REINAS

Por Dante Ramos de Rosas

Infidencias van y vienen. Me cuenta una linda diseñadora en Trujillo –se parece a Susan Sarandon- de cabello ensortijado castaño por arriba y por abajo. De breve hablar virgo con una figura que cualquier quinceañera envidiaria y que responde en sus generales de ley como Cecilia Vásquez –huamachuquina tenías que ser mi muñeca- que había una muchachita llamada…. surgida de los lotes de modelaje de Estuardo Cerquen en la UNT.

Estudiaba Educación y corría todas las mañanas por el óvalo papal.

Hasta aquí todo normal. Luego esta belleza se trepó al coche de la Escuela de modelaje de Isa Torres –casada primero con Edwin Argandoña, profesor de teatro, y ahora pareja del impoluto León Legendre, ex presi de la camarota de Comercio de Trujillo city-.

Un buen día o noche –ya no se sabe– Cecita recibió la visita de esta modelito. Ella le pedía que le diseñe su vestido de noche para el Miss Perú o X evento. Fonazos por aquí, desvelos por allá, y la niña se llevó el diseño sin regresar. Silencio oscuro. El diseño resultó en manos de Isa, que también diseña vestidos para reinas. La espía industrial era Maju Mantilla, luego Miss Peruvian y Miss Mundo 2004.

Qué tal palomaza resultó nuestra Maju. A mí no me gusta porque su belleza es estatuaria: es sólo para comtemplarla. No se me para, saben. En cambio veo a Fabiola de la Cuba y me pongo eléctrico. Antes eso mismo sentí cuando vi a diez metros a July Pinedo. Guauu!!

Otro día me encuentro con la guapa mulata blanca de Lidia Zolessi. Fue Miss playa 1979 y la revista “Gente” le reventó cuetes a morir. Tiene unos pies hermosos. ¿Por qué será que desde hace 5 años me dedico a observar solo pies? Si pintor no soy ni seré. Salvador Rosado, el pintor, ése sí era obseso de los tobillos de hembritas.

Ella vive en Palmeras del Golf y su vecina es una ex Miss Perú. La muñeca Natalie Saco. A la que mi ex suegra Florecia algunas noches sosiega sus males de amor.

Lidia sin decirle a nadie ha preparado a muchas reinas del rico Trujilllo, luego dueñas del cetro estético del Perú. Natalie fue una de ellas. Pero –siempre hay un pero- un día me confesó triste que delante de su hoy fallecido marido JJ Ganoza, Natalie se le insinuó torpemente.

“Buena es la coquetería, pero el arrobamiento indebido, delante de una, eso ya no, eso es una vulgaridad”.

En mi tierra Chiclayo, si una mujer ve a otra en ese plan la detiene con un sonoro cachetadón. “Basta, cabrona!”, he oído decir en las reuniones paganas de insumos químicos y de los otros naturales.

Yo no sé si el florecimiento de mi ex suegra llegó a límites escasos porque la tal Natalie ya era enamorada del simpático tenista Boris Izkovicht – por el que la chinita de la panadería San José en el mercado central se moría a pedazos. Más tarde Anicé Encomenderos y ella se embarcaron a USA, juntitas. De novias. Desilusionada la china de Boris que no le daba bola– y sin embargo queria llegar a mayores alturas. Es que JJ era millonario.

El mal de la burguesía trujillana es doble. O están narcotizándose o están intercambiando parejas en su empresariado. Eso me lo contó Francesco Russo, que a su vez se lo contaba Raúl Bazan Alegría, dueño de Programacion y Computo. Y una tarde llegado Carlitos Muller, ex cuadro del PPC, al albergue del estirado “Pocho” Acosta en la Av. Larco me gritó: “¡Carajo, yo me meto mi troncho de marihuana porque la gente en trujillo es aburrida!”. “Sí”, afirmé levemente en los aires.

Pero no todo el tiempo fue así. Antes de la Revolucion del ’32, Trujillo era un cascabelito con gente muy alegre, muy movida. Luego la masacre que siguio apagó todo vestigio de vacilón. Y todo se restringió a las monerías de vacilones a las 4 am, cuando se cuenta que una Marcela Temple, ex mujer de Guillermo Ganoza y ahora esposa de Pérez de Cuellar, era obligada por Guille a bailar descalza encima de las mesas del Club Central.

Hasta que una madrugada le dijo a Pérez: “Llévame, vámonos”. Y éste se la llevó con el traje de noche que llevaba puesto. Misma cenicienta.

Otro día en plena Plaza de Armas me topo con el critico de cine José Zegarra –“he visto full cine en los setentas, lo de hoy es basura”- que chismeó de lo lindo conmigo el origen de las famosas “Bienales de arte”, organizadas por la dueña de La Industria.

Las mismas surgieron luego de un desenfreno amatorio entre el pintor Gerardo Chávez y doña Marigola Cerro, unión quebrada a los pocos años al templarse Gerardo de la loca Cecilia Manucci, dueña de la Galeria ‘Tiempo’, que tiene una hija danzarina hermosísima.

Toda esta historieta la reforzó el chismosín de Enrique Caro ex profesor de historia del San José Obrero. Judio y aprista –educado en Austria- que vive en Albrecht y tiene un archivo o colección de chismes innombrables sobre Trujillo y sobre Bolivar y sus orgías en el Palacio Orbegoso. Hablar con él es perderse en la crónica social más fina y abyecta.

Alabada sea la orgía pues sus frutos rindió en las bienales, y hasta ahora se hace extrañar esta movida que algun día la eterna candidata Adriana Doig resucitará o quien sabe la Ceci de mis amores incautos.

Tan virgo ella. Tan fuera de sí. Tan sola...