ENTREVISTA A GONZALO DEL RÍO
Se podría decir que es el más formalito de los Del Río (de sus hermanas Patricia y María Luisa se puede decir exactamente todo lo contrario), pero no nos engañemos, por lo menos su pinta tira más para rockero que para abogado: zapatillas, jean, y una camisa al vuelo que hace juego con su melena descuidada. Encima viene diciendo, entre risas: “No me gustan las reglas, por eso estudié Derecho”. Así y todo es uno de los más jóvenes profesores de la Academia de la Magistratura, ha trabajado junto al reconocido jurista español José María Asencio Mellado, sigue a Murakami, y viene ultimando detalles de sus próximas publicaciones de la especialidad. La conversa se realiza al filo de la hora del bitute, interrumpida discretamente por sus colegas trujillanos. Empezamos. ¿Fumas?, pregunta alguien con cierta ansiedad. No gracias, paso.
— ¿Qué tal su experiencia en España?
— Muy buena, yo creo que siempre irte a otro país te abre los ojos en muchas cosas. España tiene una cultura de investigación, escribí allí mi tesis doctoral, pero sobretodo aprendí a escribir (risas)…
— ¿No sabía escribir?
— Yo creo que escribir en derecho es una de las tareas más difíciles que hay; escribir en serio, digo, como San Martín, Azabache u otros estudiosos que sí han creado dogmática en el campo del derecho. Mi tesis, por ejemplo, me demandó cuatro años de trabajo. Es una tesis que trata sobre las medidas cautelares personales del proceso penal con excepción de la detención que no es –para mí- una medida cautelar, y que actualmente vengo revisando para publicarla en España.
— Cómo ve hoy en día el derecho procesal penal.
— Bueno, alguien me decía que el derecho procesal penal no ha avanzado tanto, en cambio en el proceso civil se sigue revisando y se sigue produciendo. Una cosa cierta es que sobre derecho penal se ha escrito muchísimo más que en derecho procesal…
— Será porque todavía hay un prejuicio de que el derecho procesal, y en general el proceso, es meramente instrumental, adjetivo…
— En esencia es otro tipo de dogmática, definitivamente. Lo que ahora tenemos es un desarrollo más vinculado al derecho procesal aplicado y a la solución práctica de problemas.
— Monroy le otorga al derecho procesal la categoría de ser un indicativo de la civilidad…
— Yo creo además que tiene que ver con el sentido común. Yo no pretendo que se haga teoría del derecho procesal puro. Hoy por hoy los clásicos siguen siendo la referencia en el derecho procesal: Carnelutti, Calamandrei. Pero creo que incluso en esto de un derecho procesal aplicado ni siquiera se resuelven temas puntuales que forman parte del sentido común, de una lógica general de un proceso oral, público, contradictorio, etc.
— Un profesor aconsejaba, hace algunos años, que ya no había que dedicarse al derecho procesal, que es una rama en extinción, que nos íbamos a quedar sin chamba…
— … Eso es impensable. En el derecho penal será impensable siempre; en el derecho civil, creo que la cosa todavía tiene para muchas centurias de buena salud.


Comentarios
Ahora entiendo la "INDEPENDENCIA" de la hermana sor Patricia.
Abti-Gonzalo / Anti-Patricia