JAIME DEL ALTHAUS Y EL PARTIDO LIBERAL


Por Raúl Mendoza Cánepa

Era casi un niño cuando leía las columnas de De Althaus en el antiguo Expreso. Era la “derecha liberal” encabezada por Ulloa y D’Ornellas contra el estropicio aprista de los 80. Muchos nos adoctrinamos de una infinidad de artículos del diario azul.

El antropólogo liberal es fiel a su antigua causa y escribe un artículo que traduce lo que cientos de liberales peruanos reclaman: un partido liberal, pureza ideológica y consecuencia de principios. Pero ojalá que la opción peruana no fuera más entre una derecha aglutinante y una izquierda nimia encabezada por un milico escasamente elaborado sino entre un partido liberal y uno conservador, galvecianos y herrerianos, libertad o autoridad.

Dice De Althaus: “La política peruana está en una situación penosa. Lejos de tender a consolidarse en un sistema de pocos partidos institucionalizados que le den estabilidad y realidad a la democracia, se disgrega cada vez más en múltiples agrupaciones pequeñas y efímeras que crean el escenario para un nuevo autoritarismo”.

Es real, pero si seguimos a Sartori, es irrelevante. Al final los partidos fuertes son los que cuentan. Pueden haber diez mil pasitas alrededor de un par de tortas descomunales. Los partidos que cuentan son los que tienen alguna forma de representación más o menos importante.

Pone en alto relieve la candidatura de Bayly, de quien creí no pasaba de cinco posts; pero crece y es el centro del análisis de todos.

Dice De Althaus sobre Bayly: “… si se decidiera a organizar un verdadero partido político —liberal, digamos— que incorpore de manera orgánica a esos jóvenes, los eduque en la preocupación nacional y desarrolle en ellos una vocación de liderazgo político y de servicio público…” No imagino a Bayly fundando un partido, lo suyo es un proyecto individual. De interesarle fundar un partido, hubiera optado por una lista parlamentaria, pero tanto abomina del Congreso que prefiere el suicidio de ir solo, de buscar reformas radicales a partir del buen corazón y del magnánimo oído de sus adversarios. Como si estos, al llegar, no estuvieran ya pensando en vacarlo por incapacidad moral.

Dice luego: “Así, Bayly podría no llegar a la presidencia en esta ocasión, pero fundaría un partido que, si se combina con reformas en el sistema de elegir congresistas, ayudaría a formar en el mediano plazo un sistema de pocos partidos serios y vitales, una democracia estable. Eso puede ser más importante que una gestión gubernamental. Pero requiere pasar de la travesura-aventura personal al emprendimiento político serio. Usar sus talentos para algo más que la redención personal” ¿No ven? De Althaus la atina, es fundamental tener impacto y se tendrá si es que lleva una lista. Muchos de sus liberales rabiosos ingresarán, joderán y fundarán un partido juvenil y libertario. ¡Qué mejor legado que ese!

Pero a Bayly no le interesa. Tampoco le importa morigerar sus ideas o bailar con la realidad. Si son inviables aunque bellamente utópicas, le importa poco. El partido de Bayly es Bayly.

Sospecho que Enrique Ghersi es tan inteligente que difícilmente tramaría una candidatura tan simpática, pero condenada a quedar, por radical, varada en un 10 a 15%. Lo que Bayly sí tiene es una gran capacidad de endose ¿Y por qué? Porque son miles a millones los jóvenes que podrían adherirse a su nihilismo y responder a sus llamados por más caprichosos que estos sean. Y si los dejas tirando cintura a varios metros de la meta, los intonsos sin opciones, los que odian el sistema y ven a Bayly como su redentor, tenderán a seguir la ruta que Bayly les dé. Un “sugiero votar por…” vale oro.

Ojalá que ese potencial re-encauce no se dirija a los más cuestionados. Castañeda y Keiko (y para Lima, Kouri) parecen despertar las simpatías del francotirador y podrían sumar, al final, la turba de los descontentos, salvo mejor parecer.

No creo que el Partido Liberal que sugiere De Althaus sea una concepción baylyana ni creo que Bayly represente el liberalismo. Por ejemplo, no es cierto que un liberal defienda el aborto, pues no hay injerencia sobre el propio cuerpo cuando hay dos cuerpos. Puedo tener injerencia sobre mi hígado, mi cerebro y mis pies; pero no sobre un tercero por más dependiente que sea de mí ¿Cuál liberalismo señala lo contrario?

Tampoco es liberal la legalización de las drogas, pues el consumo ya es libre. Me puedo humear a vista y paciencia de todos si cargo la dosis que me permiten. Lo que se prohíbe es la venta, yo puedo joderme la vida haciéndome esclavo de la cocaína, es mi decisión; lo que no puedo es estropear la vida de otros, que confundidos apelan a enturbiar la realidad para huir de ella ¿Saben cuan antiliberal resulta ser un adicto? ¿Dónde queda la libertad interior? Pero el Estado me permite renunciar a ella. Si legalizamos la droga, sólo nosotros, todos los carteles desde Tijuana a Medellín se vienen al paraíso narco. Sí, así como Panamá es un paraíso financiero y hay paraísos fiscales ¿Por qué no uno de la droga? Venderle al mundo sin que te joda la Policía ¿cuál liberalismo es ese?

¿Partido Liberal? Buen propósito, pero para que sea viable debe ser serio y realista. Convendría a muchos leer el buen artículo que alguna vez escribió Luis Alberto Sánchez: “Política y TNT”, donde reclama realismo, pues la política es una conciliación entre la idea y lo posible
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Comentarios

Tuve oportunidad de leer el artículo completo de Jaime y pues además de ello coincido en ciertos aspectos con el autor de este comentario. Efectivamente, el liberalismo verdadero no es sinónimo de explotación, abusos o de derecha radical como siempre se ha pretendido estigmatizar; al contrario los liberales sabemos que la mejor forma de salir adelante es haciendo que el propio ser humano se sienta libre. Y uno de los factores para ser libre es la educación, Bayly ha sabido mostrar el verdadero liberalismo en tanto postura política, pues claro hay algunos exabruptos que para los conservadores (por convicción religiosa quizá) no sea prudentes. Pero ojalá que sus propuestas tengan eco y ojalá también que el liberalismo por fin resurja y empiece una nueva etapa, pues acá el ser liberal es sinónimo de explotador. Lastimosamente eso ha llevado que la educación sea un fiasco, esto es un Estado que no sabe educar y sobre esa base pretende gobernar (quizá le convenga la ignorancia) eso ha hecho que el sector privado se contagie y culpe de todo al Estado o en su defecto quiera hacer lo que quiere (dizque liberalmente hablando) y luego termina pidiendo ayuda al Estado.
Así como quien escribe sé que habemos muchos liberales y ojalá esto se convierta en una nueva etapa no para lograr algo de poder, pero si para dejar en claro que si siguen peleando derecha e izquierda, terminaremos por hablar de los de arriba y los de abajo, el negro y el blanco y nunca con ideas claras. Creo yo que Gonzales Praga tenía razón cuando decía: Jóvenes a la lucha y viejos a la tumba; pues si es así que esperamos...

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