FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!
Un par de visitas a Laredo (nunca di con un Jardín de niños recién inaugurado, y encima me asaltaron), Buenos Aires, y finalmente Moche, en busca de un lugar pequeño para dar una chocolatada, o sumarnos a un grupo mayor que la esté organizando. Teníamos que hacerlo este año, a como de lugar, aún en contra de los pocos recursos o la falta de time.
Pasado el medio día, en la tostada plaza de Moche y a punto de desmayarme, una señora bajita e hiperactiva, me invita a conocer el Centro de Salud Materno Infantil Santa Lucía, justo al frente de nuestros ojos. “Todos los años hacemos un esfuerzo para darle una alegría a los niños mocheros”, dice doña Lucila Ramos, Técnica en enfermería y una de las más queridas del local de salud. En un par de días organizarán su fiesta navideña, con regalos y show para los niños, pero todavía les falta recolectar juguetes y panetones. Llamo a Claudita Caballero (la principal impulsora de este año, junto con los chicos de Citas de Vida). Acabamos de encontrar el lugar.
El Centro de Salud tiene más de 40 años de funcionamiento, y en sus diferentes ambientes se atiende a los niños (crecimiento, desarrollo, vacunación, control médico general), adolescentes (consejería, anticoncepción, planificación), enfermedades de la mujer, control prenatal, partos, etc. Actualmente está cargo de la Gerenta del CLAS- Moche, Mg. Flor Márquez Leyva, quien ha sabido darle el toque de modernidad que requería. Las camillas y materiales médicos me ponen recontra nervioso, así que mejor nos sentamos a coordinar la actividad.
Gina Lezcano, una simpática enfermera egresada de la UNT, es una de las encargadas del evento. Me cuenta que, como el año pasado, esperan atender a más de 500 niños de diversos poblados (Santa Clara, Sepúlveda, Los Tallos, Leoncio Prado, entre otros), y las mismas madres se están ofreciendo para coordinar la actividad. Le indigna que la propia Municipalidad de Moche no les haya prestado ningún tipo de apoyo, y espera que algunos congresistas cumplan con las donaciones ofrecidas. Eso esperamos, Gi.
El lunes 22 no parecía muy auspicioso, después de tres llamadas que postergaron su presencia en el evento (incluyendo Clau, pues tuvo un malestar debido a su exceso de trabajo). De otro lado, nuestra ‘Dalina’ (una de las chicas más ricas de El Recreo), se encontraba a tres horas de la ciudad, y no podía llegar a tiempo para animar la fiesta. Sorry, chicos, sorry, decía por su celular. El único que se presentó en la casa fue el famoso “muchachón”, (un muchachito de nombre José, entregado al deporte y a la palabra de Dios, a quien había hablado del evento un día antes) quien excusaba a sus amigos de la parroquia (unos chicos que cantan y animan que nos acompañaron el año pasado, en Salaverry), pero ofreciéndose a cualquier ayuda, incluyendo animación.
Cuando llegamos con nuestros regalos (recolectados en el ‘show room’ de Clau, y otros conseguidos por nuestra cuenta), en la 4x4 que traslada a un amigo intelectual, nombrado hace poco Gerente de una de las reparticiones de la comuna acuñista, me sorprendió de entrada el cariño en el recibimiento de las mujeres del Centro. No éramos tan guapos ni tan importantes, así que algo se traían definitivamente entre manos: A ellas también les habían fallado sus propias ‘Dalinas’, así que planeaban secretamente encargarnos la animación (que habíamos prometido, pero con los chicos cantores de una parroquia). Mujeres.
Les digo que apenas tengo una tímida experiencia en ser maestro de ceremonias, y que nunca había animado a un grupo de niños al mismo estilo del Tío Jhonny, o algo parecido. Es más, que no sé cómo diablos hacerlo. Pero ya era demasiado tarde. Las chicas me habían ubicado en el frontis del Centro de Salud, que ya empezaba a aglomerarse de cientos de chiquillos y sus madres venidos de diversos sectores.
- Hola niños… como están!!!, fue lo primero que dije por el micro, y debo haberlo dicho tan mal pues sólo me contestó el personal del mismo Centro de Salud para evitar el roche.
- Quiéren su regalooooo?!!!, se me ocurrió, y todos alzaron sus manos al cielo y comenzaron a gritar desbocados. Si mi madre me ve, pensaba, se mata de la risa.
Luego, para mi absoluta sorpresa, apareció en la escena el “payasito muchachón”, una mezcla de “Joker” y médico brujo, en versión mochera. Sucede que el “muchachón” fue secuestrado en algún rincón del Centro por Gina y sus amigas, y lo han devuelto pintado y disfrazado para la ocasión (un gorrito de médico, una bata verde del año cero, y una boca repintada de colorete al mismo estilo del macabro enemigo de Batman, el Caballero de la noche) y, lo que es peor, con-cien-ti-za-do- como “payasito”, al punto que desde el saque me peleó el micro para empezar la animación, ante la euforia de los niños que confirmaban a gritos su bautizo como el “payasito muchachón”.

Un poco ya recuperado del trauma por la irrupción en escena del “payasito muchachón”, quien prácticamente le robó el show a “Papa Noél” (un empleado del Centro, concientizado igualmente por las chicas, quien llegó a confesar, en un rapto de cordura, que “era la primera vez en su vida que hacía esto, y que nunca más lo volvería a hacer”), dimos paso a los bailes (nada de villancicos, Grupo 5 para todo el mundo, Que levante la mano quien no lloro un adiós/ Que levante la mano quien no sufrió por amor/ Que levante la mano quien no lloro un a dios/ Que levante la mano quien no sufrió por amorrrrr), y a la chocolatada, en una multitud que ya empezaba a descontrolarse.
La señora Flor Márquez empezó a agradecer a los colaboradores del evento, entre ellos al congresista ‘mochero’ Alva Castro (quien cumplió con donar más de 500 juguetes), El Mochica, panificadoras, farmacias, y muchas otras empresas que no dudaron en apoyar esta fiesta de los niños. Valga la oportunidad de mencionar a un personaje que ama al pueblo mochero tanto como a su viejo esposo: doña María Ruíz Caffo, benefactora de todo tipo de actividades, propietaria del restaurant “La Choza”, quien no ha dejado de bailar ninguna pieza del Grupo 5. Natural de Casa Grande, doña María, es, además, una de las gestoras del Centro de Salud, tras el terremoto del 70 y, junto a su esposo, son conocidos por su altruismo y don de gentes. A la hora del baile, junto al payasito muchachón, son una pareja de temer.
El reparto de juguetes fue toda una algarabía, y entre el gentío se hizo patente la necesidad de la mayoría de ellos: niños mal nutridos, de cabellos dorados por un sol inclemente, en brazos de unas mujercitas que son en algunos casos sus hermanas, en otros sus propias madres. Algunas son sólo adolescentes, pero ya lucen un vientre grávido. Sin duda queda mucho por hacer en este y otros lugares, pero no es el momento de reflexionar sobre ello. Lo que importa es que es navidad y la navidad es de los niños.
Uno de ellos se va con un juguete en sus manos y una sonrisa en los labios. El brillo de sus ojos ha empezado a iluminar los caminos de Moche. Eso significa la navidad.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!
jc
Gracias mil a Clau, BLG, Rosme Villegas, Mingo Varas, Roberto Lo.
Pasado el medio día, en la tostada plaza de Moche y a punto de desmayarme, una señora bajita e hiperactiva, me invita a conocer el Centro de Salud Materno Infantil Santa Lucía, justo al frente de nuestros ojos. “Todos los años hacemos un esfuerzo para darle una alegría a los niños mocheros”, dice doña Lucila Ramos, Técnica en enfermería y una de las más queridas del local de salud. En un par de días organizarán su fiesta navideña, con regalos y show para los niños, pero todavía les falta recolectar juguetes y panetones. Llamo a Claudita Caballero (la principal impulsora de este año, junto con los chicos de Citas de Vida). Acabamos de encontrar el lugar.
El Centro de Salud tiene más de 40 años de funcionamiento, y en sus diferentes ambientes se atiende a los niños (crecimiento, desarrollo, vacunación, control médico general), adolescentes (consejería, anticoncepción, planificación), enfermedades de la mujer, control prenatal, partos, etc. Actualmente está cargo de la Gerenta del CLAS- Moche, Mg. Flor Márquez Leyva, quien ha sabido darle el toque de modernidad que requería. Las camillas y materiales médicos me ponen recontra nervioso, así que mejor nos sentamos a coordinar la actividad.
Gina Lezcano, una simpática enfermera egresada de la UNT, es una de las encargadas del evento. Me cuenta que, como el año pasado, esperan atender a más de 500 niños de diversos poblados (Santa Clara, Sepúlveda, Los Tallos, Leoncio Prado, entre otros), y las mismas madres se están ofreciendo para coordinar la actividad. Le indigna que la propia Municipalidad de Moche no les haya prestado ningún tipo de apoyo, y espera que algunos congresistas cumplan con las donaciones ofrecidas. Eso esperamos, Gi.
El lunes 22 no parecía muy auspicioso, después de tres llamadas que postergaron su presencia en el evento (incluyendo Clau, pues tuvo un malestar debido a su exceso de trabajo). De otro lado, nuestra ‘Dalina’ (una de las chicas más ricas de El Recreo), se encontraba a tres horas de la ciudad, y no podía llegar a tiempo para animar la fiesta. Sorry, chicos, sorry, decía por su celular. El único que se presentó en la casa fue el famoso “muchachón”, (un muchachito de nombre José, entregado al deporte y a la palabra de Dios, a quien había hablado del evento un día antes) quien excusaba a sus amigos de la parroquia (unos chicos que cantan y animan que nos acompañaron el año pasado, en Salaverry), pero ofreciéndose a cualquier ayuda, incluyendo animación.
Cuando llegamos con nuestros regalos (recolectados en el ‘show room’ de Clau, y otros conseguidos por nuestra cuenta), en la 4x4 que traslada a un amigo intelectual, nombrado hace poco Gerente de una de las reparticiones de la comuna acuñista, me sorprendió de entrada el cariño en el recibimiento de las mujeres del Centro. No éramos tan guapos ni tan importantes, así que algo se traían definitivamente entre manos: A ellas también les habían fallado sus propias ‘Dalinas’, así que planeaban secretamente encargarnos la animación (que habíamos prometido, pero con los chicos cantores de una parroquia). Mujeres.
Les digo que apenas tengo una tímida experiencia en ser maestro de ceremonias, y que nunca había animado a un grupo de niños al mismo estilo del Tío Jhonny, o algo parecido. Es más, que no sé cómo diablos hacerlo. Pero ya era demasiado tarde. Las chicas me habían ubicado en el frontis del Centro de Salud, que ya empezaba a aglomerarse de cientos de chiquillos y sus madres venidos de diversos sectores.
- Hola niños… como están!!!, fue lo primero que dije por el micro, y debo haberlo dicho tan mal pues sólo me contestó el personal del mismo Centro de Salud para evitar el roche.
- Quiéren su regalooooo?!!!, se me ocurrió, y todos alzaron sus manos al cielo y comenzaron a gritar desbocados. Si mi madre me ve, pensaba, se mata de la risa.
Luego, para mi absoluta sorpresa, apareció en la escena el “payasito muchachón”, una mezcla de “Joker” y médico brujo, en versión mochera. Sucede que el “muchachón” fue secuestrado en algún rincón del Centro por Gina y sus amigas, y lo han devuelto pintado y disfrazado para la ocasión (un gorrito de médico, una bata verde del año cero, y una boca repintada de colorete al mismo estilo del macabro enemigo de Batman, el Caballero de la noche) y, lo que es peor, con-cien-ti-za-do- como “payasito”, al punto que desde el saque me peleó el micro para empezar la animación, ante la euforia de los niños que confirmaban a gritos su bautizo como el “payasito muchachón”.

Un poco ya recuperado del trauma por la irrupción en escena del “payasito muchachón”, quien prácticamente le robó el show a “Papa Noél” (un empleado del Centro, concientizado igualmente por las chicas, quien llegó a confesar, en un rapto de cordura, que “era la primera vez en su vida que hacía esto, y que nunca más lo volvería a hacer”), dimos paso a los bailes (nada de villancicos, Grupo 5 para todo el mundo, Que levante la mano quien no lloro un adiós/ Que levante la mano quien no sufrió por amor/ Que levante la mano quien no lloro un a dios/ Que levante la mano quien no sufrió por amorrrrr), y a la chocolatada, en una multitud que ya empezaba a descontrolarse.
La señora Flor Márquez empezó a agradecer a los colaboradores del evento, entre ellos al congresista ‘mochero’ Alva Castro (quien cumplió con donar más de 500 juguetes), El Mochica, panificadoras, farmacias, y muchas otras empresas que no dudaron en apoyar esta fiesta de los niños. Valga la oportunidad de mencionar a un personaje que ama al pueblo mochero tanto como a su viejo esposo: doña María Ruíz Caffo, benefactora de todo tipo de actividades, propietaria del restaurant “La Choza”, quien no ha dejado de bailar ninguna pieza del Grupo 5. Natural de Casa Grande, doña María, es, además, una de las gestoras del Centro de Salud, tras el terremoto del 70 y, junto a su esposo, son conocidos por su altruismo y don de gentes. A la hora del baile, junto al payasito muchachón, son una pareja de temer.
El reparto de juguetes fue toda una algarabía, y entre el gentío se hizo patente la necesidad de la mayoría de ellos: niños mal nutridos, de cabellos dorados por un sol inclemente, en brazos de unas mujercitas que son en algunos casos sus hermanas, en otros sus propias madres. Algunas son sólo adolescentes, pero ya lucen un vientre grávido. Sin duda queda mucho por hacer en este y otros lugares, pero no es el momento de reflexionar sobre ello. Lo que importa es que es navidad y la navidad es de los niños.
Uno de ellos se va con un juguete en sus manos y una sonrisa en los labios. El brillo de sus ojos ha empezado a iluminar los caminos de Moche. Eso significa la navidad.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!
jc
Gracias mil a Clau, BLG, Rosme Villegas, Mingo Varas, Roberto Lo.
Comentarios
Feliz Navidad y un Prospero Año NUevo 2009.
FELIZ NAVIDAD, estimados amigos, de parte de Consuelo Maldonado.
Arequipa- Perù
http://es.youtube.com/watch?v=QTdzjSPZv8g&feature=PlayList&p=B964F48C321FFE7F&playnext=1&index=2