TRAVESTIS
Por Dante Ramos de Rosas
Mucha gente en política se puede escandalizar con el tema sexual con enlaces a los travestis. No los entienden o les hacen ascos. La verdad no sé por qué es asi. ¿Son ignorantes o qué?
Para rechazar algo se tiene que entender la historia y sus crisis. Vamos a presentar dos ejemplos históricos para mover conciencias. O sea compararlas y pasarlas a otro bando que jamàs soñaron.
De la heterosexualidad a la sexualidad más ecuménica. En 1789, el 14 de julio, más de 6 mil personas marcharon para tomar La Bastilla en París. Muy pocas de esas personas eran mujeres reales. La gran mayoría se había disfrazado de mujer y eran hombres. El hombre que organizó todo ello no reparó en gastos para el maquillaje y afeites. Era el Duque de Orleáns. El Principe Koprotkin, fundador del anarquismo, así lo escribe en su documentado libro –por minucioso- Historia de la Revolución Francesa.
Más tarde hubo un alcalde de Nueva York llamado Rudi Giuliani que soportó el asedio síquico de una ciudad desmoralizada por los ataques del 11 de setiembre del 2001. Su padre lo había acostumbrado a sobrellevar el duelo. Desde pequeño lo llevaba a velorios de italianos mafiosos nacidos en el barrio del Harlem o del Bronx. Rudi pudo asumir responsabilidades mejor que el propio Presidente Bush y ordenó acciones rápidas en favor de sus habitantes.
Este mismo Rudi no dudó en asistir a una reunión de caridad para niños especiales cuando se le requirió. Como no es lo mismo ver a un artista cuerdo que a una celebridad que se viste como corista y por la cual se van a pagar miles de dólares por verlo, fotografiarlo y tomarse una foto con el para siempre, Rudi lo hizo: se vistió de corista. Fue travesti por un tiempo y saco harta plata para los hospicios de niños.
Eso se llama hacer política con agallas y con ideas nuevas y no paralizadas en el mórbido tiempo de gentes dizque politizadas que jamás se han puesto a pensar que esos mismos rechazados en caso de que sufran un accidente grave a la hora de donar sangre para rescatar vidas no durarían un instante en ellos.
Vamos a ver si la opinión de estos cambiaría o se mantendría en sus trece si enterados de esa transfusiòn de linfa o plasma estancarían sus ideas en lo mismo. Padecerían insuficiencia dialéctica, para lo cual urgen de un repaso urgente. Ya no en la universidad sino en la vida misma.
Mucha gente en política se puede escandalizar con el tema sexual con enlaces a los travestis. No los entienden o les hacen ascos. La verdad no sé por qué es asi. ¿Son ignorantes o qué?
Para rechazar algo se tiene que entender la historia y sus crisis. Vamos a presentar dos ejemplos históricos para mover conciencias. O sea compararlas y pasarlas a otro bando que jamàs soñaron.
De la heterosexualidad a la sexualidad más ecuménica. En 1789, el 14 de julio, más de 6 mil personas marcharon para tomar La Bastilla en París. Muy pocas de esas personas eran mujeres reales. La gran mayoría se había disfrazado de mujer y eran hombres. El hombre que organizó todo ello no reparó en gastos para el maquillaje y afeites. Era el Duque de Orleáns. El Principe Koprotkin, fundador del anarquismo, así lo escribe en su documentado libro –por minucioso- Historia de la Revolución Francesa.
Más tarde hubo un alcalde de Nueva York llamado Rudi Giuliani que soportó el asedio síquico de una ciudad desmoralizada por los ataques del 11 de setiembre del 2001. Su padre lo había acostumbrado a sobrellevar el duelo. Desde pequeño lo llevaba a velorios de italianos mafiosos nacidos en el barrio del Harlem o del Bronx. Rudi pudo asumir responsabilidades mejor que el propio Presidente Bush y ordenó acciones rápidas en favor de sus habitantes.
Este mismo Rudi no dudó en asistir a una reunión de caridad para niños especiales cuando se le requirió. Como no es lo mismo ver a un artista cuerdo que a una celebridad que se viste como corista y por la cual se van a pagar miles de dólares por verlo, fotografiarlo y tomarse una foto con el para siempre, Rudi lo hizo: se vistió de corista. Fue travesti por un tiempo y saco harta plata para los hospicios de niños.
Eso se llama hacer política con agallas y con ideas nuevas y no paralizadas en el mórbido tiempo de gentes dizque politizadas que jamás se han puesto a pensar que esos mismos rechazados en caso de que sufran un accidente grave a la hora de donar sangre para rescatar vidas no durarían un instante en ellos.
Vamos a ver si la opinión de estos cambiaría o se mantendría en sus trece si enterados de esa transfusiòn de linfa o plasma estancarían sus ideas en lo mismo. Padecerían insuficiencia dialéctica, para lo cual urgen de un repaso urgente. Ya no en la universidad sino en la vida misma.
Comentarios
Los travestis convencionales (como los que aparecen en la foto) terminan generalmente en la prostitución, clandestina para más señas.
Y no entiendo a qué político específicamente te refieres como el que “le hace ascos” a los travestis. Sería bueno que mencionaras a uno solo.
Por lo demás, el tema del travestismo no lo veo permanentemente en el debate político peruano. Saludos!
Miguel Patiño Bottino