CARTA A LOS AMIGOS, DE ROBERTO ALVARADO

Lo conocí hablando del Quijote, a propósito de una actividad literaria que organizaba su revista, y me dio grata impresión saber que no solo lo había leído (algo que yo no he terminado de hacer las veces que me lo propuesto), sino que conocía el contexto de la obra y la vida de Cervantes.

Desde entonces somos amigos, y me ha participado de muchos eventos literarios y políticos, especialmente con Vallejo, Arguedas, Mariátegui, Marx, y toda esa onda izquierdona con la que tengo mis reservas, pero que he aprendido a respetar. Una de sus características es que siempre andaba tras bambalinas, en la sombra, asesorando desde allí a los protagonistas, negándose modestamente a un primer plano.

Pero todo tiene su final, y Roberto ha decidido que ya es tiempo de subir al estrado y enfrentar los reflectores: el “gordo” se lanza para congresista. Va con el Nro. 2 por los Fonavistas.

De modo que su campaña la ha empezado con una carta dirigida a sus amigos, y promete quemar hasta el último cartucho marxista en la contienda.

Un abrazo, Roberto.


Trujillo, febrero de 2011

Apreciados amigos:

Me dirijo a ustedes con la confianza de echar una semilla en tierra fértil. Creo no haber arado en el mar, porque, desde que aprendí a diferenciar lo justo de lo injusto, y lo suficiente de la gula, he procurado servir a los demás, compartiendo lo que tenía, más que cosas materiales, reflexiones y propuestas sobre la búsqueda de la felicidad para nuestro pueblo, superando este largo y penoso martirio en que vive. Camino en el que sin duda, el afecto del pueblo y su lucha, han sensibilizado y acerado mi espíritu.

He vivido a mi manera, como entendí y creí que era el mundo y la posibilidad de transformarlo, tomando el cielo por asalto. Desde que conocí la luz del socialismo, primero leyendo a Marx, antes que a nadie, y luego a Mariátegui, acicateado por el verso de Vallejo y los relatos de Arguedas, no dudé jamás en proseguir el camino de luchar por conquistar la justicia, en las peores y graves circunstancias que me tocó vivir. Creo haber sido leal con mi época y el tiempo que me tocó compartir.

Posiblemente no entendí consejos de quienes bienintencionadamente creían que debía dedicarme a mi bienestar personal y familiar, pero de lo que sí estoy seguro es que supe rechazar, con justeza, a quienes veían en mí a un “fracasado”, por no tener éxito económico en este sistema de opresión.

Pese a todas las carencias y sinsabores, he sido feliz, y mucho más junto a mi familia, mis padres y hermanos; luego, mis hijos y mis nietos, me colmaron de cariño y afecto. Fraternidad, en la que los amigos de siempre son un soporte invalorable. Pero, esta felicidad sería incompleta sí no logramos liberar a nuestro pueblo de la opresión y explotación oprobiosa a la que se halla sometido. Por ello, debemos trabajar por conquistar la felicidad y la dicha de los oprimidos.

En adhesión a ellos, con Walt Withman, grito “¡Hurra por los vencidos!”, convencido de que el paraíso terrenal es posible, donde quienes hoy sufren tengan el sosiego y el descanso que merecen, trabajando con goce y disfrutando sus frutos, y que no haya otro que se apropie de sus recursos naturales y su fuerza de trabajo, lucrando y enriqueciendo hasta no más, mientras la inmensa mayoría viva angustiada, por el hambre, la miseria y el atraso, y sea reprimida cuando osen rebelarse.

Después de largos años de bregar junto al pueblo, entregando lo mejor de mis fuerzas materiales, intelectuales y espirituales, gracias a la invitación de quienes ven en mí un representante de los intereses populares, he tomado la decisión de participar en la política oficial. Participo como candidato al congreso, por la región La Libertad, con el N° 2, en la lista del Partido Fonavistas del Perú, que lidera el Dr. José Antonio Ñique de la Puente, como candidato a la Presidencia de la República.

No me impulsa otra cosa que servir al pueblo y convertirme en su tribuno. Aspiro que por mis labios se exprese la palabra del mudo, como diría mi extinto amigo Carlos Milla Batres. Mi palabra será la voz de los sin voz. Ella expresará su ira y dolor, su tristeza y alegría, su duda y optimismo, pero sobre todo su sed de justicia.

El pueblo y la patria reclaman cambio, que sólo será posible con el concurso de de hombres y mujeres honestos, fraternos, leales, capaces y consecuentes. Creo que, la ejecutoria de mi vida me acredita como uno de los hombres que puede cumplir este deber. De ser así, en otros tiempos, cuando otras generaciones nos recuerden, dirán que tuvimos la dignidad de enfrentar el oprobio y rebelarnos contra lo injusto, por un nuevo orden nuevo, justo y equitativo.

Mi participación como candidato al congreso es una tarea titánica. Debemos enfrentar al Estado, a este régimen presidencialista corrupto, que defiende el status quo, a favor de los grandes grupos de poder transnacionales y sus lacayos nacionales. Ellos, en defensa de este sistema, van a hacer lo imposible por impedir la victoria del pueblo. Desesperadamente, buscarán salvarlo y salvarse ellos mismos invirtiendo ingentes sumas de dinero para engatusar y estafar políticamente.

Pese a todo este poder descomunal, es posible vencerlos. Depende de cuánto nos entienda el pueblo y cómo seamos capaces de llevar el mensaje de cambio claro, puntual y firme. Para cumplir con éxito esta colosal tarea, debemos contar con el apoyo de quienes me conozcan, entiendan y quieran la victoria. Sólo así podrán aportar su concurso y recursos para la campaña.

Conocedor de su nobleza y amor por quienes más sufren, no dudo de su apoyo para esta tarea emprendida; por lo que les agradezco anticipadamente.

Un abrazo grande de quien los aprecia y recuerda.

Roberto Alvarado Rubiños