PUCP: ¿LAS CARABELAS CAMBIAN DE CURSO?

Por Dante Ramos de Rosas

Jose Carlos Mariátegui fue autodidacta y hacía perfecta gala de ello a toda voz y en todo escrito, pero una sola vez fue a la universidad para recibir el curso de un “jesuita erudito” en la Universidad Católica sobre Filología, hasta donde se sabe. La Universidad Católica se funda el mismo año de la revolución rusa, 1917, como una reacción de las clases altas limeñas contra el polvorín socialista que recorría el mundo de punta a punta. Sus bases surgieron a partir de la iniciativa de la familia Riva Agüero, uno de los apellidos fundantes de la historia republicana del Perú.

Actualmente la universidad ha sufrido un nuevo revés de la iglesia Católica a raíz de un proceso de enfrentamiento legal con la jerarquía católica en la faz de su cardenal Juan Luis Cipriani. Cipriani es del Opus Dei. El rectorado todavía está en manos de Marcial Rubio Correa, quien es un cuadro formado por los jesuitas.

Tradicionalmente los jesuitas han estado confrontados al Opus Dei. Unos tienen el mando intelectual y otros tienen los nexos y fuentes financieras (opus) para moverse en el mundo terrenal. Lo que pocos saben es que el confesor de monseñor Jose María Escriba de Balaguer, fundador del Opus, era un jesuita que lo inspiró. Otros grupos conservadores como el italiano “Comunión y Liberacion” de Monseñor Luigi Giussiani tambien fueron inspirados por un jesuita.

El rectorado se equivocó en dos cosas claves para tratar de ganarle al Obispado de Lima y seguir al mando de la universidad. Eligió un abogado que no tenía preseas normales para el vaticano. Es decir, cuya carga ética no era la adecuada. Sin ser pacatos tenemos que decir que el Dr. Jorge Avendaño, reunido en segundo noviazgo con la activista feminista Dra. Ana María  “Coca”  Yañez, no podía ser el abogado.

Ya antes había pretendido ser candidato a rector y fue impugnado fulminantemente desde el Vaticano por esa pretensión desmedida. Se le había permitido ser varias veces decano de la PUCP en el área de Derecho pero que se atreviera audazmente a ser rector no habiéndose admitido su divorcio ante la santa sede según era su expreso deseo, eso sí que no. Jamás.

El segundo aspecto fallido de la PUCP con Avendaño fue presentar la demanda ante el Tribunal Constitucional que falló demasiado rapido a favor del obispado. Entre los cuadros que fallaron a favor había que saber la educación cultural de los integrantes. Se sabe que Carlos Mesías, antes presidente del TC, era un ex estudiante del colegio Manuel Pardo de la orden Vicentina en Chiclayo.

Esta orden es muy conservadora. Se recuerda al cura Antonio Besabe -hoy parroco de Miraflores de destacada actuación en los hechos de Tarata en 1992 - proclamando a todos los vientos en quinto de media las virtudes de la Universidad de Piura del Opus Dei. Algunos amigos estudiaron en el Pardo y Besabe fue su profesor de religión. 

Don Carlos Mesias era pues un conservador. Siempre hay que saber del origen colegial de las personalidades políticas. Eso es decisivo. Por ejemplo, hay un vínculo entre el presidente Leguía, el presidente Manuel Pardo y el escritor anarquista Manuel Gonzales Prada. Todos ellos estudiaron en Valparaiso, Chile, en un colegio inglés. Conocían el espíritu bélico chileno muy bien. Tanto Leguía como Gonzales pelearon sendas batallas en los campos del actual parque reducto en Miraflores.

Si se hubiera recurrido al Poder Judicial hasta ahora el proceso seguiría. Es lo más probable. Alabado sea el Poder Judicial y su lenidad procesal en los tiempos. Absoluta casi virtud.

La iniciativa conservadora de entrar a la PUCP se debe tambien a razones académicas de trasfondo clásico.

La Universidad Católica, nos dicen, está gobernada hace tiempo dizque por caviares o pro socialistas. Tal cosa no es exacta. Es solo ver las cosas superficialmente como diria Anaximandro.

Hay que ir al fondo y no a la menudencia. Cuadros de filosofía como Pepi Patrmáson o Miguel Giusti son gobernados por ese mal llamado deconstruccionismo. Esa escuela francesa que pregona las bondades de la descontextualizacion y maravillas del individuo y de la autonomia de la voluntad a grados de ultramar. Los sillabus han bajado su calidad y el alumno ya no lee tanto como antes. Antes se tenía que leer en un solo curso mas de 10 libros por ciclo. Enteros y no párrafos inconexos como hoy.

SalomÓn Lerner, quien fue rector y presidente de la CVR es devoto seguidor de las tesis de Martin Heidegger que fue filosofo del nazismo. Ante esa realidad tan operática el sector conservador opuesto a Marcial Rubio se ha lanzado para entrar y cambiar las currículas y seguramente contratar los cuadros docentes a su favor mental. Es lo más probable.  Lo interesante sería convenir en ambas posiciones pero  parece ser que la carabela que ilustra el logo de la PUCP no va por ese rumbo. No más rumbear a dos aguas. Seguir un solo surco.

Una facción que desde que se fundó la universidad se ha venido oponiendo a las corrientes progresistas o liberales en la universidad alojadas en el campo de las izquierdas o del PPC es el denominado grupo de “la falange”. Este es un grupo que se caracterizó por ser de miembros de alta estirpe ligada a los apellidos mas aristocráticos de Lima y del Perú.

Sus integrantes eran ultracatolicos, anticomunistas, antisemitas y xenofobos.  Vestían de negro y con crucifijos gruesos pendientes del cuello. Sus cuadros venían de Derecho y de Filosofia.

“La falange” era el sector influyente que decidía la elección en los centros federados, en la presidencia de la FEPUC y demás estamentos gubernativos. Se ha hablado muy poco de ellos. En la Universidad de Lima se les llamaba “Los tercios”. Su ideología política es fascista. Sus ideólogos eran Julius Evola y Gabriel D´Anunzzio. La ligazón de la falange con grupos como a orden de Malta y Tradicion, familia y Propiedad hasta ahora sigue siendo verazmente tenue. Tanto asi como su ligazón al Sodalicium.

Lo que hay que esperar es que, no obstante este fallo del vaticano prohibiendo el uso de “pontificia” y “católica”, la direccion académica de la universidad no se agote en manos conservadoras ad infinitum y se renueven elecciones para botar todo mal todo prejuicio. Lo que diga la Asamblea universitaria, en este sentido será fundamental. Se esperá que Rubio no siga caminando del lado equivocado y las responsabilidades se asuman por esta nueva dirección que impajaritablemente deberá tomar la Universidad del Perú- UDP.

¿No suena tan mal, no?.

O sí?