ESE POEMA DEL VIERNES

En la noche cerrada
ella, con pelo negro y recién limpio,
oliendo como una mujerque conocí de niño,
se dispone a cruzar
el estrecho sendero que limitan
aquellas caracolas encendidas.
Conoce bien el juego.
Se mueve con soltura entre las mesas
y sillas sonriendo.
Me acerco a ella y le digo: Qué bien hueles.
Acabo de ducharme, me responde.
Quedan restos de aceitedejando huir su aroma a tierra y fuego.
También algún enigma que parece
condenado a quedarse sin respuesta.
(Rafael Suárez)
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K. B