SE LLAMA PAPÁ

Por Dante Ramos de Rosas

Volodia Teitelboim era Senador por el Partido Comunista chileno y también embajador del gobierno de Allende en Roma. Pinochet lo consideraba uno de sus enemigos más odiados. Cuando se dio el golpe de los militares fascistas en 1973 la hija de Volodia se había quedado con sus tíos en Viña del Mar.

En los días posteriores al golpe el Estadio Nacional ubicado al este de Santiago empezó a rellenarse virtualmente de presos políticos de diversas nacionalidades. El embajador sueco inició su actuación haciéndose presente en el mismo campo al enterarse de los fusilamientos. En una sola tarde logro liberar a 53 uruguayos que serían fusilados. No se sabe como convenció al mayor a cargo. Seguramente conocía infidencias locas del mundo de los militares tan acostumbrados a canjear ascensos o prebendas a cambio de mini crímenes o traficar los favores de sus mujeres para con los superiores. No por nada Antauro Humala señala varias veces en su quincenario o en el film “Cielo Azul” con Jessica Lange y Tommy Lee Jones (bueno, la verdad de estos temitas me entere en 1995 por una amiga que trabajaba para el Banco del Trabajo chileno y su marido mayor EP en Trujillo. La cosa era mortal. Más tarde cruce línea con un empresario educativo en Chiclayo, que me contó de la fama de un teniente FAP y su mujer conocida como la “cerezita en dulce” de un general que al final de la fiesta veía alejarse al marido y adiós pampa mía).

Al día siguiente de liberados los 53 rioplatenses el mayor fue fusilado por sus superiores.

Volodia perdió su formación fría de rojo y desesperó por su hija. Coordinó con el embajador sueco y la vistieron de indiecita llevándola al aeropuerto lista a ser disparada a Italia. El padre estaba vetado para entrar al territorio almagrista. Instruyeron a la niña diciéndole que “si te preguntan por tu papá quédate muda. No digas nada”. Pero contraviniendo la orden diplomática de mudez total Mercedes Teitelboim demostró que era digna hija de su padre.

Una respondona.

Le preguntan los carabineros “¿quién es tu papá?”. Primero se queda muda y ellos insisten. “El nombre de mi papá es…papá. Es ...mi papá”. Los carabineros rieron y se llamaron la atención entre ellos diciéndose “como se te ocurre que una niñita tan pequeña tutee al padre. Ningún padre le dice a su hija que le diga su nombre, puh. Eso no es así. Esta niñita es bien educada. Vamos, que aliste sus maletas y se vaya”.

Hoy la Teitelboim vive en su Santiago querido. Y sigue orgullosa de su padre. Pero Volodia esta más orgulloso de ella.

Siempre hay que responder de todo a todos e ingeniosamente.





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