ROBERT BRESSON, UN MAÎTRE EXTRAORDINAIRE
Por Gerardo Cailloma.- UPN
Hay ciertos directores y
artistas cuyas obras exigen del receptor un fuerte ejercicio espiritual para su
comprensión. Varios de estos han utilizado su arte para poder expresar ese
sentimiento íntimo, muy lejos de los cánones institucionalizados de un dogma
religioso, para pasar a ser una muestra de sus ejercicios personales con el fin
de conocer esa intimidad que yace en cada uno de nosotros.
Bresson se
circunscribe en este conjunto de autores y artistas que usan al arte, según Susan
Sontag, de manera reflectiva y distanciada para poder entender la
esencia del ser humano en su materia y su espíritu, despojado este último de
todo elemento o maquillaje que se interponga con la espiritualidad en su
manifestación básica. Nace en 1901 y es
testigo de dos guerras mundiales en las que se ve involucrado su país de
origen, Francia. Durante la segunda guerra mundial, va a ser capturado y, tras
dieciocho meses de prisión, es liberado. Su libertad la va a aprovechar para
comenzar a realizar con más empeño lo que ya había iniciado en 1934: cine.
Quizá ese negro periodo carcelario haya influido de sobremanera en algunas
líneas de trabajo que irá a adoptar cuando incursione de manera más sostenida
en la cinematografía. Quizá esa cicatriz vaya a ser una constante sobre la
discusión permanente sobre la libertad, la liberación, la libre elección (que
ha de influir a muchos intelectuales contemporáneos, como Sartre y su obra El
Muro). Nuestro director va a hacer de su cine un verdadero ejercicio de la
búsqueda de la esencia del espíritu, ligado a la materia, que busca su sendero
hacia la libertad. Pareciera influido por los místicos españoles (Santa Teresa
y San Juan de la Cruz) o de la visión reflexiva de ese genio que fue el danés Carl
Dreyer.
Pero su rigor va por el camino de un proyecto de vida que uno
se trace y cumpla como meta (tal como lo expone Sontag). Emilio Bustamante, en su
ensayo Hacedor de Milagros, comenta la teoría (compartida por muchos
críticos de cine y de arte) que Bresson se preocupa no de detalles superfluos,
sino de hacer conocer ese interesante campo de las acciones humanas que
permitan reconocer, a través de éstas, lo que es el hombre; por esta razón, sus
obras no exponen argumentos complejos narrativos, sino que exponen los momentos
en los que los humanos tomamos decisiones que impliquen un sistema moral que
manifieste nuestra esencia espiritual. Por tal razón, su cine más va a parecer
un conjunto de “documentales” (si cabe el término) que muestran a diversas
personas, hombres y mujeres, actuando casi mecánicamente para conocer no el
final sino el proceso para llegar a ese final. Sontag lo hacer mucho al
concepto de Brecht en cuanto al uso de los personajes: los despoja de todo
sentimiento que “perturbe” la esencia de lo que trataremos de ver a través de
las acciones.
Apunta a casi un mecanicismo de tal manera que el actor, como
Brecht, sólo muestre la idea, despojado de todo sentimiento que distraiga la
esencia de lo que se quiere mostrar. Por eso, Bustamante dice que Bresson trata
de mostrarnos (gracias a este rigor mecánico, frío, repetitivo) el espíritu en
su manifestación inicial; Bresson trabajaba con sus actores (casi todos
desconocidos, sobre todo en sus últimos films) con el fin de “transmitir una
idea”, más que “ser un carácter”. Por esa razón, no duda en ir eliminando
cualquier distractor que pueda tener el público en cuanto a lo que ha de
venirle a un personaje de una de sus películas. E, incluso, prefiere obras
cuyos finales son totalmente conocidos, caso Juana de Arco, con el fin de no
tener tantas “impertinencias” (Sontag dixit)
para ir descubriendo el espíritu que subyace en la acción. De ahí la sencillez
de sus escenarios, la escasa música diegética o extradiegética empleada, la
simplicidad de su fotografía, el uso permanente de planos fijos, la reiteración
de ciertas escenas, el uso del silencio.
El Dpto. de Letras de la Universidad
Privada del Norte presenta un breve ciclo de este extraordinario director,
preocupado por conocer las honduras del alma, poco conocido por el público,
sobre todo el joven. Las proyecciones se harán en nuestra Sala de Conferencias a las 7:17
p.m. Ingreso gratuito.
13
DE AGOSTO PICKPOCKET (CARTERISTA) 1959
Un film que nos muestra la
desesperación humana de un joven, Michel, que se presionado a volverse
carterista. Y vemos el proceso de redención del mismo a través del amor.
Pareciera inspirarse en los grandes escritores rusos del XIX, profundos
estudiosos del alma humana en sus conflictos. Aquí tenemos Raskolnikov en busca
de la cura de sus crisis espirituales. Es un film sencillo en recursos, con
amplio dominio de sonido que permite, de manera elíptica, entender las escenas
y, con ello, la narración. Es una verdadera obra maestra en la creación de
elementos (objetos y ruidos) que, a manera de sinécdoques o metonimias, nos
permiten mantener el ritmo de la narración. El personaje se muestra frío y
sujeto, en cierta manera, por el destino. El actor principal, Martin Lassale,
uruguayo de nacimiento, realizó este único film y luego se refugió en México.
Esta obra se muestra justo a inicios de la famosa Nouvelle Vague y muchos
de los artistas de ese movimiento la tomaron como referencia para sus obras
futuras.
20
DE AGOSTO LE PROCÈS DE JEANNE D´ARC (EL PROCESO DE JUANA DE ARCO) 1962
Como
plantea Sontag, esta obra la hizo de manera muy consciente de acuerdo a sus
propias intenciones de uso del cine. Para Bresson, el cine es una narración con
un propio lenguaje que busca no ser distraído por algún otro elemento que haya
antes usado el cine, como es el caso de la pintura o el teatro. Bresson quería
crear un lenguaje propio, despojado de todo lo pictórico o teatral. No quería
nada que lo acercase a la máscara, a lo encubierto. Cada imagen era como una
palabra que tenía que estar en una sintaxis mayor para exponer una idea. Por
eso evitaba deícticos visuales que perturbasen su proyecto. No quería un actor
para la cual la película estaba hecha; por eso los actores eran usados casi
como piezas de un “ente mayor”. Si comparásemos esta obra con la de Dreyer, con
una Renée Falconetti extraordinaria, aquí Florence Carrez pasa a tener un rol
simple, pero no sencillo. Su personaje no debe mostrar histrionismos, pero debe
mostrar a través de sus actos reflexivos, cómo es ese proceso hacia la
liberación de su espíritu, con sus dudas, temores. Según Bustamante, Bresson
supo hacer evidente, lo inefable, lo inasible, y esto se lograba gracias a la
materia que se mueve para mostrarnos es espíritu que la moviliza. Ese es el
punto que esta actriz tenía que lograr. En una entrevista, ella narra lo
riguroso que era trabajar con este director, que le exigía despojarse de su
identidad, de su yo para convertirse en una portadora de un concepto.
27
DE AGOSTO L´ARGENT (EL DINERO) 1983
Último film de nuestro
director (él fallecería 16 años después en 1999), un testamento casi negro,
inspirado en un relato de otro gran ruso, León Tolstoi. El film tuvo muchos
problemas para su financiamiento. Bresson era famoso, pero sus películas no
eran tan populares, desde el punto de vista económico (historia conocida para
las obras de autores). La historia es muy sencilla, pero conmovedora y
desesperanzada. Yvon es un sencillo trabajador de una empresa de reparto de
combustible que es objeto de un engaño por la entrega de un billete falso
(historia frecuente en nuestra sociedad); él, de buena fe, procede a reclamar a
la persona que se lo dio, pero rechaza dicho reclamo a sabiendas que era falso,
pues este había sido timado previamente por un par de mozalbetes ricachones
irresponsables. Todo esto va desencadenando una serie de eventos que arrastran
a este buen hombre, que pierde todo: deja su empleo, muere su hija y su mujer
lo abandona. Y termina sus circunstancias con un terrible asesinato. De toda
esta terrible situación, es este simple hombre quien sale dignificado frente a
los “correctos comportamientos” que hacen los demás personajes, acomodados
hipócritas que tratan de mantener lo suyo. Esto evita que nuestro director, ya
desencantado por la edad (y lo que lo rodea) no caiga del todo en un profundo
nihilismo. Pese a parecernos una tragedia griega, es una terrible muestra del
mundo actual, más preocupado por formas creadas por los hombres para su
degradación. Valioso testamento para nosotros, quienes somos protagonistas
diarios de sucesos como estos.
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