MALSANOS

Por Willy Quevedo
Los políticos estan obligados a gozar de buena salud. De sus decisiones depende el destino de millones de personas. Llevan una agenda de multiples compromisos y reuniones donde debe asistir puntualmente y con la mejor sonrisa.
En campañas electorales los expertos en marketing politico resaltan la juventud de sus prospectos, ocultan los achaques y les aterroriza que la prensa se entere que alguna enfermedad seria afecta al postulante.
Luis Castañeda Lossio padece de poliomielitis a la pierna izquierda y necesita urgente una operación que lo mantendria en cama varios meses.
Alberto Fujimori padece de cáncer a la garganta hace varios años y se esta tratando con retrovirales.
Valentin Paniagua y Alberto Andrade, miembros de una fórmula presidencial en las ultimas elecciones generales, postularon a sabiendas que estaban enfermos de gravedad y tenian sus días contados.
Jaime Salinas Lopez Torres, flamante concejal metropolitano de Lima es portador de VIH. Está controlando su mal en base al consumo de Ritonavir.
Estos casos nos provocan la siguiente reflexión. ¿Es derecho de la ciudadania estar informada sobre la salud de quienes postulan a cargos públicos de primera magnitud ?
Si es así, deberia ser requisito para postular a presidente de la republica, congresista, presidente regional, alcalde provincial publicar en los diarios los resultados de un examen clinico general.
Si con ese conocimiento previo, el pueblo elige a una autoridad enferma y esta se muere o incapacita en pleno mandato ya es responsabilidad de sus electores.


Comentarios
QUIEN ASPIRE AL CARGO, POR ESO MISMO NO ES ELEGIBLE.
Después, todo lo que se quiera, incluyendo la elección mecanizada y estocástica mediante números de mil dígitos generados por computadora. O sea, a cualquier ciudadano razonablemente sano, hombre o mujer, entre los 30 y los 70, que no haya cometido un delito grave ni sea deficiente mental podría tocarle en suerte una presidencia, una jefatura, una regiduría, un ministerio, etcétera.
La idea está en una de las novelas más sosas de Arthur C. Clarke (aunque no sólo ahí), pero es interesante.
Saludos.
Una enfermedad mas o menos grave como dices, creo que ahi seria diferente. No se sabe como va evolucionar la persona. A lo que voy es que nadie le puede impedir a una persona ocupar cualquier cargo publico por el hecho de padecerla.El tipo que escribe la nota dice que se debe prohibir a una persona que tenga alguna enfermedad, que no ocupe cargo publico.Puede ser que la persona evolucione bien o mal. Es una tremenda estupidez decir que porque una persona por el hecho de estar enferma, ya no debe ocupar cargo publico.
Eso es todo: prevenir una posible renuncia por muerte o incapacidad súbita o paulatina. Hablamos de un cargo político, no de un oficio personal (pensemos en el sinfonista artrítico y torturado Pettersson, en los ciegos John Milton y Borges, en el opiómano e hiperestésico Poe).
Tal vez dependa mucho del caso, pero sí creo que debería ejercerse algún control al respecto.
H. Jara: Parece que tu debilidad mental te lleva considerar los juguetitos políticos para débiles mentales como algo serio y valioso.