EL CORONEL SE HACE VIEJO

Confesiones de mi hija 

Por Ramón Requena 

No sé cuando lo conocí, o si todavía no lo conozco como a él le hubiera gustado o como yo lo hubiera preferido, lo cierto es que pasa diariamente frente a mi, a cualquier hora del día con su larga y enjuta figura y sus huesos crujiendo como alardeando lo que su corazón se resiste a pronunciar, camina con ese aire lejano de gran jefe militar y su mirada que casi nunca encuentro. 

No habla o dice poco, pero ordena; no hace, piensa; ama en un silencio profundo, pero no sabemos a quién, a quienes o a qué; convive con nosotros porque tal vez no tiene mas remedio, las mas de la veces lo siento incómodo, fuera de su elemento, como si viviera atrapado en una piel ajena. Y no llora, no llora no porque no pueda, según creo, sino por puro orgullo, que de eso vive y por eso sigue repirando a pesar de sus casi 100 años de edad. 

Le viene de raza, definitivamente lo heredó de su padre, de ese viejo hacendado, terror de los comunistas de la época, que amaba con poder de macho a sus mujeres y castigaba con sangre la desobediencia, ese hombre inquebrantable que nadie pudo derrotar hasta que el general Velazco le confiscó su grande hacienda Ccayto y sus tierras en Calca, y lo sumió en la más grande depresión hasta matarlo de pena. También le viene de sangre porque como si fuera poca cosa, es indio, inca y también español, de los antiguos con casta y coraje, no como los melifluos de ahora alimentados con pollo industrial y con vocación de torero. 

Es fácil descubrirlo en cada una de sus arrugas, que no son muchas tampoco, en su mirada potente, en sus manos tibias y aún poderosas, y te lo deja sentir con sus latidos casi perfectos, como para que todos sepan que en su larga lucha contra la muerte, él aún no ha perdido y el día que por él venga ese sujeto misterioso de capucha con la hoz, él morirá de pie, nunca de rodillas. 

Lo que si sé, es que vio la luz del mundo por primera vez en el Cusco, lejos de la capital imperial, en Tahuai, Chumbivilcas, allí donde el frío convierte la piel en pellejo y donde las montañas cercan el territorio de los guerreros, donde la gente sobrevivía para las obligaciones con el patrón y donde, por supuesto, el Estado casi nunca llega sobre todo en los lejanos años de 1919. 

Allí nació ‘papá Miguel’, hijo de un taita poderoso, recio y orgulloso como sus ancestros y tan feudal como en el medioevo europeo, pero padre al fin y al cabo y así educó a su hijo preferido, a Miguel. ¿Por qué resulto el preferido entre tantos en la familia? Es un secreto que éste viejo sabe pero que se llevará a la tumba. Lo cierto es que cuando pequeño, iba a la escuela como el mejor vestido en la región y montado sobre el lomo de otro indio como él que hacia las veces de bestia, apenas cubierto y a pata pelada, y del mismo modo regresaba por la tarde a la gran casona pintada de crema, rodeada de frutales, ganado, patos, perros y gallinas que, ellos si, gozaban de total independencia en ese territorio apartado y apacible; donde las sirvientas cocinaban todo el día y cuyo humo en la chimenea se veía desde muy lejos por el camino afirmado con un fuerte olor a carnero sancochado. 

Gustaba del choclo con queso y del cuy chactado que ya no le veo comer. Es que desde hace tiempo éste viejo ya no es el mismo, lo deben haber cambiado los años, la debilidad y el deterioro que llegan con la vejez, la frustración de depender de otros hasta para pasear por su grande jardin en Cineguilla, para perderse por esos parajes prohibidos de su juventud que sus hijos sospechan pero que nunca descubrieron, tal vez para reecontrarse con esos recuerdos de gloria militar cuando arrasaban al enemigo ecuatoriano que invadió el norte del país en 1941 o para traer desde el pasado los años dulces al lado de sus dos hijas preferidas; con sus hijos hombres tengo la impresión que no fue igual. Todo eso debe llenarlo de rabia y hasta de dolor, mirarse al espejo y terminar de comprender que nada dura para siempre, que él, rey alguna vez, también debe obedecer a la ley de la vida, someterse a esa imposición natural que te relega al final de la cola mientras el mundo salta y baila a su alrededor en una explosión de tecnología celebrando la bonanza de la riqueza minera que mal barateamos al extranjero. 

Es que no sé si es el tiempo el que cambia a las personas o si son las personas las que cambian cansadas de vivir tanto tiempo, pero el coronel ya no es el mismo del siglo pasado, toda su vitalidad y entusiasmo de hombre y de padre, casi han desaparecido. 

Es como si el año 2000 lo hubiera sentenciado a una celda donde sólo se le permite respirar. En estos días, cuando el brillo y la alegría del sol nos abandona para dar paso a esa sensación de invierno y estres, ni siquiera sirve que éste hombre haya sido héroe de guerra. Alguna vez le escuché decir que hasta las victorias cansan y luego se convierten en un bulto pesado de llevar a cuestas. Y cuando la cerviz ya se dobla, los ojos tienen dificultad para llevarte a donde quieres, el deseo sexual ha desaparecido por completo (¿o no ?) y hasta el oido falla, entonces la mente se daña y el alma sufre, te desangras por dentro y no hay psicólogo o brujo que la componga. 

Ese hombre que aprendí a amar desde que no tenía uso de razón, aquel que me cargaba como si fuera una pluma cuando niña y me regalaba sus besos hasta hace poco, él de los casi 100 años y 100 victorias, al que toda la familia respeta aunque no sé bien si aman; ese hombre que fue la columna de acero de dos generaciones y nos legó su historia y Cereceda como apellido para la eternidad, ese hombre que ahora se hace viejo en contra de su voluntad, que no deja de leer y ama a su país como nadie, ese hombre … es mi abuelo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
pucha que tierno tierno... me ha hecho llorar oiee. mili b.
Anónimo ha dicho que…
HAY UN DIA DEL ABUELO?, HABRA UN DIA DEL ABUELO? LINDO EL ARTICULO. SALUDOS.
AMILCAR
Anónimo ha dicho que…
Mucho mejor que andar leyendo tonteras politicas que se publican en este blog. americo
poemas de amor ha dicho que…
Hermoso mensaje reflectivo donde nos damos cuenta que no duramos para siempre, que eventualmente nos haremos viejos, asi que a valorar cada momento joven de hoy en adelante.
Anónimo ha dicho que…
Texto lindo, idea profunda sobre el camino de la vida.
Anónimo ha dicho que…
QUE BONIT...... OTRA LECCION DE QUE SIEMPRE DEBEMOS ESTAR AGRADECIDOS DE LOS VIEJOS ESPECIALMENTE CUANDO ESTAN EN VIDA. UN ABRAZO. LOLI CURGOS.

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