicen que es en Chimote donde se registran las mayores tasas de maltratos familiares donde la mujer le pega al esposo o conviviente; supongo que tiene algo que ver con el hierro del pescado, que les dará fuerza, no sé.
Todas las madres se quejan por el machismo de los hombres, pero son las primeras en transmitirlo cuando somos chiquitos: Eso es para las mujercitas, los hombres no lloran, no son chismosos, etc. Bueno, a algunos nos gustó siempre el chisme, por eso, como es mi caso, nos hicimos periodistas… para seguir chismeando.
Es increíble cómo las madres siempre ven a sus hijos como niños, aún cuando el chico tenga ya sus 30 o 40 años. Ambos se malcríen. La psicología dice que una buena madre es aquella que cría a los hijos y hace que cuando ellos crezcan no la necesiten. Pero al diablo la psicología porque una madre siempre estará allí, en las buenas y en las malas. Por eso las cárceles se llenan de madres que visitan a sus hijos, que a veces son unas joyitas, y estos vuelven a ser los niños malcriados que lloraron en sus brazos. A estos habría que decirles que el mejor regalo por el Día de la madre sería, como diría mi amigo Vitto: ¡Pórtate bien, nomás, carajo!
Cuando yo estaba el colegio, hace algunos pocos años, jeje, me escogieron para recitar una poesía por el Día de la Madre, en el patio del cole frente a todo el mundo. Decía más o menos:
Mamita mamita,
Cuando sea grande
Voy hacer una nave inmensa
Para traerte las estrellas…
Pero no pude ni siquiera despegar porque me congelé de los nervios y me hice la pila en el pantalón, así que no pude regalarle a mi madre sus estrellas.
Seguramente he dejado de regalarle muchas cosas a estas alturas de la vida, porque las madres siempre tienen planes para sus hijos, y al final los aceptan con todo su amor, y te hacen sentir que nunca la has defraudado. Ese detalle siempre me ha parecido hermoso pues es un homenaje a la libertad y a las propias decisiones, equivocadas o no.
Por ese vínculo de la madre con sus hijos, que se renueva en estas fechas, valdría la pena que todos los días fueran el Día de la Madre.
La vida nos enseña, más tarde o más temprano, que si la madre no es la santa que todos esperamos , porque no nos la quiso contar o porque es mejor que se guarde en el baúl de los recuerdos. es porque ella tiene una historia detrás que muchas veces poco conocemos
Al fin de cuentas, todos damos lo que podemos dar o lo que nos alcanza, nunca lo que no tenemos. Y ese mucho o poquito hay que agradecerle cada mañana, sino es con un regalo de Ripley, con una sonrisa que le diga “yo soy tu hijo, madre, y lo que me enseñaste me sirve para intentar ser mejor cada día”.
FELIZ DÍA MAMÁ!
La madre, nuestra madre, tiene –por estas fechas- olor a santidad. Pero una madre no es una Santa, vamos. La única madre santa es la madre de Dios, la Virgen María, y además, una santa, por definición es virgen, y nuestras madres no son vírgenes, aunque algunos así lo quieran creer. Pues les aseguro que no son vírgenes sino no estaríamos aquí.
Una madre es un ser humano, es una mujer, fundamentalmente, es un concepto protector, amoroso, procreador; por eso se habla también de la madre naturaleza, la pachamama, esas tiernas representaciones de un útero enorme donde todos cabemos, buenos y malos, justos y pecadores.
La madre puede ser también objeto de un día comercial, y para eso basta salir de este local y encontrarnos con regalos de todos los precios y colores. Si fuera cierto aquello de que “ojalá todos los días fueran Día de la Madre”, creo que todos andaríamos misios y con cara de idiotas buscando de dónde sacar un regalo para mamá, la hermana, la prima, la abuela, la amiga, etc.; sin embargo, suena bonito, aunque no imagino a mi hermana pidiendo todo el catálogo de Ripley o las ofertas de Oeschle, más aún cuando acaba de tener un nuevo niño de nombre Valentino, un nombrecito bien fashion como podrán colegir. Por eso yo amo el cierra puertas de Topy Top.
Ayer, precisamente, mi madre me dijo aquella frase, y no me atreví a cuestionarla. Le dije que era de la misma opinión. Ahora que recuerdo, esa frase me la ha dicho muchas veces, creo que algunas en tono de cachita, así que estoy obligado a regalarle algo bonito por su día. Y yo que pensaba alegrarle el día con una rosa y un abrazo –un gran abrazo, quiero decir-. Caballero.
Los más inteligentes (bueno, no sé si sean más inteligentes o devotos de la virgen del puño) dicen que no es necesario un regalo, y yo estoy con ellos, pero no le cuenten a mi mamá.
Alguna vez alguien con fina ironía dijo que todas las madres son lindas y buenas… hasta que se convierten en suegras, cosa que es una verdad relativa: Yo he tenido suegras con las que me he llevado muy bien, algunas veces mejor que con las hijas. Sólo una vez me tocó una bruja, con ruleros y escoba en la mano, que empezó a odiarme mucho más cuando le dije que me gustaba escribir cuentos; creo que lo tomó como una indirecta porque en la mayoría de cuentos hay una bruja, y esta parecía sacada de un cuento de horror.
Si leen a Freud encontrarán también que las madres pueden ser seres muy crueles, y esto tiene que ver fundamentalmente con algún trauma de su niñez: abandonan a sus hijos, envidian a muerte a las hijas cuando son jóvenes, les enseñan falsos valores, etc… Dicen que es en Chimote donde se registran las mayores tasas de maltratos familiares donde la mujer le pega al esposo o conviviente; supongo que tiene algo que ver con el hierro del pescado, que les dará fuerza, no sé.
Todas las madres se quejan por el machismo de los hombres, pero son las primeras en transmitirlo cuando somos chiquitos: Eso es para las mujercitas, los hombres no lloran, no son chismosos, etc. Bueno, a algunos nos gustó siempre el chisme, por eso, como es mi caso, nos hicimos periodistas… para seguir chismeando.
Es increíble cómo las madres siempre ven a sus hijos como niños, aún cuando el chico tenga ya sus 30 o 40 años. Ambos se malcríen. La psicología dice que una buena madre es aquella que cría a los hijos y hace que cuando ellos crezcan no la necesiten. Pero al diablo la psicología porque una madre siempre estará allí, en las buenas y en las malas. Por eso las cárceles se llenan de madres que visitan a sus hijos, que a veces son unas joyitas, y estos vuelven a ser los niños malcriados que lloraron en sus brazos. A estos habría que decirles que el mejor regalo por el Día de la madre sería, como diría mi amigo Vitto: ¡Pórtate bien, nomás, carajo!
Cuando yo estaba el colegio, hace algunos pocos años, jeje, me escogieron para recitar una poesía por el Día de la Madre, en el patio del cole frente a todo el mundo. Decía más o menos:
Mamita mamita,
Cuando sea grande
Voy hacer una nave inmensa
Para traerte las estrellas…
Pero no pude ni siquiera despegar porque me congelé de los nervios y me hice la pila en el pantalón, así que no pude regalarle a mi madre sus estrellas.
Seguramente he dejado de regalarle muchas cosas a estas alturas de la vida, porque las madres siempre tienen planes para sus hijos, y al final los aceptan con todo su amor, y te hacen sentir que nunca la has defraudado. Ese detalle siempre me ha parecido hermoso pues es un homenaje a la libertad y a las propias decisiones, equivocadas o no.
Por ese vínculo de la madre con sus hijos, que se renueva en estas fechas, valdría la pena que todos los días fueran el Día de la Madre.
La vida nos enseña, más tarde o más temprano, que si la madre no es la santa que todos esperamos , porque no nos la quiso contar o porque es mejor que se guarde en el baúl de los recuerdos. es porque ella tiene una historia detrás que muchas veces poco conocemos
Al fin de cuentas, todos damos lo que podemos dar o lo que nos alcanza, nunca lo que no tenemos. Y ese mucho o poquito hay que agradecerle cada mañana, sino es con un regalo de Ripley, con una sonrisa que le diga “yo soy tu hijo, madre, y lo que me enseñaste me sirve para intentar ser mejor cada día”.
FELIZ DÍA MAMÁ!
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