DESDEÑADOS


Por Willy Quevedo

No le faltaba razón al notable historiador chalaco Alberto Tauro cuando afirmó que el ejército peruano es el partido político más antiguo del país. En los cuarteles se opina sobre la estabilidad del regimen, los oficiales y soldados son destacados a diversas zonas de alejadas provincias y conocen la realidad social de cerca. En las últimas elecciones los uniformados ejercieron su derecho al voto y no se presentaron casos de indisciplina.

Tauro colaboró activamente con el dictador Juan Velasco y justificó el golpe de octubre de 1968. Eran tiempos en que la institucionalidad democrática era precaria en Sudamérica.

La importante votación que obtuvo el comandante Ollanta Humala en 2006 demostró que los militares también pueden llegar al poder a través de comicios universales.

El general Edwin Donayre Gotzch desea ser elegido Presidente de la República en las próximas elecciones nacionales. Ayacuchano, de 58 años de edad, ha logrado llamar la atención global por sus posiciones antichilenas. Donayre no es el clásico cachaco cortante. Al contrario, es locuaz y ha empezado a difundir algunas ideas propias. Expresa que representa al sur andino quechuahablante y encarna a las fuerzas armadas y policiales. Donayre intenta construir una propuesta autoritaria apostando a un escenario electoral que demande principalmente orden.

Por otro lado, recientemente se anunció el ingreso del ingeniero Máximo San Román Cáceres al partido del alcalde trujillano César Acuña Peralta. Ambos son empresarios de éxito: El primero cusqueño de 63 años, el segundo nació en Cajamarca hace 56. Ofrecen un programa desarrollista; sus trayectorias prueban que con mucho esfuerzo, hoy los provincianos son la mayoria de los líderes de la economía y merecen tener mando y autoridad. Acuña y San Román manifiestan que a diferencia de otros candidatos ellos sí saben crear puestos de trabajo.

Donayre, Acuña y San Román todavía tienen muchos obstáculos que vencer para ser tomados en cuenta en las encuestas. Sin embargo, lo importante para sus aspiraciones es que ya dieron el primer paso con determinación.

Si el Congreso anula el voto preferencial, se multiplicarán las agrupaciones el 2011. Es lógico. Será más conveniente estar primero en una nomina novata que decimo en una lista conocida.

Si los partidos representados en el actual Parlamento insisten en el error de eliminar el voto preferencial, los desdeñados de hoy recibiran tal aventón que no será extraño que se replique un tsunami similar al de Alberto Fujimori en 1990 o Humala el 2006. Estamos advertidos.

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