EL PARO

Por Marcela García Guerrero
“Es deber de todos ejercer sus derechos ciudadanos
y sus facultades como autoridades sin olvidar en ningún momento,
ni poner en peligro, la paz democrática de los peruanos.”
Coordinadora Nacional de Derechos humanos
Es día del famoso “paro nacional- 9 de Julio -”, aún llega hasta nosotros el eco de los discursos desde nuestra plaza de armas; en la que hace poco menos de una hora he podido observar más personal policial que manifestantes. Y digo famoso porque nunca desde que tengo uso de razón un gobierno ha propagandizado y satanizado tanto un derecho constitucional de los trabajadores en una sociedad democrática.
No se puede prohibir un paro, repito, es un derecho conseguido con mucho esfuerzo por los trabajadores, es una medida que debe llevar a un diálogo alturado y consensuado en el que ambas partes gobierno y trabajadores busquen la mejor solución a los reclamos que se plantean. Ningún gobierno es infalible, también hay intereses políticos en ambas partes, pero la esencia de los paros es reivindicativa, aunque la historia demuestra que el aspecto político siempre ha primado.
Nos extraña la actitud del gobierno de turno frente a esta convocatoria anunciada abiertamente por los dirigentes de la CGTP y otras organizaciones; es desmedida la respuesta gubernamental, no solo ha sacado al ejército, también ha permitido la difusión de un spot polémico y desatinado; por ningún motivo se puede utilizar la figura de un delincuente, reconocido además por su afición a la mentira y falsedad, para desacreditar a un gremio. ¿Qué pasó, fue tal el temor del partido de gobierno que no midió la reacción que iba a provocar esta campaña que supuso mediática?, el impacto ha sido tan fuerte que la respuesta no se ha hecho esperar, generando una serie de sospechas, difundidas por los diversos medios de comunicación, como que “ el gobierno tenía información de que se estaba cocinando, algo muy fuerte.”, o, que es consciente de su carencia en dar respuesta a los graves problemas sociales que aquejan a nuestro país y ha querido advertir, que no permitirá una asonada que ponga una sombra de desprestigio a su impecable “desarrollo económico”.
Se pueden hacer muchas conjeturas, pero que hay una sombra de autoritarismo, la hay, que hay de por medio una conferencia importante en la ciudad del Cuzco como la reunión preliminar de APEC, la hay. Que hace muy pocos días la asonada moqueguana puso en jaque al ejército y al gobierno, también. Que la defensoría del Pueblo ha informado de innumerables situaciones de violencia y descontento en todo el país, también es cierto.
Considero que es mejor tener un PARO LEGAL, a través del cual se va midiendo el descontento popular, entablar un diálogo y conseguir acuerdos beneficiosos para todos, que ignorarlo, cerrar los ojos frente a una realidad que de no ser atendida puede llegar a extremos en que poblaciones enteras se levanten porque en el país de la maravilla del libre mercado y el gran despliegue económico, las grandes mayorías ven que temas tan puntuales como la alimentación, educación, y generación de puestos de trabajo a ellos no les llega, pasan los carros cargados de riqueza, pero ellos ¿qué reciben? su situación ¿en que ha variado?, por lo tanto hay un descontento y desconfianza profunda que está allí, latente. Esto no se soluciona con medidas de fuerza, esto se aplaca con una política redistributiva, y porque no, respetando lo establecido en el tan voceado “acuerdo nacional”, suscrito por todos los partidos políticos, pero relegado por el despegue económico.
Le toca al gobierno y es el mejor momento de hacerlo, el de implementar políticas sociales serias, de desarrollo sostenido, no paliativos ni donativos, con esto último ya sabemos, no se consigue el desarrollo de un país, también sabemos que un país es desarrollado cuando se benefician todos sus pobladores, o por lo menos se está en camino de conseguirlo, caso contrario tenemos una olla a presión, que en cualquier momento estalla.
Los derechos constitucionales hay que respetarlos, los problemas sociales, hay que solucionarlos, los recursos para ello, ahora si los tiene el país.
Trujillo, Julio de 2008

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