EN FRANCIA, A LOS REYES LES CORTAN LA CABEZA



Por  Ramón Requena

Efectivamente, ayer y hoy, en Francia a los reyes se les corta la cabeza. Y Sarkozy, el presidente candidato que acaba de perder las elecciones, negando la historia sangrienta de la Revolución parisina de fines del siglo XVIII, se había convertido ni más ni menos, que en un ‘emperador’.


Ostentoso, autoritario y antisocial, Sarkozy, abogado él, cometió los tres errores capitales que llevaron a Luis XVI  y su familia, directamente a la guillotina. Y es que Sarkozy, hijo de un inmigrante del este europeo (Hungría), países de poco prestigio para los galos, nunca fue y nunca será un verdadero francés pues sufre del mismo síndrome que afecta a casi todos los hijos de árabes nacidos en Francia. Viven del Estado francés, visten como francés, pero rezan, comen y siguen pensando como inmigrados.

Pascal, un joven policía francés divorciado y a punto de separarse de su segunda pareja, con quien solía almorzar los domingos y disfrutar de su enorme piscina, nunca disimulaba su contrariedad cuando lo interrogaba sobre la sociedad en Bordeaux. “Las comisarías están llenas de árabes”, se quejaba. Habría que ser sociólogo o antropólogo para entender con precisión esta tragedia, pero lo cierto es que, por lo que pude apreciar durante mis años de residencia en Francia, que no fueron pocos y también bastante duros, los inmigrados del este de Europa y del norte de África, tienen complicado asimilarse a la sociedad francesa por exclusiva responsabilidad de ellos. Es más, el Estado, que en Francia brilla por su presencia en casi todos los aspectos de la vida en la capital y provincias, preocupado por este raro comportamiento de sus connacionales de piel mas oscura, optó por destruir los enormes edificios de departamentos (en Francia esta infraestructura es sólo para los pobres) que se habían convertido en verdaderos ‘guetos’  y trasladó esas familias a condominios donde ahora pueden alternar con familias francesas de clase media, a fin de ayudarlos a que se inserten socialmente a la Nación.

La medida y la millonaria inversión no ha sido muy efectiva, los inmigrados siguen buscándose y juntándose entre ellos y los franceses, sobre todo los jóvenes, que se muestran bastante mas abiertos a la integración racial, comparten su vida y sus costumbres con sus compatriotas hijos de inmigrados, que, mientras están en la escuela soportan el intercambio, el problema se presenta cuando se hacen adultos y las oportunidades ya no son las mismas para ambos a pesar de todas la leyes sociales para favorecer la igualdad. Debe ser esta evidencia lo que hace que ciertos empresarios prefieran contratar profesionales nativos que hijos de inmigrados con los mismos títulos. Una joven negra narraba para una revista de Prensa, su dilema. “Trabajo en Dubai (Emiratos Árabes),  me pagan muy bien porque además del francés e inglés hablo árabe, pero no me consideran una de ellos a pesar de mis raíces, y en mi país, Francia, no me aceptan por ser de origen árabe. No sé a dónde pertenezco”.

El hecho es que Sarkozy, el primer hijo de inmigrante que llegó a presidente de la República en Francia, para que vean que también es un país de sueños y oportunidades, no supo asimilar con inteligencia y sentido común, la dignidad y la nobleza que el cargo le exigía. Apenas subido al trono afloró esa mentalidad subdesarrollada escondida e imborrable que los franceses condenan. De inmediato, sin exageración, la primera noche luego de asumir el cargo, inclinó la cerviz ante el abolengo de los millonarios y terminó su mandato arrodillado ante el poder de los banqueros. Ni si quiera su primera esposa pudo soportarlo y lo abandonó. El educado pueblo francés, aquel que se manchó las manos de sangre para ganarse el prestigio que hoy tiene por el mundo, consciente de su error al elegir un acomplejado, lo juzgó y sentenció al cadalso, el mismo tabladillo por donde pasaron y han de pasar los que no aprendieron de la revolución y su historia, porque en la noble Francia, los reyes hace tiempo que desaparecieron. “Lo que me hizo que soy ahora, fue la suma de todas las humillaciones sufridas en mi infancia”.      

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
REQUENA SIEMPRE AGUDO E INTELIGENTE! bravo y saludos.. jimena caro- piura

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