Manual de buen gobierno para no terminar como el tipo de la foto


Por Johnson Centeno.-

Si apuestas por un cargo público, pero no quieres que tu gestión termine en un exilio involuntario o en la División de Investigación Criminal de la Policía Nacional este manual es para ti. El punto es qué NO debes hacer si deseas un mandato sin escándalos (ni órdenes de captura).

1. La autoridad no es un pase libre para el egocentrismo

Ser elegido no te convierte en un emperador todopoderoso, ni un huachafo de atar. El tipo de la foto creyó que su investidura le permitía insultar, descalificar y pelearse con todo el mundo, desde policías hasta arqueólogos de medio pelo. Error. Gobernar es construir puentes, no quemarlos con declaraciones incendiarias.

2. Usa tu cargo para trabajar, no para el show mediático

Si pasas más tiempo en redes sociales que gestionando tu ciudad, algo anda mal. El tipo de la foto convirtió su mandato en un espectáculo de confrontaciones y acusaciones gratuitas que solo alimentaron su imagen de funcionario beligerante. Consejo hasta de un conejo: menos “like” y más gestión, cojudo.

3. Huir no es una estrategia brillante

Cuando la justicia te busca, lo peor que puedes hacer es desaparecer como si fueras un mago, así lo hayan practicado otros miembros de tu mafia, digo, de tu familia. Este tipo se esfumó por meses, ganándose la etiqueta de prófugo. Si realmente crees en tu inocencia, enfrenta el proceso como un adulto responsable, no como un personaje de crónica negra. Tampoco te mates, que es la salida de los cobardes.

4. Gobernar sin criterio es como manejar sin frenos

Tomar decisiones a la ligera y sin fundamentos técnicos puede convertirte en el villano de la historia. Cerrar comercios o emprendimientos familiares sin pruebas sólidas no solo genera caos, sino que también deja en evidencia la falta de planificación. Un buen líder se asesora antes de actuar como bestia.

5. La ética no es opcional

En serio. Y esto no es un discurso de viejas. Solo la ética puede sacar adelante un colectivo y futuro político. Ser autoridad no significa que puedes hacer lo que se te antoje. Gobernar requiere cabeza fría, no impulsos descontrolados.

De modo que esto nos deja una gran moraleja: el poder no es un juguete y la justicia siempre alcanza a los que creen que pueden burlarla. Así que, si alguna vez tienes la oportunidad de gobernar, toma nota y evita terminar como este señor, y si tienes algunos problemas con tu cabeza o espíritu asesórate por un especialista. Tu reputación (y tu libertad) te lo agradecerán.

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