PROGRAMA MUNDO JURÍDICO
Hola a todos,
PALABRA DE REY. Alucinante. Sino llego a verlo en las portadas electrónicas de los diarios (ya saben que no veo TV), sencillamente no lo creo: Su Majestad el Rey de España Don Juan Carlos I de Borbón, eterno compinche de las formas y protocolos, espetándole a un Jefe de Estado un sonoro “¡¡¿Por qué no te callas…?!!”, en la clausura de una Cumbre Iberoamericana, y sin visibles signos de embriaguez. A-lu-ci-nan-te. Pero un momentito. El espetado es un desbocado presidente sudaca, acostumbrado a joder a medio mundo, a veces no sin razón pero normalmente como triste payaso. Igual, pues, así fuera un mendigo salvadoreño. Creo que este es un poco el razonamiento que debería aplicarse a lo sucedido en Santiago entre el monarca español y el presidente venezolano, vale. Por lo menos no soy de los que gustan gritar ¡Viva el Rey!, aunque tampoco me da la gana la defensa de Chávez (pobechito, nadie lo quiere). Los dos metieron las cuatro, ¡y olé! Nadie duda que estas reuniones de la “alta sociedad política” no sirven para mucho, pues todas hacen gala de una diplomacia insufrible, y los temas más urgentes se aplazan para la próxima cumbre, y así sucesivamente. ¿Alguien se enteró que el tema de las plenarias era la “inclusión social”, por ejemplo? ¿Cuánto de bueno tiene la Declaración de Santiago para nuestros países? Ha tenido que haber roche con el Rey, ¡ostiaz!, para que la gente sepa que en el cónclave había un presidente indígena cuyo país reclama una salida al mar; que las empresas españolas siguen ganando un culo de plata a costa de los usuarios; que Venezuela alista un puto referendo para Diciembre, donde es probable que se apruebe la reelección indefinida de su presidente, osea éste; que los estudiantes de la Universidad de Caracas salen cada día a las calles, a riesgo de su vida, a exigir democracia en su país; que en la frontera de Uruguay se ha instalado una poderosa fabrica de celulosa que jode el medio ambiente; que en El Salvador (donde se realizará la cumbre 2008) la pobreza sigue en aumento; y que, además, existe un Rey que puede gritarle “¡¡¿Por qué no te callas…?!!” (a ver qué diga eso en España al gobernador vasco o al catalán, puta, ¡le dan por los huevos!) a un presidente, y largarse como de una cena de tarados (se levantó mientras hablaba Daniel Ortega, quien denunció a la empresa eléctrica española Unión Fenosa, y sacó en cara “que aviones estadounidenses repostaran en España antes de bombardear la vivienda del presidente libio, Muamar Gadafi, en 1986, en el que murió la hija de éste”). Putalacagada. Chávez tiene la cabeza de una zapatilla, qué duda cabe. Alguien tiene que decirle con toda delicadeza y finura que este huevón no puede ir cagándola de cumbre en cumbre, que no es un opinólogo clandestino, un “blogger jurídico” de provincias, un cineasta maleducado, un reencarnado del zambo Bolívar (que se hacía retratar como ‘blanquito’, según el último libro de H. Morote, “Bolívar, Libertador y enemigo número uno del Perú”), quien además se quería agarrar a todas las hembras del viejo mundo de forma vitalicia, que es –por Dios- un presidente. Pero no seamos ingenuos (y esto lo vengo pensando después de una borrachera con Dante, el rosacruz), el rollo chavista tiene una explicación: Su ventosidad verbal sólo busca distraer los delicados problemas enraizados en su país: autoritarismo, malos manejos, y todo tipo de recorte de libertades. Allá los que caen en su jueguito. Que no nos sorprenda que un día nos salga con otra de sus pendejadas y, por ejemplo, diga que mother Teresa era una lesbiana imperialista, o que Ratzinger también sabía del golpe del 2002 y había confabulado con Bill Gates para matarlo. El Rey es un patín que vive de los impuestos ibéricos desde que Franco y su Constitución lo pusieron donde está, que regala plata que no es suya, que gusta matar osos cuando sale de cacería, que piensa que las empresas españolas nos han traído modernidad y por eso son intocables. Don Juan Carlos, el Rey, debe ajustar su lengua especialmente fuera de su país, pues no estamos en los tiempos de la colonia, y ya nadie está obligado a cantar ¡Viva el Rey! Zapatero y su voz de la serie rosa (ahh, cuántos recuerdos adolescentes) es quien mejor ha salido parado del asunto exigiendo respeto a J.M. Aznar (“el fascista, menos humano que un tigre o una serpiente”), su antecesor, quien hoy por hoy, junto a lo más graneadito de escribas del ABC (por cierto, un último editorial dice que aquella frase fue “una espontánea exhortación a Chávez”) y de la derecha española, le dan palo a cada una de sus medidas en el Gobierno. Zapatero pudo aprovechar la ocasión y dejar que el Gorila Chávez embarre a su enemigo político (como tal vez le hubiera gustado a Moratinos, su ministro de Exteriores, sentado a la siniestra del Rey) pero prefirió pararla y exigir “respeto” para Aznar, y dar una lección de tolerancia y buenos modales, gesto que ha sido agradecido por una llamada del mismo ex jefe del Gobierno español, aunque el actual jefe de su partido, el Partido Popular, Mariano Rajoy, ha culpado a Zapatero del incidente, pues ha dicho que es “fruto de las amistades peligrosas que ha cultivado el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con el Gobierno de Chávez". ¿Ustede creen que, en situación similar, Caballo Loco hubiera defendido al Cholo Toledo? Cosas de políticos.
CUMBRES BORRASCOSAS (EDITORIAL DE EL PAIS). “La Cumbre Iberoamericana de Santiago comenzó con esperanzas después de varios años durante los que arreció la crítica a estas citas. Una de las razones que explican las expectativas fue la elección del tema principal de la agenda, la cohesión social, un asunto que permite trazar con precisión la frontera entre las políticas populistas y los modelos socialdemócratas que están enfrentándose en el continente. Por este motivo, no son de extrañar los desplantes y provocaciones que han protagonizado varios de los dirigentes, con Hugo Chávez al frente. Su estrategia de estos años ha consistido en presentarse como los únicos gobernantes preocupados por la desigualdad y la exclusión, y los resultados alcanzados durante esta cumbre han supuesto para ellos un categórico desmentido. Sería un grave error minusvalorar estos resultados frente a los histrionismos que han salpicado los dos días de reunión. Pero la cumbre no sólo ha puesto en evidencia la pugna entre dos modelos políticos en América Latina. Ha mostrado, además, las dificultades a las que se enfrenta cualquier política exterior cuando el grado de ruptura entre las principales fuerzas llega a los extremos que se han alcanzado en España. Rodríguez Zapatero salió en defensa del ex presidente del Gobierno José María Aznar ante los extemporáneos e inaceptables ataques de Chávez. Cumplió con su deber con la corrección y contundencia que exigía el foro de Santiago, algo que el propio Aznar reconoció y agradeció anoche al Rey y a Zapatero. También don Juan Carlos estuvo en su papel, puesto que el presidente venezolano cruzó con sus descalificaciones la línea de lo tolerable en una relación entre países soberanos. La reflexión no estaría completa si no se subrayase que el contenido de las declaraciones en las que se ha instalado Aznar desde su salida de la presidencia del Gobierno no ha estado a la altura de las responsabilidades que cabría suponerle, contribuyendo a deteriorar la convivencia interna y creando graves e innecesarias dificultades para España en el plano internacional. La Monarquía está adquiriendo en los últimos tiempos, y por razones diversas, un protagonismo que no facilita la imprescindible labor de moderación que tiene asignada en el sistema constitucional, y que a la vista del grado de crispación que ha alcanzado la vida política en España es más necesaria que nunca. A los partidos les corresponde la mayor responsabilidad para facilitar el regreso del sosiego a las instituciones, incluida la jefatura del Estado. La figura del Rey no debería estar por más tiempo en el primer plano político”.
13 DE NOVIEMBRE. Ya casi esta fecha pasa de largo en los medios, especialmente porque sus protagonistas, entre ellos Jaime Salinas (el padre, no el atorrante del hijo) salieron de la escena pública, pues no eran hombres hechos para la política sino para las armas. Aquí un solitario homenaje del casi trujillano (tenía una firme por estas tierras, y hoy es su honorable esposa sino me equivoco) y chalán Iván García, hijo de respetable aprista (vean su blog, cuya dire no me acuerdo). “El próximo martes 13 se cumplirán 15 años del movimiento castrense que lideró el general Jaime Salinas Sedó para restaurar la democracia que una camarilla golpista –comandada por Fujimori, Montesinos y Hermoza Ríos– disolvió la noche del 5 de abril de 1992. No sólo fue un acto amparado en la Constitución –el derecho a la insurgencia ante el quiebre del orden democrático– sino también un gesto repleto de valentía y coraje. En rigor, el plan nunca llegó a ponerse en marcha. Hubo contratiempos y su ejecución fue suspendida, pero una delación le permitió al corrupto ex asesor desplegar tropas y mandar generales para capturar la madrugada del 13 de noviembre de 1992 a los comprometidos con la causa restauradora. Mientras Salinas Sedó esquivaba los balazos que le lanzaba en frenética persecución el general Luis Pérez Documet –entonces jefe de la DIFE–, Alberto Fujimori corría como un conejo a refugiarse en la embajada del Japón. Un adelanto de lo que, curiosamente, casi por la misma fecha pero ocho años después, haría el ahora preso del Fundo Barbadillo al emprender su fuga hacia Tokio. Para los insurgentes vino la carcelería canalla: el cuartel Bolívar con ventanas tapiadas; Canto Grande junto a terroristas y presos comunes; finalmente, el Real Felipe. En el camino, varios fueron sometidos a torturas físicas dirigidas por el propio Montesinos. Agresiones cobardes que fueron relatadas de puño y letra con lujo de detalles. Denuncias todas que fueron públicas gracias a los pocos medios que se atrevieron a enfrentarse a la dictadura mafiosa. Pese a ello, no le tembló a Fujimori una ceja para mantenerlo a su lado, en la máxima intimidad del poder asaltado, y para defenderlo a capa y espada. En los archivos de la época están los escritos y mensajes que Salinas Sedó redactó durante su cautiverio y en los que explicó las razones que los llevaron a planear el derrocamiento del régimen golpista y corrupto. Están ahí ya advertidas las maniobras para someter a cálculos políticos a las FF.AA.; los chantajes y extorsiones; la maquinaria para sucesivos fraudes electorales –el primero habría sido en los comicios para el CCD de noviembre de 1992–; y la corrupción a gran escala. Recordar ese 13 de noviembre debe ser ejercicio obligado de memoria para que no se repitan noches infames como la del 5 de abril. Y en ese recuerdo, junto a Salinas Sedó, tienen que estar José Pastor Vives, Manuel y Víctor Obando, Luis Soriano Morgan, César Cáceres Haro, Salvador Carmona, Marko Zárate, Enrique Aguilar del Alcázar y Hugo Ormeño, entre varios más”.
Hasta el próximo domingo,
Johnson Centeno
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