
- ¿Desde cuándo escribes?
- No puedo ubicar exactamente la fecha, pero yo diría que desde que tengo uso de razón. Una vez leí un texto mío que escribí cuando tenía ocho años. Era un cuento medio raro, medio místico o algo así. Trataba sobre un tigre dorado al que los cazadores lo mataban, y él volvía siempre como un fantasma. Sospecho que desde ya quería ser escritor.
- Vargas Llosa dice que escribir es lo mejor que le puede pasar a un escritor, y que es su mejor manera posible de vivir. ¿Es un poco tu caso?
- Yo creo que debo ser más lector que escritor, de hecho yo diría que es la literatura la que llena toda mi vida.
- Pero no vives únicamente de la literatura, ¿o sí?
- No, no. Tengo mil oficios. Es más, me haces recordar el apodo que me han puesto en algunas páginas web: El mil oficios Thays (sonríe). Mi oficio principal es trabajar en una entidad del Estado, de 7 y media a 6 de la tarde, todos los días.
- ¿Eres un burócrata?
- Sí, trabajo en OSINERG, una reguladora. Soy asistente de protocolo, y me encanta mi trabajo.
-¿Protocolo?, ¿En serio?
- Sobretodo porque trabajo con una persona extraordinaria que es el presidente del organismo, Alfredo Dammert: una persona muy pero muy culta, francamente de lujo.
- ¿Y tu trabajo es el de un señorito o algo así?
- ¿Cómo, cómo?
- En qué consiste tu trabajo
- Bueno, se llama protocolo pero lo que yo hago es redacción de textos especiales: Informes, manuales, ahora mismo estamos haciendo un libro precioso sobre las Plazas de Lima, entre otras cosas. Créeme (se sonríe) hay mucho trabajo en esta área.
- ¿Es posible construirse como escritor, o, digamos, es necesario un talento especial?
- Yo sí creo que se puede construir. Debe haber un talento especial, o vocación, ciertamente. Pero una vez que tienes la vocación de escribir en realidad todo lo demás es trabajo.
- ¿Requisitos imprescindibles?
- Uno, para mí, la perseverancia. Si no estás dispuesto a fracasar o a que te demoren las cosas, entonces no funciona la literatura. El arte en general te exige paciencia, paciencia.
- La bohemia y las juergas para algunos son un aliciente…
- No es mi caso. Creo que para la mayoría de autores, la bohemia y la juerga más que ayudar impiden el talento. Pero yo siempre pienso que esos son escritores a pesar de sus excesos. Por ejemplo Malcon Lowry era un alcohólico patológico: Yo no creo que fuera escritor porque era un alcohólico, sino que era escritor a pesar de su alcoholismo.
- Hay una leyenda negra sobre Bryce ¿no?, en el sentido que sería un terrible despreocupado.
- Pero esa leyenda es una enorme ficción porque no creo que exista ningún escritor más preocupado que Bryce, pues es una persona muy metódica con su trabajo. La leyenda que tú comentas es cierta, y él mismo lo cuenta en sus memorias: Dice que todo el mundo piensa encontrarse con un tipo vagabundo, abandonado, que deja pasar el tiempo, etc, y que, por el contrario, él es una persona muy dedicada.
- ¿Lo has entrevistado?
- Sí, yo entrevisté a Bryce.
- ¿Pidió algo de beber?
- No, no (sonríe). Bueno, no lo he conocido antes pero ahora es una persona muy controlada. Se mete unas encerronas terribles en España, en Francia, y se pone únicamente a escribir. Bryce es un un obrero de la literatura.
- Los poetas pareciera que van por un camino distinto ¿no?, como que son más proclives a ciertas tentaciones…
- Puede ser. Tal vez sea porque la poesía no requiere de tanta disciplina como la narrativa, sobretodo con la novela. Pero también es cierto que esto es parte de un mito. En realidad yo no creo que ninguna persona que haga algo realmente productivo pueda estar inconsciente o desenchufada tanto tiempo.
- Qué es lo peor que puede pasarle a un escritor. ¿Trabajar en la televisión?
- No, al contrario, yo creo que es excelente. Trabajar en TV hace que uno pise tierra. Yo, antes era un escritor más bien prejuicioso con lo social, con lo popular, un poco alejado de las preocupaciones del Perú. Me sentía un escritor "internacional", o "cosmopolita" si quieres. Pero ya una vez en el programa comencé a preocuparme por qué es lo que piensa la gente, sus inquietudes, etc. Yo no diría que me inundó un patriotismo, pero sí un nacionalismo muy especial.
- ¿Vano Oficio, fue idea tuya?
- No, fue idea de uno de los gerentes de TNP. Curiosamente el programa fue propuesto primero a Abelardo Oquendo y luego a Fernando Ampuero. Los dos no estaban dispuestos, y fueron ellos quienes recomendaron mi nombre a la producción. Entonces el pata me llama y me dice: Yo no te conozco, no he leído nada tuyo, pero es mucha coincidencia que los dos me sugieran tu nombre, así que intentémoslo. Así empezó todo.
- ¿Ni te imaginabas en la TV?
- En realidad ya antes había intentado con una productora sacar un programa al aire. Era una cosa muy parecida a "Polizontes" (un programa del cable), se llamaba "Infraganti": Se trataba de dos modelos que vivían juntas y en las mañanas se preguntaban: Oye, qué has hecho ayer dónde estuviste, etc., y de pronto aparecían en esos lugares, que podía ser una fiesta, una exposición, y allí hacían las entrevistas. Muy entretenido. Yo me iba a encargar de los guiones.
- El programa ya casi cumple 5 años en el aire, a pesar que lo ve poca gente, ¿no?
- Bueno, el rating se mide solo en Lima y, sí, sinceramente el rating es muy bajo, a pesar que se ha duplicado en los últimos años. Sin embargo estamos contentos por la utilidad del programa, y por lo que representa para un sector de los televidentes.
- No puedes competir con Hildebrandt, supongo que debes odiarlo…
- No, no, para nada. Pienso más bien que nos conviene eso porque una persona que está viendo a Hildebrandt, que es normalmente una persona que le gusta pensar, estar informada, si cambia de canal y se queda con nosotros pues es todo un logro.
- ¿Te ha criticado más de una vez, ¿no?
- Sí, pero no me va ni me viene. Él es muy rencoroso y parece que no le gustó que yo firmara una carta a favor de Ampuero y en contra de él, en unas peleas que nosotros no teníamos nada que ver, pero que a muchos nos pareció un exceso de insultos. De allí viene todo.
- Hemos visto que recomiendas y censuras algunos libros en una parte del programa. ¿Los lees todos?
- De la gente que entrevisto leo todo. En la sección Novedades recomiendo libros, que son los que me llegan, pero no alcanzo a leerlos todos, sería imposible. Con la gente que entrevisto sí soy muy cumplido.
- ¿Algún personaje que te haya deslumbrado?
- Vargas Llosa. Me sorprende mucho que él tenga esa capacidad de contestar en limpio. Yo le hacía una pregunta y él contestaba con una limpieza que si pudiera ser trascrito sería un perfecto ensayo. Lo he entrevistado varias veces y siempre he tenido esa impresión. Creo que es una persona que tiene uno de los cerebros más organizado que conozco.
- ¿Se puede establecer un perfil del escritor peruano?
- Uhmm… Lo que pasa es que hay una gran diferencia entre el escritor peruano que vive fuera y el que vive dentro. Yo te podría decir una característica del escritor peruano, o en general de la literatura peruana, pero no sé si esto podría ser aplicable a Bryce o a MVLL. Una de las cosas que más me molesta del autor peruano es su seriedad. Es demasiado serio, demasiado solemne. Por ejemplo, de mis libros, al que peor le ha ido aquí pero que afuera ha tenido un éxito enorme es La disciplina de la vanidad, que es un libro muy cómico, muy irónico, pero que aquí no se entiende muy bien. No sé si un escritor como Moterroso, por ejemplo, podría haber existido en la literatura peruana. Sospecho que no, en todo caso habría sido considerado un autor menor.
- Qué escritores te gustan, de tu generación.
- De mi generación, podría mencionar a Mario Bellatin y Ricardo Sumalavia. De generaciones más jóvenes, Johann Page y Luis Hernán Casañeda. Creo que en general es una buena época para la narrativa peruana.
- Algunos escritores que hayan influido en tus novelas.
- Muchísimos, casi todos los que leo. De manera muy obvia, por ejemplo, Durrell y Nabokov. Y Luis Loayza, por cierto.
- Es cierto que has quemado algunas de tus novelas?
- Sí, quemé por ejemplo una continuación de El viaje interior que se iba a llamar Esplendor de Agustín y ya tenía editor. Creo que, como dice Peter Elmore, un escritor se define más por los libros que deja de publicar que por los que publica.
- ¿Por qué no haces poesía, Iván?- (Piensa).
Nunca he creído que sea bueno para la poesía. He escrito poesía, sí, pero es bien mala. Lo mío son las novelas.
- Cuál crees que es la mejor lograda.
- Yo creo que la mejor es La disciplina…. Si yo fuera un crítico literario escogería ésta, diría que es un salto cualitativo, que es una obra mucho más compleja, etc. Pero como autor me siento orgulloso de Escena de caza, a pesar que no es la novela favorita de casi nadie, y muchos dicen incluso que es bache en mi carrera. Es una novela que yo adoro, que escribí en un estado místico, absolutamente robado. La he releído últimamente para un revisión que hice, y la verdad, me digo: Que paja haber escrito esto, pero ya nunca voy a volver a escribir así (sonríe).
- Cuándo nos entregas tu próximo trabajo.
- Tengo terminada una última novela, y la he mandado a un agente literario. Él ya verá cuándo la publican, dónde y cuánto le dan por ella. Es una cosa, te cuento, radicalmente distinta a lo que he hecho hasta ahora. Yo creo que es una novela de madurez, y tiene una estructura compleja muy distinta a las anteriores.
- ¿Buscas la novela total?
- Yo creo que es un rasgo distintivo de mi generación el hecho de que la novela total, vargallosiana digamos, ha perdido un poco el sentido, salvo para algunos autores. Yo prefiero la novela introspectiva, es decir, que desnude aspectos el hombre. No tengo ningún interés colectivo de mostrar, por ejemplo, cómo reacciona el Perú o su gente. Para nada. En ese sentido no soy un escritor absoluto sino más bien intimista, y preocupado por los detalles. (2005)
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