CIUDAD GÓTICA: 2018


Por Johnson Centeno.-

El nuevo Alcalde asume funciones con un protagonismo atípico en estos menesteres. Los pocos medios que salieron a cubrir la noticia no han disimulado su desgano por el protocolo. Los nuevos reporteros esperan más bien la llegada del Presidente Regional, quien prometió estar presente en la juramentación; los viejos periodistas, aquellos que dirigen pasquines en crouché, mascullan bajo los 30 grados de temperatura. Son como unos chanchos que se revuelcan en el fango, pero despiertan como nadie al oler la sangre humana. Lo suyo es reportear los crímenes a plena luz. Últimamente se ha puesto de moda arrojar cadáveres en las orillas de un conocido balneario. Para allá irán en las combis asesinas, después de empujarse un cebichito en el Nuevo- Mochika. En los días anteriores, el nuevo Alcalde ha prometido una lucha sin cuartel contra la delincuencia, incluso asegura tener ya una cita reservada con el Ministro del Interior, en la capital. Pocos le hicieron caso. Las palabras del Alcalde se han devaluado con el paso de los años, y sus declaraciones suenan a pólvora mojada. Eso lo sabe bien el maestro de ceremonias, más conocido como “muerto fresco”, un chico bien enterado que está en esta chamba desde hace varios años; sabe que la noche anterior se han revelado unos audios que comprometen feo al ministro en la compra de chalecos antibalas para la Policía. Su cargo pende de un hilo, pero eso no lo sabe el Alcalde porque no maneja Twitter, y su facebook (donde tiene solo 90 seguidores) lo dedica a subir videos de Michael Jackson y reproducir frases de líderes mundiales en cuestiones ambientales. Los 200 policías de élite que resguardan el recinto municipal tienen orden de disparar desde que se inició el estado de emergencia en la ciudad, hace cuatro meses. Ya llevan 75 ejecuciones, la mayoría de ellas contra adolescentes entrenados en el sicariato. Se dice también que han asesinado a algunos miembros del clero, relacionados con los más jóvenes en situaciones no del todo claras. La prensa vespertina presenta cada semana una nueva crónica de un ‘amor entre balas’, donde se combina la religión, la muerte y el sexo homosexual. Los índices de inversión se han detenido en la ciudad, lo mismo que en casi en todo el norte, debido a la presencia de bandas delincuenciales que operan en toda la jurisdicción. Los Neoplataneros, Los Soprano, Eterno compañeros, Club Libertad, Los maestros de la FM, Los burros blancos, Los hijos de ‘doña Fresi’, La banda del Chino Medina… Muchas de estas organizaciones gozan de impunidad debido a sus nexos —para nadie es un secreto— con malos policías, pero en general han suscrito entre ellos un pacto tácito de no agresión, y se han repartido los principales negocios en materia de extorsiones. Se diría que es un orden prostibulario, donde todo funciona como el mecanismo de un reloj. Los malls son un recuerdo, ya no existen. En cambio, la informalidad ha ganado terreno de una forma espantosa. La Plaza Mayor es un ejemplo de ello. Incluso el Círculo de Ambulantes del Centro Cívico le dio su total respaldo al nuevo Alcalde, a cambio de dejarlos en sus puestos informales, marcados con pintura sobre el suelo. A nadie le conviene que la cosa cambie, y él sabe que no va a cambiar, pues ya fue notificado de cómo será la cosa desde el gobierno. “Una cosa es tu campaña, y otra es la gestión”, le ha dicho con toda claridad el gerente graduado en Harvard, especialista en venderse al mejor postor y llenarse de anabólicos. “Aquí las cosas claras si te quieres man-te-ner”, le repite arreglándose parsimoniosamente la corbata, mirándolo por sobre el hombro. “Además, no te olvides que te voy a presentar a la gente del Country, donde ahora entra cualquier cholo”. El nuevo Alcalde toma conciencia de su pequeño tamaño, de lo insignificante que puede ser en sus zapatitos, donde ni el cargo le sirve para elevarse sobre los demás, ni siquiera si llegara a ser socio del Country. Se toma un par de pastillas. Piensa. Luego empezarán a reclamarle las obras, algunas para sus familiares, otras para sus financistas y la mayoría para los representantes del hampa. Alabado sea el “diezmo”. Así ha funcionado siempre, se dice para animarse, mientras repasa su discurso. Se escuchan ecos de una bulla tras la puerta, un alboroto como en los mejores tiempos de la Municipalidad, cuando el mejor vecino entraba al recinto, cuando era toda una ceremonia; hasta “muerto fresco” se avivaba. Por un momento pensó que la bulla era un ensayo para llamar su presencia, que alguien venía gentilmente a escoltarlo al Salón Consistorial. Pero no. Son los aires del eterno Presidente Regional, invitado de honor a su ceremonia de juramentación. Se le puede sentir desde un kilómetro de distancia. El nuevo Alcalde pocas veces lo ha visto de cerca, y no deja de sorprenderse. Alto, blanco, con implante de pelo y de carnes, cero líneas de expresión. Totalmente reencauchado. Nadie sabe cómo sobrevive, lleva como 50 años en la función pública gracias a los votantes de siempre. Es el rey de las reelecciones. Su sonrisa es una fotografía congelada en el tiempo, y debe hacer una mueca dificil para volver su rostro a la normalidad. No lleva muchos guardaespaldas: el hampa no juega con él… le debe mucho. Va acompañado de algunos travestis y un señor mayor de apellido Peláez, a quien acaba de nombrar en un puesto clave. Ambos sonríen como diablos frente a los flashes de las cámaras, que han aparecido por montones. Detrás de ellos, un joven panzón de ambición lujuriosa que se encarga en apariencia de las cuestiones legales de la Región, pero en realidad se trata de un defensor de prontuariados delincuentes: violadores, narcos, proxenetas, marcas, e indeseables de toda laya. Con él se cierra el círculo de los que mandan en Ciudad Gótica. Lo llaman el “Hijo del Decano del Burbujas”, en alusión a su viejo padre abogado, quien ahora disfruta de las rentas de la mafia. El nuevo Alcalde se conduce solito, pues se sabe de memoria el protocolo, sabe dónde sentarse y en qué momento levantarse. Tras los himnos de rigor se escucha un tembloroso “Sí, juro”, seguido de risas y palmaditas que identifican al partido oficialista. Afuera, todo el mundo sigue la ceremonia vía Canal 21.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
que buen articulo mi querido jc, destreza como smpre en el lenguaje. saludos. f.g
Anónimo ha dicho que…
que buen remate... tod el mundo sabe que el canal 21 es de los narcos, felizitaciones jover5@yahho.es

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