Trujillo se ha puesto a la altura de tamaño homenaje al vate santiaguino, con una sarta de loas aprovechadas, tramoyistas y anti estéticas. Todos han ganado alguito con el embauque, y hasta ha servido para un discreto homenaje a La Industria, al parecer, el diario favorito del poeta.
La clase intelectual de Ciudad Travesti (cada vez más dudo que la tenga) ha callado en todos los idiomas, o ha preferido el cosquilleo de pasadita, como quien no quiere la cosa.
El celebre poeta Alberto Alarcón (Piura, 1949), dinosaurio marxista afincado en la city, y amigo de los amigos, no se guarda nada en sus comentarios, como en los viejos tiempos…
AGRAVIANTE “DESAGRAVIO” A VALLEJO
El departamento de La Libertad tiene un drama que hasta ahora no puede resolver: aquí nacieron dos personajes cuyos ideales políticos son abiertamente antinómicos: Víctor Raúl Haya de la Torre y César Vallejo. El primero fundó en 1924 un partido de carácter continental, el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), y años más tarde una sección peruana, el PAP (Partido Aprista Peruano) que en 1932 lideró en Trujillo una revuelta frustrada contra la oligarquía peruana.
Desde un primer momento, Haya de la Torre se propuso combatir, primero en forma soterrada y después abiertamente, la ideología marxista sembrada por José Carlos Mariátegui y el Partido Comunista que éste fundó en 1928. Vallejo, por su parte, adhirió a las tesis de Mariátegui y ese mismo año, desde París, rompió con el líder trujillano, repudiando “al partido aprista por la orientación contrarrevolucionaria que le insuflan las nuevas teorías de Haya de la Torre, su jefe”.
La obra escrita y la acción política de Haya de la Torre han caducado; la una por tratarse de un centón lleno de baratas fórmulas ideológicas destinadas a justificar su postura antimarxista; la otra por lo que todos los peruanos sabemos: el partido aprista es ahora sólo un brazo político de lo más graneado del neoliberalismo y acaso una de las instituciones más corruptas y antipopulares que se conozcan en el país.
En cambio, la obra literaria y la acción ética y política de Vallejo, continúan en absoluta vigencia. Con todo, la historia le concedió una ventaja a Haya de la Torre: vivió hasta 1979, mientras que Vallejo murió en 1938. Este handicap le ha permitido a los apristas manosear la vida, la obra y la memoria de César Vallejo según su retorcido e interesado criterio.
En vista de que la figura literaria de Vallejo se ha impuesto en el mundo hasta ocupar espacios insospechados, junto a Shakespeare, Dante Alligheri, Joyce y otros gigantes de la literatura universal, los apristas no han tenido más alternativa que intentar “digerir” su imagen, limando previamente todas aquellas asperezas propias de su condición de ideólogo y esteta del marxismo.
Hasta hace poco, corrían el bulo de que Vallejo había sido militante del APRA. Dejaron de hacerlo sólo cuando los documentos y testimonios fueron irrefutables. Han escrito innumerables artículos tratando de convertirlo en el “gran amigo” de Haya de la Torre, fundaron el Instituto de Estudios Vallejianos sólo para evitar que “los comunistas” materialicen esa idea. Y hoy por hoy, le rinden “homenajes” para convertirlo en “poeta cristiano” o en una suerte de filántropo edulcorado e inofensivo.
El máximo atrevimiento de los apristas ocurrió al finalizar el primer gobierno de Alan García, cuando intentaron traer los restos de Vallejo al Perú para presentarse como sus “reivindicadores” ante la comunidad internacional. Escritores e intelectuales de todo el mundo protestaron ante semejante propósito y lograron desenmascarar las intenciones de García y sus áulicos. Adjunto a esta nota un artículo que escribí en Piura sobre el tema.
Pero como el APRA no cesa de tramar contra Vallejo y el marxismo, su último manotazo ha sido montar un “desagravio a Vallejo” realizado a trío entre la Corte Suprema de Justicia, la Universidad Nacional de Trujillo y el APRA. Algunos días antes de la inauguración del evento, apareció colgado en el céntrico local de la Universidad un horroroso afiche donde se mostraba a Vallejo tras las rejas.
En éste y en los trípticos que se repartieron después, se leía: “Desagravio a Vallejo. De juez a injusto reo”. Lo de “injusto reo” es además una gruesa incorrección idiomática, pues tal vez lo que quisieron decir fue “reo de la injusticia”. Pero como su propia conciencia los traiciona escribieron el agraviante adjetivo “injusto” al pie del sustantivo “reo”. Es decir, que aparte de prisionero, Vallejo fue un hombre injusto. ¡Vaya con los doctos desagraviadores del poeta! Ahora veamos los retruécanos (entre otros) que el “doctor” Francisco Távara ( actual presidente de la CSJ) escribió en dicho tríptico: “La universalidad de Vallejo como creador es una consecuencia más del mensaje de lo que dejó escrito en defensa de la humanización del mundo, en su lucha permanente por la fraternidad, por la justicia, por la igualdad, por la libertad y el bien común, lejos de los argumentos de la sociedad consumista y superficial.”
Si Vallejo leyera esta descripción de su pensamiento político, estoy seguro que lanzaría una de esas sonoras carcajadas con las que solía burlarse de la estupidez y la ignorancia de alguno de sus contemporáneos. No, “doctor” Távara, Vallejo no fue un jacobino, Vallejo fue un marxista en toda la extensión de la palabra.
Parte de esta comparsa han sido Víctor Sabana Gamarra, Jorge Kishimoto, el inefable César Ángeles Caballero, el profesor Wellington Castillo Sánchez y el crítico “estructuralista” Francisco Paredes Carbonell. ¿Cuál será el próximo “homenaje” del APRA contra César Vallejo? Esperemos. Con toda seguridad que sacarán uno de debajo de la manga.
CARNETS
·En Trujillo no hay un solo monumento público a César Vallejo.
·La calle más sucia de Trujillo se llama César Vallejo.
·El Colegio donde enseñó Vallejo y que está ubicado en la Plaza de Armas de Trujillo se llama “Pedro Henríquez Ureña”.
·El Instituto de Estudios Vallejianos está conformado por cuatro ancianos que no permiten la incorporación de nadie más a su institución.
·En todo Trujillo no existe un archivo de las obras de Vallejo.
·En la Universidad Nacional de Trujillo no existe la Cátedra Vallejo.
· En la Feria del Libro de Trujillo, que ocurre todos los años, se evita la imagen y la mención de Vallejo.
· En la Municipalidad de Trujillo no hay un cuadro de César Vallejo.
·Reivindicar a Vallejo en Trujillo te convierte en un apestado.
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