LA UNIVERSIDAD Y LA MARIHUANA

Por Dante Ramos de Rosas
La Universidad San Ignacio de Loyola se supone que rescata el mensaje del fundador de la compañía de Jesús Ignacio de Loyola, pero un pasado evento desarrollado en su útero académico no parece que acerque a este ente a cúspides ni cristianas ni jesuíticas, al ser estos los más organizados en lo intelectivo.
Resulta que un x alumno ha sido expulsado por fumar marihuana. En principio, como dijo Aldo Mariátegui en su columna en “Correo”, tal situacion no figuraba en el reglamento como sanción de expulsión por lo tanto como diría el viejo jurisconsulto profesor de la esta sí jesuítica Universidad Católica, Dr. Manuel de la Puente y Lavalle, “lo que no figure en la ley o el expediente no está pues” y no se puede invocar razones que no estén prescritas. Así de facil y de claro.
El expulsado puede ir al Estudio De la Puente y Lavalle y demandar a la Universidad civilmente lo que la despanzurraría porque en lo civil no hay límites pecuniarios. Ojalá lo haga porque lo jesuítico es ser persistente y entrar en la historia y esta expulsión es un baldón para quienes así lo decidieron. Seguro gentita del Opus Dei apoltronados en oficinas administrativas poco pensantes y expeditivas en su burocratismo fascista.
Raúl Diez Canseco, que es dueño de la universidad debe pensar que debe ser más liberal con sus propios alumnos sino no representa nada.
Muchos pueden decir que la Universidad no es la prolongacion de la vida familiar y que cualquier tipo de asistencia al alumno debe darse en el seno materno o paterno, pero también otra réplica les dice que ¿no es acaso la Universidad una institucion representativa de los mejores valores existentes en nuestra sociedad?
Por ello mismo ese alumno se merece no sólo otra oportunidad – tenia buenas notas – sino que la USIL debería usar sus mentores o coachings más capaces para que el distractor de la marihuana que usa por ahora ese joven enrumbe por otros niveles si es que este lo desea o de acuerdo a su libre albedrio.


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