LA BANDA


Por Dante Ramos de Rosas

Ella era una pitucona alemana. Su padre era un industrial y era la típica chiquilla rubilinda que sus padres saliendo a trabajar la dejaban sola en casa rodeada de millones por todos lados y empleadas que seguro le pegaban en el pompis.

Ulrike era su nombre y Meinhof su apellido. Un buen día descubrió que el mundo se podía invertir, pero de vuelta y media, de cabeza. Mismo Pachacuti andino. Y yendo a la Universidad de Munich conoció al estudiante de apellido Baader. Este la introdujo en las lecturas existencialistas, algunas verdades deconstruccionistas sobre la destrucción del mito paterno, de todo tipo de autoritarismos como el estatal y claro el marxismo leninismo maoismo en versiones librescas afrancesadas, todo ello en medio de charlas de café, en viajes en tren o en onerosas horas robadas a los metros de Berlín y Bonn.


Más tarde Ulrike y Baader se hicieron amantes, como debe ser la vida de todo joven estudiante –faltaba más- y se lanzaron al mundo a conquistar adeptos. La mayoría hijos de la elite industrial germana. La tesis era muy sencilla. Alemania había llegado en los setentas al techo del industrialismo y de lo que se trataba ahora era de detener eso porque contribuía a dos cosas terribles: La sobrexplotación de obreros y empleados y la exportación al mundo latinoamericano vía tanta maquinaria producida de la contaminación por chimeneas y escapes de automóviles y camiones. Los objetivos políticos eran General Motors y Mercedes Benz aparte de otras fábricas textileras.

Los medios para lograrlo eran el secuestro para pedir el rescate de las cabezas de industriales top teutones, el asesinato de tops, el robo a bancos para conseguir fondos rapiditos. Y de vez en cuando las molotov en esquinas o bares, la dinamita y la bomba casera o a mano. Por allí un par de pistolas ametralladoras llegadas de Libia o países árabes y coordinando con las Brigadas Rojas en Italia o la OLP palestina.

Una vez que se lograra el objetivo de desactivar industrialmente Alemania, el siguiente paso era el post industrialismo. Es decir la cultura hippie del “peace and love” y dormir las horas hombre trabajadas, dar paso al ocio creativo, al dominio de las letras como decía el poeta Heine, adiós a las ciencias explotadoras y contaminantes, muerte a los números y contabilidades. Eso es post industrialismo. Sí al ecologismo, no al papel higiénico como dice la loquita cantante country bien rica ella de la Sherryl Crown .

Post industrialismo significa cero crecimiento, enfriar la economía y que existan menos torres eléctricas. Ergo menos fábricas.

Después de cometer decenas de asesinatos la banda Baader Meinhof fue capturada y puesta en prisión perpetua. Posiblemente no calcularon que detrás de este incontrolable alud de asesinatos solo iban a despertar al gigante golpista del fascismo y derechizar a la sociedad alemana pidiendo el regreso del “orden establecido”. Los fantasmas hitleristas iban a aparecer por el patio trasero. De hecho que minúsculos grupetes pro fascistas los manipularon. Y fracasaron a la corta.

En el Perú una chica intento copiar a la Meinfhof. Fue Mónica Feria porque es hija de un rico industrial textilero. Hoy Mònica esta en Alemania justo a punto de ser extradictada por ser abogada de senderistas.

Si viene iremos a la cárcel para leerle la biografía de aquella a la que copió docilmente sin ser reactiva y creativa. Allá ella.

Comentarios

Entradas populares