ETERNAMENTE PABLO
Nació hace 70 años en Bayamo, Cuba. Está casado por cuarta vez. Tiene cuatro nietos y cinco perritos. Es progresista, revolucionario, ateo y encima —sólo para entendidos—, es el amante negro de la que suele ser violenta y tierna, de la que no pide nada a cambio de lo que da...
Por Johnson Centeno.-
Alguna vez dijo sin quejarse “en mi vida las mujeres mandan”. No en balde les dedica parte de su infinita sensibilidad, su compromiso y sus mejores años expresado en sus canciones. Pablo Milanés sigue con su guitarra a cuestas, caviloso, contemplativo, y ahora con un afiatado sentido para generar empatía en cada uno de sus conciertos.
Todo empezó por el lado materno. Su madre, Conchita Arias, una humilde costurera de barrios burgueses, casi le robó su infancia cuando a partir de los 6 años se lo llevó a La Habana para convertirlo en artista, paseándolo por cuanto programa de radio y TV. Años más tarde, siendo Pablo un adolescente, se convirtió en el primer cantor que reventó el teatro Carlos Marx de la capital cubana. Su madre le regaló una guitarra y le pidió que se retirara porque ya estaba lleno de gloria. Al cabo de un tiempo el hijo se lo agradecería en la dedicatoria de su primer disco (“La vida no vale nada”): “A mi madre, que me obligo a cantar”.
No es posible seguir hablando de nuestro Pablo sin mencionar el Grupo de Experimentación Sonora (GES) de ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico), que fue uno de los cambios profundos que alentó la revolución y fue el embrión para el surgimiento de la Nueva Trova y de poderosa influencia en el posterior movimiento musical cubano. Aquí, junto a una cofradía de músicos y compositores como Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Sergio Viter, Eduardo Ramos, entre otros, Pablo realiza estudios de composición, armonía, contrapunto, orquestación y ensaya una serie de experiencias bajo las miradas de Leo Brouver, Federico Smith y Juan Elósegui.
Fue una etapa de trabajo sin la más absoluta presión, sin afanes comerciales, donde si las radios pasaban o no las canciones importaba un pepino. (Una de sus experiencias mejor logradas fue la musicalizacion de los versos del poeta y revolucionario José Martí, en 1973). Hasta antes de su fecundo ingreso al GES, Pablo cultivo el son, la guajira (como solista y parte de Los Bucaneros), y estaba muy dado a la corriente del “Filin” (del inglés feeling), que era entonces un movimiento renovador del bolero de la década del cuarenta.
Pero si de influencias estéticas musicales se trata, Pablo reconoce a los integrantes del movimiento Tropicalista brasilero del ’67, especialmente Chico Buarque, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gael Costa y María Betanea. Otro de los referentes que ha tenido Pablo para ofrecernos uno de los más ricos tesoros musicales del planeta, a lo largo de más de cuarenta años es, —que duda cabe— la poesía. Una gran cantidad de poetas latinoamericanos pero muy especialmente —al igual que en Silvio y en toda la ola de Trovadores—, Vallejo. Dice al respecto, “... debo decir en honor a la verdad que el gran poeta de nosotros, de toda nuestra generación trovadoresca fue César Vallejo, el peruano. Fue el que más influencia tuvo en nosotros, sobretodo en su mundo estético y emotivo”.
Como buen cubano, el también ha dado su cuota al tema de la revolución, a la que agradece por ayudarlo a entender el mundo y a definirse. Tiene una serie de temas clásicos a su favor, habiendo en todas ellas una clara metáfora a su patria cubana (“Amo esta isla” (guaracha), “Blas” (inspirada en Blas Roca, redactor de la nueva Constitución cubana), “Pobre del cantor” (para él una suerte de declaración de principios), “Yo pisare las calles nuevamente”, (Universal pero dedicada a Chile), “No ha sido fácil” (todo un himno para la juventud cubana), “Tengo” (de excelente factura, donde da cuenta de lo “suyo” por obra de la revolución), “Son de Cuba a Puerto Rico” (donde ambas naciones son “de un pájaro las dos alas”, que una cayo al mar y ahora debe volar pero con un machete en las alas), “Días de Gloria”, etc. ). Sin embargo no deja de advertir las circunstancias del régimen, sus contradicciones, la censura, la represión, las diferencias sociales, y la merma en los valores en la isla.
“Pablo Querido”, una de su más queridas últimas producciones, es un justo homenaje a este cantautor de polendas, donde repasa los últimos 25 años de su discografía. Grabado en La Habana, México, Madrid y Río de Janeiro, tiene un aire mas bien sinfónico y abierto pero exquisito. Ha contado para este álbum con las voces más variopintas del escenario musical (cito los más conocidos): Fito Paez, Gal Costa, Ricardo Arjona, Milton Nascimiento, Tania Libertad, Joaquín Sabina, Manzanero, Caetano Veloso, Charly García, Fher (de Maná), entre otros. A diferencia de “Querio Pablo” (’85) donde el tono de los participantes se acomodaban a la voz de Pablo, esta vez el protagonismo recae en los invitados. Incluso su entrañable Gabo tiene una breve participación en la apertura: “Este disco es una casa sin puertas que mi Pablito Milanés lleva consigo a cualquier lugar en que se encuentra, sólo para que sus amigos del mundo entero se reúnan a cantar; es una casa ambulante abierta a los amigos del mundo entero y de lenguas diversas, en las que sólo se habla una lengua común, la música”.
Se anuncia próximamente la participación de Bob Dylan, Harry Belafonte y Steve Wonder en nuevas ediciones. Ojalá disfrutemos por mucho tiempo más de este hermano de la canción que a pesar del éxito nunca se envaneció de fama; para él es sólo una puta bella que atrae (que a veces cuesta esquivarla).




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