ESPAÑA SE DERRUMBA


Por Ramón Requena.- Periodista (*)

Europa tiene el peor verano desde 1969: cielo negro, lluvias y hasta tormentas; de sol, casi nada, los expertos dicen que puede ser un buen año para el vino de Bordeaux, pero un inapelable presagio para la crisis económica declarada esta semana que ha terminado por poner a España, Italia y Portugal al borde del precipicio financiero, tal como cualquier país del tercer mundo.

Sin embargo la historia no es nueva, las alarmas periodísticas ya se habían dado desde el 2004, sobre todo en España, cuando regresé a Europa por segunda vez con documentos de Residencia. En esa oportunidad pude comprobar el alto grado de consumo interno de los madrileños tanto en productos de primera necesidad, como departamentos nuevos (adquirir un crédito no era complicado), enseres, lujos, autos nuevos, comer fuera y mucha cerveza en los bares que deben haber hecho sus mejores ganancias.

Había trabajo, había dinero, se respiraba bonanza por todas partes. Recuerdo que mi hermana quería cambiar su pequeño ropero empotrado y me invitó a acompañarla para buscar modelos en las mueblerías; casi caigo de espaldas cuando escuché el precio del que le gustaba: 1000 euros y algo más por algo que en Perú no costaría mas de dos mil soles, hoy.

Asustado por el precio y cuidando la economía de mi hermana, como buen latino, le ofrecí que mejor comprara uno para armar que costaba menos de la mitad del que había visto y que yo haría el trabajo. No me escuchó y compró esa belleza de madera brillante. Mi hermana también vivía la locura del consumismo desatado en España desde que recibían la millonaria ayuda de la Comunidad Europea para que, como nuevo integrante, se ponga o se acerque al nivel socioeconómico y de infraestructura de Francia, Alemania o Inglaterra. Casi lo logran, pero evidentemente no fue suficiente, algo falló.

Yo resido en Bordeaux, Francia, sobre el suroeste de Paris, a dos horas y media en auto de la frontera norte española, y regresé a Madrid el 2005. Me di con una ingrata sorpresa. Los precios habían subido considerablemente, especialmente la comida y el transporte público, pero pocos se daban cuenta de la bomba de tiempo que se iba armando. La gente continuaba con su gasto generoso en tiendas y restaurantes vistiendo siempre con el último grito de la moda, hombres y mujeres, pues los niveles de empleo seguían intactos. Recuerdo haber visto que los obreros de una construcción, principal motor del empleo Ibero, usaban polos Nike o Adidas para el trabajo diario, y cada una de esas prendas en tiendas, no bajaban de los 30 ó 35 euros.

Después de varios años regresé a Perú porque Francia no cocina cebiche y tampoco el arroz con pato y frijoles, menos un cabrito a la norteña, extrañaba la bulla en las calles, el saludo amical, el fulbito, las ‘chelas en el barrio’, la salsa de Oscar de León y las dulces ‘trampas’ de Lima
.

Volví a Europa en enero de este año, porque su cultura su historia sus libros y sus mujeres se hacen vicio también, entrando siempre por Madrid, porque el billete de avión resulta mucho mas barato, claro dependiendo de la temporada, y la sorpresa que me llevé fue absolutamente desagradable. El ticket de Metro por 10 viajes que dejé en 5 euros y centavos, hoy cuesta 15 euros, subió casi 200%.

Hay un proceso inflacionario que no ha sabido detener a tiempo el Gobierno y que ahora pasa factura. La ‘caña’ (pequeña botella de cerveza en los bares) subió a casi un euro cincuenta, ya no hay trabajo en cada esquina y los que si lo tienen agradecen a Dios cada día (no lo digo en broma, los españoles son muy religiosos aunque no vayan a misa cada domingo), el consumo se ha detenido a pesar del mes de rebajas en julio. Mi sobrino tuvo que devolver al banco el departamento comprado al crédito porque los intereses se lo devoraban, empezó pagando mil euros mensuales y terminó con 1,500 al mes luego de tres años de pago y no le reconocen nada, dinero perdido y a la calle, a vivir de alquiler nuevamente.

Mi cuñado, otrora jefe de obra en construcción y a quien los mismos españoles antes buscaban para pedirle un trabajito, hoy mendiga empleo en una plaza donde se concentran inmigrantes sin papeles mayormente (la mayoría africanos) porque se paga ‘al negro’ (sin boleta) y por debajo del sueldo mínimo el trabajo que ofrecen empresarios explotadores que llegan y cargan a la gente en camiones. Al día siguiente se repite la historia y no siempre son los mismos los escogidos.

Mi hermanita, la del ropero, que antes despreciaba contratos y se daba el lujo de escoger patrones, ahora sufre porque trabaja mas horas y le pagan menos. Mi sobrina hace como medio año que no encuentra empleo. Los vecinos de su edificio se encuentran cada tarde en el jardín adyacente para la cháchara de intercambio de información sobre trabajo porque casi la mitad tiene desempleados en la familia.

Madrid que era todo brillo y lujo hasta hace poco, es ahora una capital lúgubre y aplastada por la protesta masiva de sus jóvenes ‘indignados’ que no han encontrado mejor manera de expresar su frustración que asaltando la plaza mas concurrida del centro de la ciudad. A cambio, la Policía ha respondido con gases y palos, también frustrada porque no terminan de entender como un castillo tan grande pudo venirse abajo de un día para otro. En una pequeña localidad no pagan sueldos a la Policía desde abril, cosa no vista desde los tiempos del dictador Franco.



El presidente Zapatero ya reconoció la crisis y oficialmente adelantó las elecciones, porque no le encuentra solución y tampoco ya nadie le cree. La verdad es que manejó mal la época de bonanza en su país y mucho peor la situación de crisis, y al final, esta maldición ahora amenaza con contagiar a sus vecinos, Francia en primer lugar que ya siente el impacto de un proceso inflacionario que viene desde el año pasado, Italia está en salmuera y Portugal con la soga al cuello. A la pequeña Grecia tendrán que dejarla caer, hasta el fondo, pues no hay forma de salvarla de la crisis que ellos mismos y sus banqueros generaron.

Si los Estados Unidos están casi en recesión, Europa a punto de caer, y Asia afectada porque sus dos grandes clientes se derrumban, ¿no sería acaso menester aplicar una ‘economía de guerra’ en Perú antes de que el efecto contagio nos alcance? Porque de llegar, la crisis va a llegar a nuestras costas, si o si a pesar de nuestro aparente crecimiento basado exclusivamente en el alto precio de los metales. Ahí esta justamente el peligro, pero eso dependerá de lo que hagamos desde ahora en el ministerio de Economía.

Yo mientras tanto huyo de Francia, alisto maletas para volver al barrio, a mi gentita, a mi tierra querida, donde las crisis ya no asuntan a nadie porque siempre hemos vivido entre crisis y si la hiperinflación de 7,483% de Alan García no nos mató en 1990, ya no habrá nada que nos desaparezca del mapa.

Quizás esa sea la receta anticrisis para el mundo: no salven a nadie, dejen que se hundan, cuando se recuperen con el tiempo, habrán aprendido la lección.(FIN)

(*) Desde Francia



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
gracias por el coment6ario internacional me han ilustrado mucho, pues no sabia como andaba la economia europea es`pecialmente europa, por eso algunos estan hablando de dejar el euro de lado no es cierto? Voy a chek desde ahora el blog. un abrazo. michael Raymundo- trujillo
Anónimo ha dicho que…
Como pinta las cosas Requena, habría que tomar previsiones en el Perú... eso de hacerse de la vista gorda no es buena consejera, y encima tenemos a un presidente que se mira el ombligo y aqui no pasa nada. Ojalá este debate se extienda pues las crisis internacionales siempre pasan factura-. saluos. Giovanni Marquina
Anónimo ha dicho que…
Zpatero es un fiasco, los socialistas han fracasado hace rato en España, no le atinan una y su popularidad esta en picada, esperemos que las cosas mejoren en la ecvonomia y no nos gobiernen los rojos que solo saben sacar su provecho desde el gobierno.
J.C. R

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