PATRICIA

Por Dante Ramos de Rosas
Al final de “la Tía Julia y el escribidor” MVLL habla un poco de su prima. Dice “la prima Patricia tiene carácter”. En la redaccion de La República satelital – Trujillo, en 1994, una practicante nos quitaba el sueño a todos. Se parecía mucho a Jenny, la novia de Forrest Gump en la pelicula del mismo nombre. Tan hippesca en su apariencia, de cabellos rubios lacios tan bonitos y con una falda colorada estilo campesina que le quedaba tan bien en sus caderas delgadas.
Para Pedro Diez Canseco verla una vez era suficiente por un solo día del año. “Lo que pasa es que su faz inteligente y su conversa te llenan el aura”. Vino a La República porque la llamó Mingo Varas, ya que era su vecina. Qué pensaría Mingo, que llamándola ya se iba a apuntar con ella.
Dentro del diario, Angela Gálvez Garay, la administradora, se levantó a Mingo con todo. Mingo la llevó sólo como simple redactora, robándosela al “Satélite”. Fueron enamorados, y luego ella estuvo conmigo en una fiesta a la que Mingo me invitó. Las piernas más lindas del mundo. Perfectas sus rodillas de duraznito la vasca.
Quería que uno de nosotros le hiciera un hijo. En una sola noche entrevistándose con el gerente norte, el locuaz y playboy de José Estremadoyro, Angela logró lo que mil títulos jamás tocarían. Cuando me hablan de que soy master, que soy doctor, que soy diplomado, que soy tal o cual huevada, me rio por dentro a carcajadas. Lo que importa es la audacia y el plan b.
Paty Olazo Baldwin fue de frente a la sección policiales. Sus estudios de antropologia la dirigieron hacia esa sección. Dos cosas tendría a favor. Sabía del lúgubre espiritu humano que los motivaba a cometer asesinatos, infidelidades y demás delitos, y captar livianamente a sus voceros oficiales los policias que soltarian sus ricas lenguas cuando ella en un coqueto cruce de piernas o suaves parpadeos los arrasaba a preguntas, y estos bien cojudos le darian la primicia, la heroica presuncion de ser ella la primera.
Paty llegaba temprano al diario, se iba a las comisarias y conseguía llenar su página. Lo disfrutaba, me parece, y no comentaba morbosamente sus logros. Un buen día llegó un supervisor desde Lima enviado por el mismo Gustavo Mohme padre. Ojo, que no venía por orden del editor norte en chiclayo, sino desde las fauces mismas del poder, del dueño del diario. Así era La República. Poder contra poder. Y uno al medio, sancochándose, como un huevón.
Richard Molinares se llamaba el redactor y con él hicimos varias comisiones. Yo le di la visión de autoridades en Trujillo, lo que se movía en el Apra o las derechas. De la izquierda no hablamos porque nadie preguntó y porque nadie daba ni un cobre por ella, como hasta ahora –agarra esa flor Roberto Alvarado, del humalismo de la calle Colón–.
Al final de “la Tía Julia y el escribidor” MVLL habla un poco de su prima. Dice “la prima Patricia tiene carácter”. En la redaccion de La República satelital – Trujillo, en 1994, una practicante nos quitaba el sueño a todos. Se parecía mucho a Jenny, la novia de Forrest Gump en la pelicula del mismo nombre. Tan hippesca en su apariencia, de cabellos rubios lacios tan bonitos y con una falda colorada estilo campesina que le quedaba tan bien en sus caderas delgadas.
Para Pedro Diez Canseco verla una vez era suficiente por un solo día del año. “Lo que pasa es que su faz inteligente y su conversa te llenan el aura”. Vino a La República porque la llamó Mingo Varas, ya que era su vecina. Qué pensaría Mingo, que llamándola ya se iba a apuntar con ella.
Dentro del diario, Angela Gálvez Garay, la administradora, se levantó a Mingo con todo. Mingo la llevó sólo como simple redactora, robándosela al “Satélite”. Fueron enamorados, y luego ella estuvo conmigo en una fiesta a la que Mingo me invitó. Las piernas más lindas del mundo. Perfectas sus rodillas de duraznito la vasca.
Quería que uno de nosotros le hiciera un hijo. En una sola noche entrevistándose con el gerente norte, el locuaz y playboy de José Estremadoyro, Angela logró lo que mil títulos jamás tocarían. Cuando me hablan de que soy master, que soy doctor, que soy diplomado, que soy tal o cual huevada, me rio por dentro a carcajadas. Lo que importa es la audacia y el plan b.
Paty Olazo Baldwin fue de frente a la sección policiales. Sus estudios de antropologia la dirigieron hacia esa sección. Dos cosas tendría a favor. Sabía del lúgubre espiritu humano que los motivaba a cometer asesinatos, infidelidades y demás delitos, y captar livianamente a sus voceros oficiales los policias que soltarian sus ricas lenguas cuando ella en un coqueto cruce de piernas o suaves parpadeos los arrasaba a preguntas, y estos bien cojudos le darian la primicia, la heroica presuncion de ser ella la primera.
Paty llegaba temprano al diario, se iba a las comisarias y conseguía llenar su página. Lo disfrutaba, me parece, y no comentaba morbosamente sus logros. Un buen día llegó un supervisor desde Lima enviado por el mismo Gustavo Mohme padre. Ojo, que no venía por orden del editor norte en chiclayo, sino desde las fauces mismas del poder, del dueño del diario. Así era La República. Poder contra poder. Y uno al medio, sancochándose, como un huevón.
Richard Molinares se llamaba el redactor y con él hicimos varias comisiones. Yo le di la visión de autoridades en Trujillo, lo que se movía en el Apra o las derechas. De la izquierda no hablamos porque nadie preguntó y porque nadie daba ni un cobre por ella, como hasta ahora –agarra esa flor Roberto Alvarado, del humalismo de la calle Colón–.
Fuimos a ver a Manuel Montoya, recargado “decano del burbujas”, líder del frisc fujimorista que habló pestes de Pepe Murguia. Al regresar de la comision, Richard me preguntaba si todo ello era real. “Si Murguia era chorazo, etc., etc.”. Saca tu cuenta, le dije. En otras palabras: “Hay que tirar dedo, maestro”. Pero me comentó que Pepe Murguia era amigo de los Mohme, y que esas declaraciones del vil Montoya no pasaban. Pudieron haber pasado, lo que pasa es que Montoya era –es- un tremendo folclórico de putamadre en su vestir y hablar de todos los demás. Y nadie le hacía caso.
A quien si le tiramos dedazo fue al director del penal “El Milagro”, pues por indicios de la cruz roja llego a nuestros alegres oidos que allí se torturaba. Aún recuerdo al jefe del penal balbuceando y sudando copiosamente ante mis preguntitas.
Molinares se tomaba unos tragos con nosotros. Buen pata. Resulta que una tarde llegó al diario y se puso a corregir las notas policiales de Paty. Reparó que en su nota hablaba de cadáveres desnudos en la morgue, y le preguntó “si los habia visto totalmente desnudos”. Trataba de abrir el tema a lo sexual porque la Paty le arrechaba. Todos estabamos embobados de ella, ni que fueramos zonsos. Uno tiene los ojos para ver, ¿no?. Y llegaron al filo verbal de “si viste el falo de los muertos”. Ella dijo que “no”, y él le insistía. Se pusieron a hablar del tamaño del falo, que esto, que patatín, que patatán. Y entonces ella se dio media vuelta colorada. “Es tarde”, dijo, y ya no regresó mas.
A los 10 días de no asistir se armó una conspiracion para botar a Molinares como sea. Mingo decia “si botamos a Richard le doy disculpas a Paty y ella regresa. Nos falta una redactora de policiales. Yo no puedo armar la pagina, mi querido Dante”. “Intenta, pues”, le sugerí a pesar de que en el fondo yo pensaba en dos cosas. Molinares me explicaba si Paty se fue qué se podía hacer. Sino aguantaba las bromas insipidas o morbosas de redacción ¿qué cuajo podía tener ante futuros calatos o toma de locales o morgues cubiertas de sangre proletaria o burguesa?.
Sé que Paty está en Australia y se dedica al diseño. O sea que resultó una ‘chica ligth’. Pero sus ojos, su cuerpo y su inteligencia no tienen retorno.
Un hermoso beso para ti a la distancia, linda hippie. Bien que batías tus bates de mahihuana con Novoa, Omar Forero y los sabatianos nihilistas en el centro de la plaza de armas de trujillo, bajo el pipito calato del monumento.

A quien si le tiramos dedazo fue al director del penal “El Milagro”, pues por indicios de la cruz roja llego a nuestros alegres oidos que allí se torturaba. Aún recuerdo al jefe del penal balbuceando y sudando copiosamente ante mis preguntitas.
Molinares se tomaba unos tragos con nosotros. Buen pata. Resulta que una tarde llegó al diario y se puso a corregir las notas policiales de Paty. Reparó que en su nota hablaba de cadáveres desnudos en la morgue, y le preguntó “si los habia visto totalmente desnudos”. Trataba de abrir el tema a lo sexual porque la Paty le arrechaba. Todos estabamos embobados de ella, ni que fueramos zonsos. Uno tiene los ojos para ver, ¿no?. Y llegaron al filo verbal de “si viste el falo de los muertos”. Ella dijo que “no”, y él le insistía. Se pusieron a hablar del tamaño del falo, que esto, que patatín, que patatán. Y entonces ella se dio media vuelta colorada. “Es tarde”, dijo, y ya no regresó mas.
A los 10 días de no asistir se armó una conspiracion para botar a Molinares como sea. Mingo decia “si botamos a Richard le doy disculpas a Paty y ella regresa. Nos falta una redactora de policiales. Yo no puedo armar la pagina, mi querido Dante”. “Intenta, pues”, le sugerí a pesar de que en el fondo yo pensaba en dos cosas. Molinares me explicaba si Paty se fue qué se podía hacer. Sino aguantaba las bromas insipidas o morbosas de redacción ¿qué cuajo podía tener ante futuros calatos o toma de locales o morgues cubiertas de sangre proletaria o burguesa?.
Sé que Paty está en Australia y se dedica al diseño. O sea que resultó una ‘chica ligth’. Pero sus ojos, su cuerpo y su inteligencia no tienen retorno.
Un hermoso beso para ti a la distancia, linda hippie. Bien que batías tus bates de mahihuana con Novoa, Omar Forero y los sabatianos nihilistas en el centro de la plaza de armas de trujillo, bajo el pipito calato del monumento.



Comentarios
Hablapalabra
jc
hippie? jeje...