GRAN FERIA

Por Dante Ramos de Rosas
Sus piernas eran abundantes, delgada de cintura y supuraba un sudor ansioso detrás de sus labios y su cabellera negra lacia y larga hacia donde acaba la espalda.
Cuando la recuerdo me fijo en su ojos achinaditos, oblicuos, tan temperamentales como ella sola. Dueña de un lenguaje que no identificaba en los debates universitarios ni con el alocado trostkismo por un extremo o del dislocado verbo del PUM o del clásico silabeo del maoísmo chato de Patria Roja. Sino es ninguno de esos discursos tan comestibles, me preguntaba ¿de qué sector era?
Estaba metida en el tercio de letras en la Católica. Y era una organizadora nata. Integraba el tercio con el hoy aburguesado en el IEP de Martín Tanaka y con el troztko de Larry Mendoza hoy trabajando de guionista en Hollywood -¿díganme dónde han visto trostkos que vivan mal?–. Estudiaba Derecho pero creo que no iba a clases, porque no la ví jamás con cuadernos ni libros
Un día me invitó a una fiesta de la Facultad de Educación en la Av. Arequipa. La fiesta super concurrida la tenía a ella de un lugar para otro. Llegue y la miré. Ella me dijo: “¡Qué temprano llegas! Ahora vamos a bailar toda la noche”. “Lo que quieras”, repuse. Como era tan avasalladora no quedaba otra. Su rostro no era agraciado pero su cuerpo era atractivo, sabía bailar, los hombres la miraban, los cachimbos también y eso me gustaba. Me sacó a bailar y dancé como trompo. Era el invierno de 1986.
Más tarde supe que su padre la sacó de Seguridad del Estado en la Prefectura de Lima (1991). Su padre era un empresario textil de fuste y tenía suficiente plata como para librarla de los cargos de agente cultural proterrorista afín a Sendero Luminoso. Esos eran los flamantes cargos de mi amiga Mónica Feria Tinta. Un nombre bien cholo, bien nativo pero ella era tan inteligente. Tan lista, ¡carajo!.Tan equivocada también.
Ahora veo que el gobierno peruano ha iniciado su extradicción para que venga al Perú directamente desde Alemania donde Mónica se ha dedicado a defender presos de Sendero en las perrunas cárceles peruanas. La vez pasada “Panorama” le sacó el alma por haber obtenido un premio gringo de derechos humanos ya que sacó un platal.
Mónica no es la misma de antes. Como gana buena plata se ha jalado la cara, está bonita. Cualidad burguesa que hacía 20 años ella abominaría. Si viene al Perú cumpliré mi deber de ir a verla, total la juvenilia radical en ella no pasará. Eso es lo único positivo de toda esta carrera dantesca de Sendero hacia una locura más organizada que nunca.
Sus piernas eran abundantes, delgada de cintura y supuraba un sudor ansioso detrás de sus labios y su cabellera negra lacia y larga hacia donde acaba la espalda.
Cuando la recuerdo me fijo en su ojos achinaditos, oblicuos, tan temperamentales como ella sola. Dueña de un lenguaje que no identificaba en los debates universitarios ni con el alocado trostkismo por un extremo o del dislocado verbo del PUM o del clásico silabeo del maoísmo chato de Patria Roja. Sino es ninguno de esos discursos tan comestibles, me preguntaba ¿de qué sector era?
Estaba metida en el tercio de letras en la Católica. Y era una organizadora nata. Integraba el tercio con el hoy aburguesado en el IEP de Martín Tanaka y con el troztko de Larry Mendoza hoy trabajando de guionista en Hollywood -¿díganme dónde han visto trostkos que vivan mal?–. Estudiaba Derecho pero creo que no iba a clases, porque no la ví jamás con cuadernos ni libros
Un día me invitó a una fiesta de la Facultad de Educación en la Av. Arequipa. La fiesta super concurrida la tenía a ella de un lugar para otro. Llegue y la miré. Ella me dijo: “¡Qué temprano llegas! Ahora vamos a bailar toda la noche”. “Lo que quieras”, repuse. Como era tan avasalladora no quedaba otra. Su rostro no era agraciado pero su cuerpo era atractivo, sabía bailar, los hombres la miraban, los cachimbos también y eso me gustaba. Me sacó a bailar y dancé como trompo. Era el invierno de 1986.
Más tarde supe que su padre la sacó de Seguridad del Estado en la Prefectura de Lima (1991). Su padre era un empresario textil de fuste y tenía suficiente plata como para librarla de los cargos de agente cultural proterrorista afín a Sendero Luminoso. Esos eran los flamantes cargos de mi amiga Mónica Feria Tinta. Un nombre bien cholo, bien nativo pero ella era tan inteligente. Tan lista, ¡carajo!.Tan equivocada también.
Ahora veo que el gobierno peruano ha iniciado su extradicción para que venga al Perú directamente desde Alemania donde Mónica se ha dedicado a defender presos de Sendero en las perrunas cárceles peruanas. La vez pasada “Panorama” le sacó el alma por haber obtenido un premio gringo de derechos humanos ya que sacó un platal.
Mónica no es la misma de antes. Como gana buena plata se ha jalado la cara, está bonita. Cualidad burguesa que hacía 20 años ella abominaría. Si viene al Perú cumpliré mi deber de ir a verla, total la juvenilia radical en ella no pasará. Eso es lo único positivo de toda esta carrera dantesca de Sendero hacia una locura más organizada que nunca.
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