LEER PUEDE SER DAÑINO PARA LA SALUD


Por Alberto Alarcón

Hace unos años entrevisté al famoso patólogo peruano Uriel García para una revista de Lima. De sus varios comentarios, recuerdo uno que me pareció particularmente interesante: la tuberculosis es una enfermedad que se cura social y no individualmente, es decir creando fuentes de trabajo y buenas condiciones de salubridad. “El enfermo puede someterse a un tratamiento, pero si carece de alimentación y habitación adecuadas volverá a enfermarse”, comentó.

Hablar y escribir bien son también competencias en las que la sociedad cumple un papel definitivo. No son logros individuales. En ellos interviene la familia, la sociedad y la escuela. No se debe asignar a esta última la responsabilidad exclusiva de que los niños y jóvenes hablen y escriban bien. Los libros, los diarios, las revistas, la televisión, los avisos publicitarios, y todo tipo de texto destinado a la comunicación colectiva, deben hacer uso de la palabra hablada o escrita en forma correcta. De lo contrario, echaremos por la borda cualquier intento de superar los deplorables estándares de nuestra población en lectura, razonamiento lógico y comprensión lectora.

En Trujillo, mal llamada “capital de la cultura”, me atrevo a sostener que el 99.9% de libros, periódicos y revistas se publican sin tener en cuenta la corrección de sus escritos. La radio y la televisión, son otro par de joyitas. Salvo honrosas excepciones, los gruesos errores que cometen nuestros “locutores” son dignos de antología. Los hospitales, las farmacias, las tiendas, las oficinas públicas y privadas están plagadas de avisos y textos “informativos” desastrosamente redactados. Hablar y escribir bien, para la mayoría de mortales, es algo que sólo debe preocuparles a los profesores de lengua o, como se dice ahora “de comunicación”. Olvidan que la escuela es el lugar donde menos se lee y donde inclusive los profesores de matemáticas creen que los responsables de una buena elocución y redacción de los alumnos son los profesores “de literatura”.

Uno de los principios del aprendizaje es el modelamiento. El niño convierte en modelos de escritura o dicción los textos que lee o las palabras que escucha. En Trujillo, las publicaciones ya mencionadas, funcionan más bien como “modelos invertidos”, en los que alguien debería actuar para evitar que esta gripe porcina de la pésima gramática prolifere. Así como las autoridades ediles están obligadas, por ley, a revisar las condiciones de salubridad en los lugares donde se expende alimentos, deberían estar obligadas también a multar, por lo menos, los avisos públicos que, además de originar lo que se conoce como polución visual, son un pésimo “modelo” de escritura.

Hace dos días nomás, un grupo paramédico que se había instalado en la Plazuela El Recreo anunciaba el tratamiento, entre otras cosas, de la “hipertencion”. En una florería, la vendedora me pidió que le comprara unas flores de tela arguyendo que eran “aparecidas” a las naturales. Por todas partes se necesita “jóvenes de ambos sexos” y “señoritas para ventas con experiencia”. ¿Usted enviaría, estimado lector a su esposa, a un ginecólogo que ha colgado en la puerta de su consultorio un letrero que reza: “Atrazo mestrual”? Si sale usted por las calles trujillanas con su niño…tenga cuidado: leer puede ser dañino para su salud.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
jajaj muy buena esa vista. de acuerdo con la propuesta de Alarcón, pero tb en la red, pues los comentarios de alguna gente dan asco de ver como escriben, y le restan seriedad a los articulos. Saludos. D. F.

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