ABREN LA REJA A LORI BERENSON

En el MRTA no hay delincuentes terroristas. Es un movimiento revolucionario”. En enero de 1996, la terrorista Lori Berenson Mejía justificaba así el accionar delictivo y sangriento del grupo subversivo al que pertenecía. Ayer, 14 años después, el Poder Judicial decidió liberar a la ciudadana norteamericana que, en 1995, fue detenida cuando salía del Congreso de la República, a donde había ido para observar los dispositivos de seguridad de ese local, al que pretendía tomar por asalto con los del MRTA.
El polémico fallo de la titular del Primer Juzgado Supraprovincial, Jéssica León Yarango, señala que Berenson no solo ha purgado ya dos tercios de su condena de 20 años –15 años, seis meses y siete días–, sino que ha cumplido con éxito su proceso de resocialización, por lo que considera que “su reinserción en la sociedad será exitosa”. Sin embargo, la opinión de la jueza no es compartida ni por el Ministerio Público ni por la Procuraduría Pública que, de inmediato, y advirtiendo que Berenson mantiene su personalidad violenta y subversiva, apelaron la decisión judicial de otorgarle la libertad condicional a la emerretista confesa.
Pero, pese a la objeción de los representantes de la defensa del Estado, se prevé que, hoy, la ciudadana estadounidense abandonará el penal de mujeres de Santa Mónica, donde ha cumplido sus últimos años de condena y donde vive con su hijo, Salvador, quien nació en prisión hace un año.
Berenson escuchó, por aproximadamente una hora, la resolución que le concedió su excarcelación sobre la base del derogado Decreto Legislativo 927, de febrero de 2003, que establecía que los terroristas podían acogerse al beneficio de la libertad condicional una vez que hubieran cumplido los dos tercios de su condena. No obstante, según la jueza, se le aplicó el beneficio a ella al haberlo solicitado antes de la derogatoria.De acuerdo con el fallo judicial, los informes psicológicos y sociológicos del INPE, firmados por la psicóloga Betsabé Guillén, han establecido que Berenson “ha reconocido que cometió un error al involucrarse con las actividades del MRTA y se arrepiente de las actividades subversivas en las que colaboró”. La emerretista fue evaluada solo durante el último año.
Aunque deberá cumplir ciertas reglas de conducta, Berenson podrá pasearse por las calles de Lima sin limitación alguna. Y, de acuerdo con la resolución, no podrá abandonar el país hasta dentro de cinco años, que es el tiempo que le resta para cumplir íntegramente su condena de 20 años. Su caso, sin duda, ha sentado un precedente que podría aplicarse a otros terroristas que, al igual que ella, ya han cumplido con los dos tercios de sus condenas y que pidieron el beneficio antes de la derogatoria.
En ese contexto, ya han formulado su solicitud los terroristas de Sendero Luminoso Osmán Morote, Margot Liendo y Maritza Garrido Lecca.Finalmente, si bien en el caso de Berenson el ex titular de la Sala Nacional de Terrorismo, Pablo Talavera, considera que “no se puede hablar de una indolencia” de la jueza, el ex presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Bambarén, precisa que “es un peligro social porque no ha cambiado su mentalidad como otros condenados”. Desde hoy, Berenson se instalará en un departamento de Miraflores. (fuente: peru.21)
Comentarios
Considero que el fallo a Berenson es equivocado. No hay indicios reales de que esta ciudadana estadounidense haya cambiado sus ideas. Es más, es sabido que la mentalidad norteamericana es, en esencia, arrogante. Lamentablemente los norteamericanos, por lo común, sienten como que están en el camino correcto, que siempre tienen la razón, que están exentos de pedir disculpas ante nada. A un peruano condenado por terrorismo en muchos casos, le sobreviene una abjuración de sus antiguas ideas. Pero en el caso de Berenson es difícil pensar en una retractación, y mas bien, puede tratarse de un comportamiento de coyuntura. Para luego volver a actuar sintiéndose infalible e intentando revivir acciones que a nada han conducido. Pienso que el hecho de provenir de norteamerica tiene un peso enorme para apreciar el fallo judicial, en cualquier dirección, a favor o en contra.Hay que dejar la ingenuidades